La Nueva Domingo

La historia de dos suarenses que genera conciencia para la donación de órganos

Nicolás Waispek y Jonatan Maier se conocen desde muy chicos. Compartier­on alegrías y tristezas, pero ahora se enfrentan a un desafío mayúsculo que, a la vez, es un acto de verdadera amistad: la donación de un riñón.

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Agencia Coronel Suárez laregion@lanueva.com

La historia de Nicolás Waispek (30) y de Jonatan Maier (31), podría ser la de cualquier par de amigos que se conocen desde chicos y estuvieron juntos en las buenas y, también, en las malas. Pero hay algo que sobresale: un acto de entrega total y de amor al prójimo que se materializ­ará este jueves 22 en el sanatorio Austral de Pilar.

Nico y Joni se miran a los ojos y no hacen falta palabras para saber qué piensa cada uno. Se conocieron cuando Jonatan tenía 3 años y Nicolás 2. Casa por medio se vieron las caras en el barrio Fonavi, sobre la Avda. Sixto Rodríguez, frente al club de sus amores: Deportivo Sarmiento.

Nico ya sabe de sufrimient­os y de recomponer­se a todo. A los 7 años se enfermó de Síndrome Urémico Hemolítico, una enfermedad de la que poco se sabía hace más de 20 años.

“Se diseminó por todo mi cuerpo. Estuve en terapia intensiva y luego me trasladaro­n a Bahía Blanca. Pasé 20 días en coma. Tras una tomografía le dijeron a mi padre que tenía el cerebro de alguien de 90 años”, asevera Nico.

En ese momento la comunidad se unió a cadenas de oración. Jonatan recuerda esa angustia por el futuro.

“Son momentos que te quedan grabados. Hicimos colectas en la escuela, hubo cadenas de oración y siempre seguí muy de cerca cada tratamient­o de Nico. Hasta lo he acompañado a Buenos Aires varias veces”, dice Joni.

“Gracias a Dios me pude recuperar, pero quedaron secuelas en mis riñones. Eso me llevó a realizarme diálisis peritoneal durante dos años, hasta que llegó un riñón de un donante cadavérico. Pero mi cuerpo lo rechazó, tuve tres o cuatro intervenci­ones en una semana y los médicos decidieron sacármelo. Y otra vez con diálisis por dos años más”, recuerda.

La fortuna y el compromiso del tío de Nicolás hicieron que llegara un nuevo riñón, que fue aceptado y le funcionó durante 18 años.

“Roberto Romero, el hermano de mi mamá, era compatible y decidió donarme su riñón. Lo tuve conmigo más de 18 años, pero sabía que no iba a durar toda la vida; los médicos ya me lo habían di- cho”, manifiesta.

La vida de Nico mejoró. Pudo terminar los estudios en la Escuela Agropecuar­ia y, luego, se graduó en Bahía Blanca de Técnico Agrario en Suelos y Agua. “Ese día —dice Joni— lo fuimos a esperar a la salida de la facultad. Me acuerdo que le pregunté cómo le ha- “Cuando ves a un amigo que pasa tres veces a la semana cuatro horas en diálisis, querés hacer lo que sea para que pueda vivir mejor”, sostuvo Jonatan Maier. bía ido y me dijo que aprobó. Me mostró la hoja del examen y pude ver un 10. Me emocioné mucho, porque para este momento ya había vuelto a diálisis. El año pasado, cuando comenzó la búsqueda de otro donante, trabajaba como ayudante de cátedra en la UNS”.

La angustia ya se había instalado en los Waispek.

“Una tía política (Susana Schreiber) se ofreció. Parecía que iba a ser ella y estaban los estudios, pero a último momento le salió un quiste en el páncreas y se suspendió la operación. Esto fue en julio pasado”, sostiene Nico.

Jonatan siempre había manifestad­o su deseo de ser donante. Sabía que tenía el mismo grupo sanguíneo; sólo restaba hacerse los análisis.

“Todavía no puedo creer la repercusió­n que ha generado mi decisión en todo el país. Ojalá sirva para que la gente no tenga miedo a la hora de donar sus órganos”, dice y recuerda que la decisión apareció a los 11 años.

“Cuando ves a un amigo que pasa tres veces a la semana cuatro horas en diálisis, querés hacer lo que sea para que pueda vivir mejor”, dice.

La fe en Dios de Nicolás se manifiesta en la charla con Nueva.”,

“La “Yo le dije a Joni que era un proceso difícil (duró 9 meses). Comprobar ante un juez la buena fe de la donación, reuniones con asistentes sociales, con psiquiatra­s y después la parte médica. Pero ya lo sabía. No me alcanza con decirle gracias”, dice Nico.

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FOTOS: AGENCIA CORONEL SUÁREZ Jonatan Maier (izq.) será el donante del riñón que Nicolás Waispek necesita para mejorar su calidad de vida.
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una cita ineludible para divertirse. Los cumpleaños,
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Jonatan, inseparabl­es compañeros de ruta. Nicolás y
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del fútbol coincide en Deportivo Sarmiento. La pasión

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