El Colegio Pompeya celebró a toda música sus Bodas de Oro
La Banda del Ejército abrió el acto en un club de Estudiantes lleno, con la presencia de la la comunidad scalabriniana, docentes, alumnos y directivos.
A "cancha llena", y con las palabras de bienvenida, un video institucional y el obsequio de placas de docentes que se desempeñan en el Establecimiento comenzó ayer la celebración de los 50 años del colegio Nuestra Señora de Pompeya, que se extenderá durante todo el año lectivo
Con la presentación de las autoridades se inició la entrada de la Bandera de Ceremonia del establecimiento acompañados de la Banda Militar del Ejercito del Comando de la 3ra División.
Las palabras de los directores del establecimiento die- ron pie a la exhibición de números artísticos y a tres presentaciones: "La presencia misionera en el mundo (Nivel Inicial); "Edificar nuestra comunidad" (Nivel Secundario) y "La presencia de los migrantes en la escuela" (Nivel Inicial). El acto tuvo un brindis en el cierre.
Un poco de historia
La tarea comenzó en 1966 de la mano del padre Angel Gilardi y culminó en 1968 con la inauguración, en el barrio San Martín, de la Escuela Nuestra Señora de Pompeya.
Las actividades comenzaron con una sala de jardín de infantes atendida por las docentes Fany Mexandeau y Dora Splendiani.
En 1967 el padre Angel fue reemplazado por el padre Luciano Marangoni, quien concretó la idea de la escuela gestionándola antes el provincial de la congregación.
Años después, el padre Marangoni se convertiría en todo un emblema de la institución y de la parroquia en la que vivió toda su vida consagrada.
Hoy, con 50 años cumplidos, la tarea que comenzó con apenas unas salas de jardín de infantes y, más tarde, con el nivel primario, se extiende y proyecta en las calles 25 de Mayo y Teniente Farías.
Una docente, un recuerdo
Silvia Nora Morando dio clases en Pompeya durante 38 años, desde 1969. Fue la segunda maestra en ingresar a la institución.
Ella, recordaba así su paso por la escuela scalabriniana.
"Mi querida escuela de Pompeya, nosotras sí que crecimos juntas! Vos eras el sueño .de un sacerdote visionario y una comunidad dispuesta a trabajar por el bien común.
Yo, una joven maestra recién recibida con todo el empuje que mueve una clara vocación docente. Cada paso era el disfrute de un logro, todo costaba mucho esfuerzo pero queríamos seguir creciendo.
Padres, sacerdote, alumnos, maestras, sin distinción tiramos todos para el mismo lado, sabíamos que era esa la manera de crecer. Conocí entre esas paredes la felicidad de trabajar con compañeras, hoy amigas, solidarias, respetuosas, generosas, es un disfrute trabajar rodeada de buena gente!
Compartí mi labor acompañada por excelentes familias que lo daban todo por la escuela que era también para ellas un refugio de comprensión y ayuda mutua. Cuando me retiré sentí tristeza de dejar ese lugar tan importante en mi vida. Había ingresado soltera y me retiraba con una hermosa familia y rodeada de nietos.
Hoy me siento feliz, querida escuela de haber sido parte de tus comienzos, caminamos juntas casi 40 años y para vos, esto recién empieza! ¡Felices 50 años querida escuela!
Las actividades comenzaron con una sala de jardín de infantes atendida por las docentes Fany Mexandeau y Dora Splendiani.