Domingo. Turismo
a caravana de ciclistas avanza por los senderos del bosque que rodean el Castillo San Francisco, también conocido como Castillo de Egaña, nombre de la parada de trenes que desde 1891 transitaban por estas tierras bonaerenses cercanas al Fuerte Independencia, actual ciudad de Tandil.
Esa comarca fue la que enamoró, en 1825, al general Eustoquio Díaz Vélez, quien levantó allí la Estancia Carmen, nombre de su esposa, Carmen Guerrero Obarrio, cuyo majestuoso casco fue un castillo ecléctico, sin estilo definido. Imperfectamente bello.
Aquel general nunca imaginó que más de un siglo después, en el 2010, un grupo de vecinos formaría la Comisión por la Recuperación del Castillo San Francisco, en las antiguas tierras de la Estancia El Carmen, para obtener fondos y mantener lo básico de la mansión y el parque, que fue obra de su nieto.
Por una pequeña suma, los domingos y feriados la Comisión organiza excursiones de senderismo y ofrece canchas de voley y fútbol, fogones y una parrilla de campo a buenos precios.
Cuando el viejo general murió, la estancia pasó a sus hijos Carmen, Manuela y Eustoquio (h). Éste último cedió otras propiedades y se quedó con la estancia, que luego heredaron sus hijos: el ingeniero Carlos y el arquitecto Eugenio.
En sus tierras Eugenio levantó la Estancia San Fran-
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