Los 100 años no tienen secretos para Cholo
En Coronel Suárez, Liborio Ristagno acaba de celebrar 10 décadas de vida. Anduvo en bicicleta por la localidad hasta los 95 años. ¿Cuál es su clave?
A los 95 años, Liborio (Cholo) Ristagno todavía andaba por el pueblo en bicicleta. Subía cada domingo a la tribuna del Club Blanco y Negro y no se perdía ni un partido de fútbol. Le decía a todo el mundo: "¡Llego a los 100!" Y no se equivocaba.
El pasado martes 10 de abril sopló las velitas rodeado de sus seres queridos, unas 80 personas que se reunieron en la Sociedad Italiana para homenajearlo. Estuvieron familiares, amigos del barrio y la directora y personal del Hogar Domingo Goñi, donde Cholo pasa sus tardes mirando los partidos de bochas que se disputan en el quincho o siguiendo a San Lorenzo, su equipo.
A todos los recibió de impecable traje y con una sonrisa radiante, más parecida a la de un niño que a la de un hombre centenario.
Su hijo Roberto está seguro de que la clave de esta longevidad, más allá de una bondadosa genética —ya que el padre de Cholo vivió hasta los 96 años y tiene una hermana de 93, que se encuentra en Mar del Plata— es su buen carácter.
“Siempre fue amable, simpático y tranquilo. Toda la vida se llevó bien con los vecinos. Y aunque pasaron muchos años, hasta ahora le dura el buen humor; nunca se puso renegado”, contó.
Panadero de oficio, trabajó durante 45 años como empleado de la Panadería El Sol, en su querida Suárez.
“Yo era muy chico y recuerdo que se levantaba a las dos o tres de la mañana y volvía a la una de la tarde. Después se iba de nuevo a hacer la masa para el otro día. Una vida de trabajo muy sacrificada”, destacó Roberto.
Cuando se jubiló Cholo abrió un almacén en un garage —frente al barrio Obrero— y lo atendió junto a su esposa Leonor (Tita) Martínez, con quien tuvo tres hijos: Omar, Héctor y Roberto.
“Estuvieron varios años juntos ahí, tomaban mate con los vecinos y se llevaban muy bien”, dijo Roberto.
“Ella era alegre; muy casera. En casa jamás se compró comida afuera. Todo se elaboraba: ñoquis, ravioles, todo”, recordó.
Como padre, fue siempre un hombre derecho que enseñó con el ejemplo.
“Es intachable, honesto, de familia trabajadora. Nos recalcó la honestidad; no tocar lo que no es de uno”, dijo.
Hoy está muy lúcido y cuenta anécdotas de la época en que en la localidad no existía el asfalto, ni los teléfonos y se llevaba una vida más serena. De hecho, el jamás se compró un auto.
De joven fue secretario del gremio de panaderos y también practicó el boxeo amateur y participó de los festivales que se hacían en la Sociedad Israelita. Además, fue socio fundador de Boca Juniors Coronel Suárez, aunque cuando su hijo Roberto empezó a jugar al fútbol en el club Blanco y Negro, se hizo hincha de esta institución.
Si bien en los últimos años debió ser operado de ambas caderas y de una rodilla, puede desplazarse de forma autónoma en su silla de ruedas y seguir compartiendo lindas charlas y cálidos momentos en familia y con los demás adultos mayores y personal del Hogar.
Cholo perdió a su hijo Omar y, unos años después, se apagó el corazón de su esposa. No obstante, por su carácter, y su fortaleza logró reponerse y seguir adelante.