Un doble crimen que enlutó a Punta Alta
“Cuando se empieza a investigar se puede establecer por la munición y la autopsia, que el arma era una 9 milímetros. Ahondando en el libro de guardia, estaba registrado que hacía dos o tres días un grupo de jóvenes, en la ermita San Cayetano, había estado tirando con un arma de fuego a los médanos y había acudido un móvil a ese llamado”, agrega.
Gómez asegura que “después del crimen, el muchacho que los mata reparte el botín y salen a festejar, terminando en un bar de la calle Brown, de un hombre que estuvo imputado dos o tres veces por tenencia de estupefacientes. Y, por las manifestaciones espontáneas de los acusados, en ese boliche, debajo de la alcantarilla, detrás del inodoro y en la rejilla del baño, se pudieron ir secuestrando las cosas (por las robadas)”.
El 9 de enero, la policía detuvo a Juan Eduardo Villalba (19 años al momento del crimen), oriundo de la ciudad bonaerense de Merlo, quien poco antes había cumplido una condena por robo, y había llegado a Punta Alta para visitar familiares.
Respecto de la pistola utilizada, Gómez recuerda que “fue secuestrada en la casa donde estaba parando este muchacho, que no era la vivienda del tío. Estaba escondida detrás de una pila de ladrillos. Él había llegado para visitar a ese tío, paró en la casa de él y se hizo amigo de esta gente (por los otros imputados), todos de mal vivir, y luego paraba donde se le daba ese día. El último domicilio era una casa entre abandonada y semihabitada".
En la investigación se determinó que el arma había sido robada a otro familiar del acusado.
Finalmente llegó el tiempo de la justicia.
El 21 de noviembre de 2006, el Tribunal en lo Criminal Nº 1 condenó al imputado a la máxima pena prevista en el Código Penal: reclusión perpetua más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado, imputado de homicidio agravado criminis causa.
En tanto que otros tres jóvenes fueron acusados de encubrimiento agravado y recibieron penas de cinco años de cárcel.
En el fallo uno de los jueces sostuvo que el asesino actuó de manera "fría y artera", y que la situación de las víctimas se asemejó a la de una persona frente a un pelotón de fusilamiento.
Así de brutal, trágica e incomprensible fue la forma en que le robaron la vida a estos jóvenes novios.