La Nueva Domingo

Vecinos y comerciant­es: entre resignació­n, falta de higiene y “seguridad”

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En contrario a lo que se pueda suponer, no son tantas las quejas de vecinos, y menos de comerciant­es, por la existencia de la “Zona roja” en el barrio Almafuerte.

Algunos están acostumbra­dos, otros resignados y hasta hay quienes que lo ven como algo positivo por razones de seguridad.

Sí molestan los gritos de noche, la falta de higiene por el descarte de preservati­vos o botellas de alcohol o el uso de la vía pública para necesidade­s fisiológic­as.

Hilda es una de las más disgustada­s. La vecina ase- gura que “es un desastre. Están en la esquina y pasan por acá. Se insultan y paran los autos. Una vez hice la denuncia, pero no pasa nada. Viene el patrullero, les habla y les dice que se vayan, pero luego vuelven. Una vez vino mi hija y había uno orinando en la puerta de mi casa”.

Omar, en cambio, dice que desde hace tiempo vive en la zona y que “nunca tuve drama. No ando mucho de noche, pero esto es algo que viene desde hace años. No le damos bolilla al tema, pero nunca hicieron problemas”.

Claudia, quien desde hace algunos meses alquila una vivienda en el sector, cree que la mayoría de las trabajador­as sexuales “son respetuosa­s y cuando pasan te saludan”. Admite que “se escuchan peleas y gritos” y relató una situación puntual que le tocó vivir.

“El año pasado venía del parque y había una chica acá con la policía. Decían que ella le había robado el celular a una persona. Me llevaron como testigo, pero yo no había visto nada”, expresa.

“En lo que es la higiene sí es un desastre. Encontramo­s profilácti­cos siempre y en algunas ocasiones hacen sus necesidade­s en la vereda”.

Dice que las operadoras están “la mayoría de los días, ya sea con lluvia o en Navidad y Año Nuevo. A veces es bueno que estén en la zona por el tema de la seguridad”.

En el mismo sentido opina Pedro, para quien “al estar por acá, siempre dando vueltas, nos dan un poco de seguridad. Entro el auto al garaje y lo hago confiado porque sé que están mirando. Hace 20 años que vivo acá y no pasa nada”.

Para los comerciant­es, la postura es casi unánime, entre la intrascend­encia y el positivism­o.

Adrián, de la pinturería ubicada en Laspiur y Gorriti, asegura: “nos sentimos más seguros, porque 2x3 la policía pasa. Además, el movimiento se da una vez que nosotros cerramos. No hemos tenido ningún problema”.

Esteban, de la casa de repuestos que se encuentra en Laspiur y Roca, aclara que no hay puntos de contacto entre el horario comercial y el servicio sexual.

“Aparecen cuando cerramos y para nosotros, los que tenemos un negocio, es mejor en materia de seguridad, porque hay más movimiento. Yo estoy desde 1986 y ellas hace más de una década y nunca hemos tenido problemas”, afirma.

Lo mismo opina Alicia, de una casa de cámping que está a mitad de cuadra de Laspiur al 200. “Nunca nos molestaron; por el contrario, a veces sacamos la basura y nos saludan cordialmen­te”.

Una empleada del local de climatizac­ión de Almafuerte y Roca asegura que nunca encontraro­n daños ni “nada anormal”, mientras que Cristian, de un taller ubicado en Almafuerte al 100, reconoce que el único problema es el de la higiene.

“Casi todos los días el cantero de la puerta, donde hay un arbolito, es un cementerio de profilácti­cos”.

La “zona roja” ocupa el área de Almafuerte, Moreno, Sixto Laspiur y Holdich, aunque -con mayor demanda- se puede extender a los extremos hasta Colón y Juan Molina.

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