Docentes

En medio del debate con los gremios docentes por los salarios para 2018, la Provincia de Buenos Aires tomó una acción puntual, que puede parecer menor ante la magnitud de la discusión de fondo, pero que da cuenta de un aspecto central en la crisis educativa que afecta a la provincia y al país desde hace décadas.

Fue cuando denunció penalmente al psiquiatra Juan Carlos Olenczuk, por otorgar licencias apócrifas a docentes. Sobre Olenczuk pesa, además, la sospecha de estar en connivencia con sindicatos del sector. Las licencias psiquiátricas son con goce de sueldo, por lo que desde el punto de vista penal existiría una malversación de fondos públicos.

Sin embargo, desde la óptica política y de gestión, el tema puntual ilumina uno de los puntos más fuertes de la gobernadora María Eugenia Vidal en su polémica con los gremios docentes. Cualquier reclamo salarial no puede obviar los costos que insumen a la arcas públicas las inasistencias de maestros.

Desde la oficina del director general de Cultura y Educación de la Provincia, Gabriel Sánchez Zinny, se ha decidido llevar el debate al campo de los datos. Aseguran, por caso, que la tasa de ausentismo en la provincia de Buenos Aires es del 17 por ciento, con un promedio de 117.343 licencias mensuales otorgadas en 2017 entre los 282 mil docentes y 80 mil auxiliares. De estos números, bastante menos de la mitad corresponde a enfermedades; la mayoría son inasistencias por otros artículos del estatuto docente. Como sea, la tasa de ausentismo, sostienen, le cuesta a la Provincia $ 19 mil millones.

De aquí la insistencia de incluir el concepto de presentismo en la discusión paritaria. Si el costo por los faltazos se redujera, se compensaría el aumento de los salarios de quienes sí asisten a clase. Así las cosas, contra la lógica del planteo basado en los datos expuestos por la dirección General de Cultura y Educación es difícil discutir, al punto que, por ahora, los gremios rechazan la oferta pero no hablan de paros.