La Nueva Domingo

En la utilería, Gerardo “Tato” Peñalva encontró su pasión

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“Llegué al puesto de utilero en Estudiante­s, cuando dirigía Marcelo Richotti, porque se había ido el utilero anterior. Habían cambiado ya como tres o cuatro, no la pegaban. Me presenté y quedé”.

Así llegó Gerardo "Tato" Peñalva a la utilería, donde en la antevísper­a celebró otro día del gremio. -¿En qué aspectos no tiene que fallar un utilero?

-En el tiempo… Yo voy entre una hora y una hora y media antes de cada entre-

namiento y me voy cuando se va el último jugador. Ahí empiezo a cerrar todo. -¿Cuál es tu trabajo y cuándo comienza la jornada?

-Arranco limpiando la cancha, ordeno el vestuario, dejo la ropa. Les dejo ropa de entrenamie­nto los días de práctica y de juego el día de partido. A este nivel al jugador le gusta tener todo ordenadito.

-En un viaje, además de esas funciones básicas, ¿De qué otros temas de ocupás? -Primero traer toda la ropa, ordenada. Después, salir a buscar un lavadero. Y coordinar con el del lavadero para que lo entregue en el día. Antes era más difícil porque había que salir de viaje con todo. Ahora hay un canje de utilería entre los equipos: yo les doy agua, hielo, pelotas y Gatorade y cuando viajamos, viceversa. -¿Es importante entrar a un buen vestuario?

-Sí… Lástima que en la Liga hay muchos vestuarios que dejan que desear… Algunos, como el de Boca, son muy coquetos pero demasiado reducidos. El kinesiólog­o necesita su espacio, los jugadores también, el técnico su pizarrón y yo para lo mío. Y muchos equipos no te lo dan porque no lo tienen. Un asiento y la ducha. A veces hasta hay que comprar papel porque no tienen pizarrones. -¿Cómo es el jugador?

-Todos diferentes. El jugador es exigente con la ropa. Hay que estar atento a qué calza usa y qué par de me-

dias. Porque tienen calza de local y de visitante, igual que las medias.

-¿El utilero es el personaje más querido dentro de un equipo?

-Trato de hacer lo mejor que puedo con todos y dar lo que tengo a mi alcance. Me llevo más con los juveniles. Van antes a tirar al aro, charlas un poco más, tomás unos mates. Y con los entrenador­es la relación ha sido de diez. Soy un eslabón más. -¿Te sentís un privilegia­do por vivir del deporte?

-En realidad, de vivir de lo que me gusta hacer. A mí me encanta esto.

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