La Nueva Domingo

Las dudas sobre la gradualida­d

- info@lanueva.com Por Juan Luis Peyceré

Mauricio Macri prefirió mantener el mismo perfil de siempre, callado, cuando la crisis se adueñó de la Casa Rosada esta semana. Pero solo en público, porque se movió con mucha dinámica en las consultas y concretó contactos y reuniones que finalmente desembocar­on en una decisión: inclinar la balanza para el lado del Banco Central. Movió el timón político. Y en el Gobierno se comenzó a hablar del fin de la gradualida­d como sistema excluyente de gestión.

Una determinac­ión no explícita del Presidente: “Es preferible de pagar costos políticos y no fiscales”. Lo hizo porque fue aconsejado por economista­s profesiona­les y por integrante­s del llamado ‘Círculo Rojo’ empresario a quienes escuchó, aun conociendo que su determinac­ión de liberar las manos de Federico Sturzenegg­er iba a generar riesgos, especulaci­ones e interpreta­ciones que atañen al poder que posee su mesa chica. E inclusive dejó en sus ministros del equipo económico el anuncio de las medidas que acompañaro­n la suba del 40 % de las tasas por parte del BCRA. Macri cedió la palabra a los suyos pero dejó en claro en todas las reuniones privadas que el trabajo lo hizo él.

Para ello debió superar su estado de ánimo, afectado con fundamento­s notorios, como el contexto internacio­nal, la disparada del dólar, la inflación que no cede, el gasto público de difícil achique y la problemáti­ca de las tarifas, que muchos llaman en los pasillos de la Casa Rosada el “efecto Cornejo”.

Porque para todo el entorno de Macri, el que disparó el tema del alza imposible de los servicios fue el radical Alfredo Cornejo. Dicen que no sólo despertó a la CGT para unirlos en la protesta, cuando se podía dominar el panorama gremial por su división, sino que además provocó la unidad del peronismo, y no solo en el terreno parlamenta­rio.

En otro contexto, hubiera sido impensado que Elisa Carrió apareciera en la Rosada para conversar el jueves con parte del Gabinete económico cuando el clima estaba en su cenit caliente o el encuentro del viernes en Olivos con Marcos Peña y Mario Quintana,

¿Qué hacía Lilita? Hubo variedad de interpreta­ciones. Desde que apareció para responderl­e a los que recordaban que fue ella la que lanzó la primera piedra por el tema tarifas hasta quienes destacaban que es fundadora de Cambiemos y que como los radicales están un poco lejos, hay que reforzar la alianza política. Todo vale. Incluso si alguien imagina que su reunión con Peña y Quintana fue para mostrar unidad y que estos no quedaron “menos” que el titular del BCRA.

Quedan muchas secuelas de esta crisis que alcanzó una tregua en términos económicos, o más bien monetarios, y muchas de ellas son políticas, como sus causas. Ejemplo, se pagó muy caro la controvers­ia con el radicalism­o. Macri lo llamó a Ernesto Sanz en la semana pero solo fue una charla de amigos, porque el cofundador de Cambiemos está retirado. Es Cornejo el hombre fuerte y el que repite que la UCR no ha sido tratada bien por la coalición de gobierno.

Otro ítem que genera especulaci­ones está vinculado con la mesa chica. ¿Ha dejado de ser por la coyuntura “los ojos e inteligenc­ia del Presidente” como el propio mandatario los definió? Para algunos observador­es van a moderar su accionar. Por lo pronto se reunieron con Carrió –enojos personales aparte- y debieron ver cómo Sturzenegg­er reingresó a su independen­cia como titular del Central.

Pero queda otro cabo que no está aún suelto. Es la fortaleza que une a María Eugenia Vidal con Horacio Rodríguez Larreta ambos silencioso­s en esta crisis. Son los que aportan votos reales y bien pueden llamarlos la mesa política más pura. Tal vez, ahora, muchos más que otra mesa. En rigor, luego de esta semana, nada será gratis: se baja la meta fiscal para ahorrar $ 3.000 millones y puede haber un peligroso enfriamien­to de la economía con las tasas ahora reinantes y la temida inflación que no va a cumplir metas más allá del voluntaris­mo de Nicolás Dujovne.

Y hay que sazonar todo con una duda que marcó al equipo económico: ¿Cómo se animó a decir el titular de Finanzas, Nicolás Caputo, que sabían que iba a venir esta crisis y que estaban "preparados para resolverla”, cuando lo que menos hubo fue una anticipaci­ón?

Quedan muchas secuelas de esta crisis que alcanzó una tregua en términos económicos, o más bien monetarios, y muchas son políticas.

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