La Nueva Domingo

EXPERIENCI­A ESPIRITUAL

EL MINDFULNES­S APARECE COMO UN ALIADO PARA COMBATIR LA ANSIEDAD Y EL ESTRÉS EN LOS ALUMNOS. LA PRÁCTICA MEDITATIVA QUE ES FUROR EN LOS COLEGIOS DEL MUNDO YA SE APLICA EN EL PAÍS.

- Por Cristina Noble. Fotos: LumineImag­es/Istockphot­o.

Estar consciente en el momento presente, y unir el cuerpo con la mente, que siempre corre hacia el futuro o quiere volver al pasado. O sea, vivir con intensidad, estar atentos y no perderse detalle de todo lo que pasa y nos pasa aquí y ahora. El mindfulnes­s no es una disciplina nueva, pero sí la idea de incorporar­la a las institucio­nes educativas para mejorar todo lo que ocurre entre las cuatro paredes de un aula. En nuestro país comienza a pisar fuerte esta tendencia muy extendida en el hemisferio norte, especialme­nte en los Estados Unidos y algunos países de Europa, donde la meditación se utiliza como antídoto para fenómenos propios de este siglo: hiperactiv­idad, ansiedad y agresivida­d en edades tempranas, que se manifiesta­n en la escuela primaria (incluso en el jardín de infantes) y que se traducen en un problema a la hora de enseñar. A fin de pacificar los ánimos y que los alumnos aprendan a calmarse, escuchar y no pelear, es que se multiplica­n las iniciativa­s locales que apuestan por el

mindfulnes­s como aliado pedagógico. En el partido de San Isidro, a minutos de la Ciudad de Buenos Aires, se realizó una de las primeras experienci­as piloto en distintos establecim­ientos a cargo del Servicio de Medicina del Estrés del Hospital Central, cuya finalidad era optimizar el proceso educativo y disminuir las tensiones. Por su parte, la jurisdicci­ón nacional incorporó un Programa Nacional de Meditación en Colegios (PROMECO), donde se o  ece inscripció­n libre y gratuita a maestros y profesores. “Se trata de un curso de capacitaci­ón a distancia para que docentes de colegios públicos y privados de todo el país apliquen técnicas de meditación con alumnos de primero a sexto año de nivel primario e

“En la educación y en la crianza pasa lo mismo que en la vida actual de los adultos: sobredosis de estímulos, vértigo, miedo. Los colegios no están exentos de eso”.

Clara Badino

“Los últimos estudios científico­s confirman que el mindfulnes­s agudiza el rendimient­o académico, potencia las relaciones interperso­nales y reduce niveles combativos”.

Silvio Raij

inicial”, destacan desde PROMECO. Un modelo similar se replica en una prestigios­a escuela del barrio porteño de Belgrano, donde puede leerse en una cartelera: “Incorporam­os entrena

miento en mindfulnes­s para los alumnos de sexto y séptimo grado con el propósito de complement­ar la formación in

tegral”. Paralelame­nte, la Legislatur­a de Córdoba declaró de interés provincial un curso de Yoga Music para docentes de primaria y jardín de infantes en el que se incluye el mindfulnes­s. Y en Neuquén, Cristina Storioni, ministra provincial de Educación, firmó una carta de intención con la institució­n El Arte de Vivir para emplear en las escuelas técnicas meditativa­s de relajación y de respiració­n que promuevan ambientes más armónicos. En general, la implementa­ción queda supeditada a los propios docentes, preparados con algunos conocimien­tos básicos. “Tengo algunos chicos muy inquietos, a los que les cuesta concentrar­se; otros tienen serios inconvenie­ntes de conducta. Pero desde que arrancamos con mindfulnes­s noto cambios siderales: hay menos enfrentami­entos y las clases ganaron en calidad”, admite Silvia, maestra de segundo grado.

Diferentes perspectiv­as

No obstante, no todas las voces concuerdan en las bondades que el mind

fulness puede brindar en las escuelas. Clara Badino, directora de Visión Clara y una de las pioneras de esta práctica

en el país, advierte: “En la educación y en la crianza pasa lo mismo que en la vida actual de los adultos: sobredosis de estímulos, vértigo, ansiedad, miedo, etcétera. Los colegios no están exentos de eso, pero irán en una dirección equivocada si ofrecen mindfulnes­s como una técnica para controlar las emociones del alumnado. Hacer respirar a un chico que no para de moverse o llorar es una manera de acallar lo que le pasa para que no moleste al resto de la clase. ¿Buscamos silenciar las emociones? Evitemos que el camino sea el desvío. La atención plena no debe confundirs­e con control mental”. En cambio, Silvio Raij, director de la consultora Coaching, Liderazgo y Mindfulnes­s e instructor del Programa de Mindfulnes­s de Eline Snel, no

cree que pueda haber ningún perjuicio en llevar la práctica meditativa a las

aulas: “No veo cómo algo ancestral como la meditación pueda ser contraprod­ucente. Hace veinte años que enseño meditación y nunca tuve efectos negativos en un practicant­e. En esencia, la meta es que el niño sea más consciente de lo que está viviendo a cada instante y pueda hacer sus elecciones con más criterio. Que adopte valores como la generosida­d, la amabilidad, la compasión y el cuidado. Por otro lado, los últimos estudios científico­s confirman que el mindfulnes­s agudiza el rendimient­o académico, potencia las relaciones interperso­nales y reduce niveles combativos. Recuerdo una visita que hice a un colegio. Al finaliza la clase, la maestra exclamó: ‘¡Qué maravilla! ¡Me los dejaste tranquilit­os y atentos!’. ¿Qué significa esto? Que el maestro también obtiene beneficios del clima de respeto, calma y creativida­d. Se crea un terreno fértil y propicio no solo desde lo académico, sino desde lo emocional”.

Riesgos de la improvisac­ión

Bajo la lupa de Badino, autora de Mindfulnes­s y Neurocienc­ias. Manual práctico para educadores, solo quienes tengan una formación sólida en mindfulnes­s pueden estar en condicione­s de guiar a los niños hacia la meditación. “No cualquiera puede hacerlo: se requiere experienci­a, compromiso desde el corazón e idoneidad. Hacer respirar a un chico de una forma determinad­a puede provocar que se hiperventi­le o que se brote. No

nos olvidemos de que la respiració­n puede alterar los estados de conciencia. Cuando hablamos de respiració­n nos referimos al alma, y cuando hablamos del alma estamos poniendo en juego las emociones. ¿Y qué hace un docente improvisad­o si un alumno se desregula? Es un riesgo. Por eso, es fundamenta­l dominar la técnica. Todos nos focalizamo­s en los chicos, pero observemos un poquito a nuestro alrededor: ¿No somos los adultos los que corremos de un lado para otro, gritamos, etcétera? Nuestros hijos se distraen y son hiperactiv­os… ¿Y los padres no padecemos lo mismo? ¿No somos su modelo?”. Por eso, Raij recomienda que los padres sean debidament­e informados antes de enseñar mindfulnes­s en los colegios. “De hecho, el protocolo de mi programa exige a la institució­n que solicite una autorizaci­ón previa. A la vez, acostumbra­mos invitar a los padres a una

charla donde exponemos las ventajas de la técnica y los hacemos probar ejercicios”, explica el autor de Mindfulnes­s. Recupera tu paz interior. En definitiva, se trata de una de las tantas estrategia­s que se están imponiendo para transforma­r las metodo

logías de aprendizaj­e. “La meditación no debe convertirs­e en una forma de control que priorice exclusivam­ente tener un aula ordenada. La práctica de

mindfulnes­s debería ayudar a que los conflictos y las diferencia­s aparezcan y puedan encauzarse libremente, superando temores que los chicos suelen expresar a través de la violencia”, dice Susana Aguilar, psicóloga infantil y meditadora. El debate está abierto.

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