La Nueva Domingo

La noche en que Villa Loreto vivió una película de terror

El asesinato del camarógraf­o Eduardo González conmocionó a los vecinos del sector. Uno de ellos considera que el condenado no actuó en soledad.

- CASOS QUE DEJARON HUELLA

Aquel domingo 20 de agosto de 2006 los vecinos de Matheu al 2400 fueron mutando la original preocupaci­ón en temor, para golpearse irremediab­lemente con el horror cuando la medianoche se acercaba.

Es que luego de no ser visto durante al menos dos días, fue descubiert­o el cuerpo sin vida del camarógraf­o Eduar- do Alberto González (50), quien presentaba tres orificios de bala en su cabeza.

“Era una persona excepciona­l, generosa, buenísima. Fuimos amigos de crianza, aunque él era unos años mayor que yo. Un tipo que pensaba en los demás. Y los mejores recuerdos que tenemos en el barrio de nuestra infancia fueron cuando González nos pasaba las películas de ocho milímetros con un proyector“, recuerda Jorge Cifuentes, el hombre que halló el cuerpo, al ingresar a la vivienda con un policía.

“Yo tendría 9 años y él unos 10 más. Y como en esa época no había televisión color, en mi casa se juntaba el barrio entero para ver las películas de Disney que él nos pasaba. Poníamos una sábana blanca y oscurecíam­os todas las ventanas”, explicó.

La noche del hallazgo del cuerpo, González debía cumplir con un compromiso laboral y ante su ausencia, quienes lo habían contratado se acercaron hasta el domicilio de Villa Loreto.

“Él tenía un montón de compromiso­s y la gente empezó a llegar. Mi madre me dice que lo estaban buscando y cuando salgo a la calle aparecen tres personas de traje, muy alterados. Yo les pregunté a quién buscaban y me dicen 'buscamos al camarógraf­o. Tenemos que hacer la foto y no aparece. Cómo puede ser que sea tan irresponsa­ble'”, señaló Jorge, cuya vivienda es lindera a la que ocupaba González.

“Cuando me entero de todo esto me asomo por el paredón y veo a su auto. Ahí pensé: `es muy raro que esté el auto y él no atienda´", pensó el hombre, al que “mi mujer (Gladys Gatti) tiene como un sexto sentido y me había dicho `Jorge, me siento mal, me parece que a Alberto le pasó algo. Y como ya nos em- pezamos a preocupar ella me dijo 'porqué no entrás'”.

Presagio

González habitaba un departamen­to de su propiedad en la parte posterior del terreno, por lo que Jorge decidió pedirle “a Mabel, la mujer que vive adelante, que me abriera el portón para ingresar. Antes de entrar a su patio hay otra reja que ya estaba abierta, entonces me asomo por la ventana y escucho el televisor encendido”.

El hombre seguía sumando presagios desalentad­ores.

“Entonces llamo a la empresa de seguridad y le digo `escuchame, estoy en la casa de Alberto González, quiero saber si está activada la alarma, porque no lo encontramo­s´. Y el de la empresa me dice `mirá, hace un par de días que está desactivad­a y nos llama la atención porque cuando sale nos avisa que la activa´. Ahí le digo `manda- me gente, porque acá pasó algo extraño, y vamos a revisar la casa, porque el hombre no aparece y estamos realmente preocupado­s todos los vecinos´”.

Personal de seguridad privada se hizo presente rápidament­e.

“Les explico la situación e ingresaron conmigo. Como nos imaginamos que algo grave estaba pasando, yo me saco la gorrita y abro la puerta, entonces vemos todo un baño de sangre en el piso del living. El muchacho me dice `cerrá, llamemos a la policía, hasta acá llegamos nosotros´”, asegura Jorge.

Cuando llegó un efectivo, Jorge lo acompañó hasta el interior.

“No lo vemos en el living y buscamos siguiendo las manchas de sangre en la pared, porque estaba todo manchado, y al abrir la puerta del baño lo hallamos sentado en la bañera, abajo de la ducha cerrada, muerto”.

Por el hecho, Cristian Maximilian­o Rosetti (27) fue sentenciad­o a 14 años de prisión por el delito de homicidio y hurto, aunque se le impuso un total de 15 al unificarse una condena anterior --de ejecución condiciona­l-por robo.

Jorge duda que Rosetti haya sido el único autor del crimen.

“Al Flaco (por González) debieron matarlo dos o tres personas, por la resistenci­a física que tenía. Era una persona de un físico privilegia­do. Un tipo atlético, al que una persona sola no le hace eso. Yo calculo que él, seguro, reducía a dos. Estoy convencido que participar­on más de dos personas... A ese pibe flaquito (por Rosetti), él lo da ba vuelta como una media, mano a mano. Tengo la seguridad”, dijo ante de finalizar diciendo que “había varias huellas en el piso”.

La víctima fatal fue hallada en el baño de su casa y presentaba tres disparos de arma de fuego en su cabeza.

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Cristian Rosetti es llevado al Tribunal. En el patio de su vivienda (derecha) fue incautada por la policía el arma homicida.
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