La Nueva Domingo

Inspirados en una película de culto

Llegó a la salas locales el filme The Disaster Artist, sobre Tommy Wiseau, el protagonis­ta de The Room.

- Agencia Télam

El reconocido actor estadounid­ense James Franco dirigió The Disaster Ar

tist-Obra maestra, una comedia que se estrenó el pasado jueves en salas locales.

Recrea el momento más importante en la vida de Tommy Wiseau, singular productor, autor y protagonis­ta de The Room, un verdadero despropósi­to cinematogr­áfico que se convirtió en película de culto gracias, justamente, a su ridículo guión, su disparatad­a puesta en escena y sus actuacione­s bizarras.

La peor de la historia

Ganadora de la Concha de Oro a la Mejor Película del último Festival de Cine de San Sebastián, la nueva incursión como cineasta de Franco, célebre actor que produjo y dirigió otros filmes (como por ejemplo As I lay dying, de 2013, en base a la novela

Mientras agonizo, de William Faulkner) sigue los pasos de Wiseau desde que escribió, filmó y estrenó la que muchos consideran “la peor película de la historia”.

Sin embargo, y a pesar de que trata el tema con cierto humor, Franco no se ríe en lo más mínimo de su estrafalar­io personaje, sino que ensaya una suerte de pequeño homenaje a su perseveran­cia, a su esfuerzo, a la sincera amistad que lo unió con su coprotagon­ista y a la pasión auténtica con la que llevó adelante -sin saber nada de cine ni haber filmado nada anteriorme­nte- aquel patético disparate audiovisua­l.

A pesar de su paupérrima realizació­n, la película de Wiseau -un polaco que vivió en New Orleans antes de mudarse a Hollywood- se convirtió a partir de su estreno comercial en 2003 en un

Casualidad. Todo comienza en una clase de teatro en la que Sestero y Wiseau se conocen casualment­e mientras ensayan una representa­ción para la que el primero se muestra tímido, temeroso, sin audacia física. extraño fenómeno de culto entre una audiencia cada vez más amplia que ríe a carcajadas y festeja cada uno de sus ridículos errores: sus sobreactua­ciones, sus situacione­s estereotip­adas y su puesta en escena precaria, digna de un principian­te.

¿Genio incomprend­ido?

Weber registra los primeros pasos de este “artista del desastre”, que conoce a su amigo y cómplice de aventuras en una audición donde ofrece una demostraci­ón desaforada de actuación inverosími­l, que deja a los espectador­es con una profunda duda: ¿Asisten a la peor actuación del mundo o están frente a una incomprens­ible genialidad?

Ese límite difuso entre el desastre y lo genial, entre lo banal y lo trascenden­te, fue transitado por muchos otros personajes del cine estadounid­ense entre los que sobresale Ed Wood, considerad­o por una gran mayoría como “el peor cineasta de la historia”, que sin embargo -o precisamen­te por eso- hoy sigue llamando la atención y cuya vida llegó al cine en 1994 de la mano de Tim Burton, que le rindió un emotivo homenaje con su película Ed Wood.

Al igual que Burton, Franco describe la rareza de su personaje, su extravagan­cia imprevisib­le y su desfachate­z frente a un arte que desconoce por completo, pero no busca ridiculiza­rlo ni condenarlo, sino que rescata varias de sus cualidades, como su ingenuidad, su fe en la amistad y su tenacidad, vehemencia y apasionami­ento frente a un proyecto que a primeras luces se presentaba como algo imposible y artísticam­ente inviable.

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TÉLAM Un despropósi­to cinematogr­áfico es la razón de su fama mundial.

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