No supieron de escollos ante la ilusión de tener la casa propia
Hace 50 años, medio centenar de vecinos se reunió con el mismo propósito. Las adversidades fueron muchas. Pero finalmente, cuatro años después del primer movimiento, se concretó el sueño en el Barrio Atepam I.
Natalia Miguel nmiguel@lanueva.com
Comprendido entre la calle Buchardo, Quintana, De la Madre, y Atepam II, el Barrio Atepam I tiene su particularidad desde el nacimiento mismo, ya que se originó a través de un proyecto en el que todos los titulares de las viviendas tuvieron que construirlas bajo la supervisión de profesionales.
De las 50 familias originarias, un gran porcentaje aún las conservan. En algunos casos, los hijos han continuado con el legado y en otros algunos nuevos propietarios se han sumado a la vecindad.
Fue inaugurado el 2 de junio de 1968. Cincuenta años pasaron de que con asistencia técnica, esfuerzo propio y ayuda mutua se erigió en nuestro medio el barrio Atepam I.
Para conocer mejor su historia, el canal Aire Visión Punta Alta buscó a quienes fueron protagonistas del trabajo de casi cuatro años que implicó la construcción del medio centenar de viviendas.
Testimonio
Rubén Larraya, uno de los consorcista, dijo que si bien es cierto que ha pasado mucho tiempo "tengo vívido en mi memoria el momento en el cual tuvimos la oportunidad de concretar la ilusión de acceder a una casa".
"Porque como todos los que integramos ese grupo de gente, no teníamos la opción de contar con una casa si no hubiese sido de esa forma. Eran tiempos difíciles, tiempos de pobreza, de marginalidad, más que nada porque eran años en que nadie te daba ni te regalaba nada. Es importante resaltar que para nosotros fue una gran oportunidad porque vivíamos en casas muy pobres. El que no vivía en un conventillo, vivía en la Base, en sus barrios, y gracias a Dios empezamos muchos y terminamos muchos".
"A pesar del tiempo, que fueron cuatro largos años, terminamos 48 de los 50. No es poco. El tiempo transcurría para todos y había que trabajar todos los días. Tuvimos la suerte de encontrar gente en la Base que tuvo ese corazón abierto para decir vamos a darles la oportunidad a gente trabajadora".
"Todo eso ayudó para que nosotros pudiéramos desenvolvernos bien en la práctica de las labores dentro de la empresa que se formaba que era Atepam. Era un conglo- merado de gente que no sabía trabajar de albañil, el resto éramos aficionados, que teníamos conocimientos diversos, pero del oficio de albañil no creo que hubiera más de cuatro o cinco. Sin embargo, aprendimos todos a hacer cosas".
"Cuando llegamos, todavía Buchardo estaba alambrado. Todo el parque, por Quintana hasta Pueyrredón, Buchardo hasta 9 de Julio, era alambrado y el campo de Mezquita era el que nosotros íbamos a ocupar. Todo médano puro. No estaba la avenida Jujuy, nada. Eran las vacas y nosotros. Había médanos de unos 20 metros. Los cimientos de las primeras casas están enterrados más de un metro y medio y en cambio las últimas están subidas, con respecto a la loma, más de un metro. Por eso tienen escalones", contó.
Recuerdos. "Punta Alta tuvo una nevada maravillosa. Muchas de las personas mayores se deben acordar. Las ramas de los árboles del Parque San Martín tenían sus ramas dobladas por el peso de la nieve. Un 9 de julio de 1965. Fue el primer año. Para festejar se organizó un asado con las autoridades del Instituto de la Vivienda y nevó como nunca en Punta Alta. Pasamos inviernos crudos, se trabajaba los domingos, cuando ya teníamos la instalación de los caños de agua, para iniciar el trabajo teníamos los cardos rusos prendidos para que circulara el agua.
Avance lento. "Así se hizo el barrio. Había gente grande y otros más jóvenes. Tuvimos vocación de servicio. De lo contrario, no lo hubiéramos hecho", dijo.