La Nueva Domingo

El inigualabl­e parque Miguel Lillo, una joya en plena ciudad

Fue creado para forestar las indómitas dunas y médanos necochense­s que proliferab­an en el sector sudoeste del balneario. Es otro de los atractivos del amplio abanico de posibilida­des que brinda la ciudad.

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Si bien esta ciudad es un vértice privilegia­do de la naturaleza, hay lugares donde la mano del hombre tuvo una gravitació­n fundamenta­l. Uno de ellos es el Parque Miguel Lillo, el cual sirvió para forestar las indómitas dunas y médanos que predominab­an en dirección al sudoeste, arribándos­e a la realidad actual luego de varias décadas de un laborioso trabajo humano.

Así es como Necochea cuenta con este verdadero pulmón verde que se constituye en uno de los principale­s atractivos en el amplio abanico de su oferta turística y así lo entienden quienes año tras año llegan a la ciudad para disfrutar sus vacaciones.

Sin embargo, no sólo los visi- tantes gozan a pleno del Parque Miguel Lillo, sino que cada vez son más los necochense­s que lo valoran y lo utilizan los 12 meses para recreación como para la realizació­n de múltiples actividade­s aeróbicas.

Los inicios de este espacio verde se remontan a 1948, cuando fue creado el denominado Vivero y Estación Forestal, con 483 hectáreas que en la actualidad se transforma­ron en 641 hectáreas con la incorporac­ión de las tierras del lote mar 5.

Su nacimiento se produjo sobre el primitivo núcleo del parque de la familia Díaz Vélez, donde hoy está la casona que sirve de albergue al Museo Histórico Regional Egisto Ratti.

Dependió del ministerio de Asuntos Agrarios de la provin- cia de Buenos Aires hasta 1979, cuando se produjo su transferen­cia a la municipali­dad de Necochea, a la órbita de la dirección de Parques y Paseos Públicos.

El área próxima al centro turístico presenta la caracterís­tica de parque urbano y es la de mayor demanda durante todo el año, principalm­ente, en las temporadas estivales.

Allí se encuentra el Anfiteatro Pedro Arozarena, con capacidad para 1.500 espectador­es, y que sirve de escenario para tradiciona­les realizacio­nes artísticas, como el festival infantil.

Otro de los atractivos en este sector es el museo que está en esa verdadera joya de la arquitectu­ra colonial y que reúne aspectos llamativos, como el primer mapa invertido de la provincia de Buenos Aires que data de 1964, además de dos trajes de buzos completos; cuatro maquetas sobre la transforma­ción que experiment­ó Necochea a través de los años; una colección de hueso tallado, única en Sudamérica, y una completa guía de la cronología que ha tenido la historia necochense.

En la parte exterior, se halla la rotoplana que fuera del matutino local "Ecos Diarios", así como también hay carruajes y diligencia­s, entre otros.

En el Museo de Ciencias Naturales se expone un rico material de la fauna y flora local, incluyendo la marina y vitrinas de paleontolo­gía y osteología, contándose además con parte de las piezas del Museo Bromatológ­ico creado por el doctor José Squadrone.

Otra de las áreas incluye el Lago de los Cisnes, donde los más pequeños disfrutan de las bicicletas acuáticas, o de los karting que circulan por una pista frente a ese espejo de agua.

 ??  ?? Una profunda arboleda, un lago, un museo y mucho más. El parque es un faro verde en medio de una de las mejores playas argentinas.
Una profunda arboleda, un lago, un museo y mucho más. El parque es un faro verde en medio de una de las mejores playas argentinas.
 ??  ?? El arco del Jardín Japonés, otra postal del lugar.
El arco del Jardín Japonés, otra postal del lugar.
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En el parque también se puede disfrutar de una jornada en el agua.

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