El camping Lillo, un complejo de mar que tiene todo para disfrutar
Los amantes de la naturaleza tienen un sitio ideal para alojarse, rodeados de verde junto a la playa. El lugar es elegido tanto por el turismo nacional como por el internacional.
Los amantes de la vida al aire libre encuentran un sitio en Necochea que es único, ya que les permite disfrutar la naturaleza a pleno, rodeados de verde y junto a la playa.
Estas características distinguen al Complejo de Mar Camping Miguel Lillo, un establecimiento de siete hectáreas, que ofrece un amplio abanico de posibilidades y servicios que lo colocan como uno de los lugares preferidos por los turistas argentinos y extranjeros que vienen a Necochea.
Este complejo, que bien le cabe la jerarquía de cinco estrellas, dispone de una infraestructura que permite estadías placenteras en familia, con un colorido entorno y una variada gama de alternativas que contribuyen a unas vacaciones soñadas.
Quienes se alojan encuentran una inmensa piscina (con un flamante solárium), restaurante, almacén, wi-fi, locutorio, colonia para niños, electricidad, seguridad las 24 horas, códigos QR que proporcionan información sobre horarios, parcelas para carpas, cabañas, dormis, bungalows y un confortable hostel de mar.
“Aquí todos disfrutan de un cóctel ideal para sus vacacio- nes: playa propia, parque, naturaleza y servicios”, afirmó Rafael Mujica Lázaro, uno de los propietarios, al sintetizar las bondades de este espléndido lugar.
El empresario hizo hincapié en el primer hostel de playa orientado al surf de toda la Costa Atlántica, que representa una de las principales atraccio- nes del establecimiento.
Con un particular diseño interior y exterior, el sector cuenta con 54 camas en habitaciones para damas, para hombres y compartidas. Dispone de una amplia sala con televisión, biblioteca, cocina con heladeras y, además, se brindan como cortesía las tablas de surf y las bicicletas playeras.
La barra de tragos que se monta por las tardes junto a la música que puede disfrutarse en los espacios exteriores convenientemente adecuados, configura un ámbito placentero que invita a prolongar las estadías.
Dos enormes imágenes de olas tapizan las paredes (los surfistas las llaman El Caño y La Esco), en tanto que se proporciona información sobre el estado del mar para aquellos que incrementan su adrenalina con las tablas.
Una bandera de playa azul indica que está “bueno”, aunque se aclara que es “aburrido”, mientras que al costado otras banderas, como la roja y negra, advierten que está “peligroso”: es decir, ideal para montarse en las olas.
De acuerdo con lo señalado por Rafael Mujica Lázaro, los jóvenes se inclinan por el hostel, mientras que las familias eligen el Camping Lillo para pasar sus vacaciones, ya sea en carpa, casas rodantes, trailers, o bien en los dormis, en las habitaciones con heladera, TV y WC, en las cabañas o en los coquetos bungalows.
Una de las novedades para este verano está dada en la co- lonia de vacaciones gratuita, para niños de 3 a 12 años.
Este servicio para las familias que se alojen, permitirá que los pequeños disfruten todas las mañanas de juegos, técnicas campamentiles, búsqueda del tesoro y actividades recreativas.