Cómo pasar de una avioneta para publicidades a un avión comercial
La historia del pringlense Martín Suárez, de sólo 22 años, es tan vertiginosa como los vuelos que ya realiza como copiloto en la aerolínea estatal. Es la última etapa de instrucción. Su carrera comenzó en el Aero Club local.
“Los exámenes en aeronáutica son bastante intensos, pero es lógico al saber que se tiene en cuenta la seguridad de muchas personas”, aseguró Suárez.
El pringlense Martín Suárez siempre tuvo como objetivo ser piloto comercial. Y hoy, con 22 años, se presentó con el mínimo de edad que se requería para el puesto de copiloto en Aerolíneas Argentinas, superó con éxito los exámenes y se encuentra en la última etapa de instrucción previo a ser liberado, y pasar a ser parte del personal estable.
Desde chico, Suárez se vio involucrado en este mundo, con su padre Olegario Martín como uno de los referentes del Aero Club local, y viendo a su tío Nahuel Suárez transportar —en jets privados— a figuras como Lionel Messi o Diego Maradona.
A la edad de 16 años y 9 meses, la requerida para iniciar los exámenes y poder sacar la licencia de piloto privado, comenzó a volar en los aviones del Aero Club.
“Fuimos a Ushuaia, a Chile y participé de festivales aéreos y vuelos de bautismo. Hice la parte teórica de piloto comercial, luego me recibí en Pringles, y conseguí trabajo publicitario en una empresa de Mendoza”, contó.
En esa provincia, Martín comenzó a sumar horas de vuelo para ser oficial de primera línea, y volaba en aviones monomotor haciendo publicidades.
“Estuve dos años volando para un circo; junté 800 horas. En el asiento de atrás del avión había un equipo potente de sonido y pasábamos la publicidad. Volábamos por encima de las ciudades en donde se hacían las presentaciones. Anduvimos por todo el país”, recordó.
Tras este trabajo, y al no producirse apertura en las aerolíneas, Suárez había decidido volver a Pringles y dedicarse a los aero aplicadores. Pero, en mayo de este año AR anunció que incorporaban pilotos.
“Presenté la documentación y, en una primera instancia de 700 pilotos, quedamos 200. A partir de ahí tuve exámenes teóricos, pasé por un simulador, tuve entrevistas y exámenes psicológicos y físicos hasta mediados de agosto, en que salió la lista definitiva; ingresé en el puesto 21”, agregó.
Junto a Suárez, entró otro pringlense, Niels Jorgensen, quien rendirá —en estos días— el simulador para poder efectuar luego su primer vuelo oficial.
“Ingresamos con contrato provisorio de tres meses. Tuvimos que aprobar cursos teóricos del avión y, una vez pasada esa instancia, teníamos el simulador. A los pocos días salió la programación del primer vuelo”, dijo.
La historia, de todos mo- dos, recién empieza.
“Ahora, si bien estamos volando, seguimos en instrucción. Lo hacemos con comandantes instructores — los más experimentados— y en cada vuelo estamos inspeccionados y rendimos examen en ruta con pasajeros”, sostuvo.
En cada vuelo, el comandante realiza una leyenda de desempeño. Será así durante 100 horas de vuelo, hasta que el instructor permita rendir la inspección en ruta. Será el último examen del pringlense.