Enojadas con Messi
Mis hijas salen del colegio, tras la derrota de Argentina frente a Croacia en el Mundial de Rusia. Tienen 8 y 10 años.
—Messi no hizo nada, papá. ¿por qué no pone ganas? Messi no puede jugar así. Él tiene que ganar el partido — dice la más grande.
—¿No lo viste, papá? Cuando cantaban el himno él se agarraba la cara o miraba para abajo. Tiene que estar así (levanta el pecho y la cabeza). No tiene que mirar para abajo.
Las escucho e intento explicarles que fue un partido de fútbol y que los jugadores quieren ganar pero a veces no pueden. Que el otro equipo también juega, que... Nada, no puedo meter una frase.
Están enojadas, furiosas por el 0-3 que nos deja casi afuera de Rusia 2018. No importa, ya se les va a pasar, reflexiono.
Aunque me quedó una preocupación. ¿De dónde sacaron esas frases? ¿De dónde sacaron ese enojo? En casa el fútbol es algo muuuuyyyy secundario. Y mucho menos la importancia de un triunfo o una derrota.
Entonces sólo me queda una: lo copiaron. Ya no tengo dudas.
¿Lo copiaron de algún maestro? ¿Lo copiaron de algún compañero con el que compartieron el partido? Un compañero que a su vez copió a algún adulto.
Porque eso hacen los chicos: copian.