Los 75 años de la Cultura Inglesa, todo un emblema
Comenzaron dando clase en un inmueble de Alsina al 300, pero por la gran cantidad de alumnos, enseguida quedó chica. En 1947 se adquirió la propiedad actual, en Zelarrayán 245,
Fue por inquietud de un grupo de vecinos bahienses que, el 21 de diciembre de 1942, nació la Asociación Bahiense de Cultura Inglesa con el objetivo de difundir la lengua y la cultura anglosajonas.
Hoy, luego de 75 años, la “Cultura Inglesa” ha logrado consolidarse en la ciudad como una institución cultural que brinda no solo la enseñanza del idioma inglés, sino una infinidad de servicios, como exposiciones, conciertos, ciclos de cine y charlas.
Sandra Aliotti, directora y docente, destacó que la Asociación cuenta con una matrícula de más de 600 alumnos, desde los 6 años y hasta los 18, más los cursos de adultos.
“En estos últimos años hemos incorporado algunos exámenes además de los tradicionales de Cambridge y el IELTS (International English Language Testing System) que está diseñado para testear la habilidad del lenguaje de las personas que desean estudiar o trabajar en países angloparlantes. Además, seguimos abocados a las certificaciones internacionales y a acompañar a los alumnos en su paso de un nivel a otro en el cursado, para que prueben ellos mismos que han logrado sus objetivos”.
Estas certificaciones que otorga la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, a través de la Cultura Inglesa, no tienen fecha de vencimiento y son válidas en todo el mundo. El único que expira es el IELTS.
Si bien en la actualidad la gente está abocada a aprender tantas lenguas como pueda, Aliotti asegura que el inglés “en el ámbito técnico y laboral, resulta imbatible”.
“Es la lengua más práctica y a mi juicio, de las más sencillas para aprender. No tiene grandes complicaciones gramaticales y lo único que tiene es una gran profusión de vocabulario que al estar tan inmersos en el inglés en el contacto diario, a través de las redes sociales o los medios, su aprendizaje se facilita notablemente”.
Atentos a las necesidades de sus alumnos, en la sede de Zelarrayán 247 se brinda un paneo de todos los registros de inglés, no sólo el británico.
“Enseñamos inglés internacional y allí tratamos de mostrarle a los alumnos no sólo el inglés británico, sino todos los registros, como el australiano, un poco de escocés, de irlandés, porque no son los más frecuentes, pero se escuchan todos, más que nada en los niveles altos. De hecho es un requerimiento de los exámenes internacionales también”, aseguró.
Un poco de historia
Al frente del Consejo Directivo de la Cultura Inglesa, se encuentra Gustavo Monacci, quien recordó el contexto histórico que envolvió a la creación de esta entidad de bien público y sin fines de lucro.
“En diciembre de 1942, en el transcurso de la II Guerra Mundial, Inglaterra ya tenía intereses económicos muy fuertes en América Latina, y en especial en Argentina, y puso en marcha toda su diplomacia para crear instituciones culturales que favorecieran lo valores de la democracia de Occidente en su lucha contra el totalitarismo nazi. Por eso en esos años, nacieron muchas ‘Culturas Inglesas’ en diversas ciudades argentinas y en Uruguay”, destacó.
La idea, agregó, era aglutinar a sectores sociales y políticos que apoyaban al bando de los aliados en el transcurso de la guerra.
“Bajo esta premisa se juntaron algunos bahienses: profesionales liberales, docentes, el señor Arturo Coleman, el único inglés del grupo y algún hijo más de ingleses. Dos de las figuras del grupo, en ese momento eran don Prudencio Cornejo -di- rector de la Escuela de Comercio en ese entonces- y Doña Dorotea Macedo, profesora de inglés del colegio Nacional, la escuela de Comercio, la UNS y el Juan XXIII”
En el año 43 se alquiló una casa en Alsina 324/6 para comenzar con el dictado de clases, que enseguida quedó chica.
“Ya en 1947, la Cultura compró el inmueble de Zelarrayán 245, una casa de 1925, por entonces con apenas 22 de años de vida y construida con materiales muy nobles, algunos de lujo como el piso de parqué de roble, original de Eslavonia (Croacia), y las aberturas originales de la época. Con el tiempo, se adquirió la propiedad vecina para continuar con las ampliaciones”.
Mirando hacia atrás, Monacci asegura que la tarea fue dura pero productiva.
“Hace poco escuché una frase de un poeta griego que decía que ‘educar es ayudar al ser humano a ser lo que es capaz de ser’. Educar es cultivar la potencialidad que tiene el individuo, favorecer su desarrollo, hacerlo crecer. Y haciendo un balance, en estos 75 años hemos cumplido algo de esa labor. La Cultura se puede sentir hoy satisfecha de haberle dado esa contribución a la ciudad”, concluyó.