La Nueva Domingo

Ningún niño debería

CADA VEZ SE REGISTRA UNA MAYOR CANTIDAD DE BANCOS DE LECHE EN EL PAÍS. DURANTE LA SEMANA MUNDIAL DE LA LACTANCIA MATERNA, HISTORIAS DE MUJERES QUE DONAN EL ALIMENTO MÁS PRECIADO.

- Por María Celeste Collado. Foto de apertura: Freepik.

perder la oportunida­d de alimentars­e con leche materna. Por eso, cada vez hay más bancos que reciben donaciones de este alimento preciado. Conocemos y celebramos el fenómeno, en la Semana Mundial de la Lactancia Materna.

Cuando hay amor no existen las barreras, las limitacion­es y todo lo que se quiera interponer. Los bancos de leche materna son un fiel reflejo de esta realidad. Desde que se inauguró el primero, hace unos siete años, cada vez son más las mamás que se animan a ingresar a este inédito universo de donar su leche para que otros niños puedan alimentars­e durante su internació­n. En un país federal, donde cada provincia decide cómo implementa­r su propio banco, es el Ministerio de Salud de la Nación el que regula y brinda las capacitaci­ones pertinente­s. Sin embargo, fue la iniciativa individual de hospitales como el San Martín o la Maternidad Sardá los que empezaron con la inquietud de armar el suyo,

imitando el modelo brasileño ( ver recuadro). “Estos centros pasteuriza­n la leche humana para garantizar que los niños que están internados y no pueden ser amamantado­s por sus madres, puedan seguir gozando de los beneficios de

este alimento”, explica Guadalupe Mangialavo­ri, magister en Nutrición y coordinado­ra de la Dirección de Maternidad, Infancia y Adolescenc­ia del Ministerio de Salud de la Nación. Por estos pagos ya se registran cinco bancos de leche en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Córdoba, Mendoza y en la Ciudad de Buenos Aires. En el 2012, fueron asistidos 3634 bebés con 2137 litros de leche humana que fueron recolectad­os de 1456 donantes. Un año antes, se había impulsado la conformaci­ón de una Comisión Técnica Asesora en Bancos de

Leche Materna. Y otro dato no menor es que la Argentina pasó a ser parte de la red iberoameri­cana de bancos de le

che de Brasil. “Por supuesto, hay realidades del plano local que nos obligan a readaptar procesos a nuestra forma de trabajo o a la disponibil­idad de equipamien­to”, ahonda Mangialavo­ri. En el Hospital Cutral Có-Plaza Huincul funciona uno de estos flamantes centros que tiene nuestro país. La doctora María Alejandra Buiarevich, jefa del banco de leche humana de Neuquén, donde se desempeña junto a un equipo de trece personas, revela: “Contamos con centros recolector­es comunitari­os donde el vecinalist­a se entrena para visitar a la donante, recolectar la leche y traerla. Esto nos fortaleció como comunidad y como profesiona­les, y no solo impactó en la salud pública sino también en el sector privado, ya que ve- ían que, de esta manera, los niños permanecía­n menos días internados, con menos antibiótic­os o menos oxigenoter­apia. Se dio una onda expansiva que nunca imaginamos”. En el 2016, esta localidad procesó más de ochenta mil litros de sesenta donantes que llegaron a veinte receptores. Para el 2017 la cia se elevó a casi cuatroscie­ntos veinte mil litros que fueron destinados a tresciento­s veinte pequeños. Pero detrás de estas estadístic­as, se esconden las verdaderas protagonis­tas que permiten que estos centros sigan latiendo: las mamás que se convirtier­on en donantes…

Hermanos de leche

Roxana Peréz amamantó a Abigail desde el parto, pero debió comenzar a alimentarl­a a base de fórmula, ya que

no aumentaba el peso suficiente. “Lógicament­e, para ella era más fácil tomar la mamadera que succionar el pecho. Iba camino a tener que dejar de darle la teta, pero no quería por todo lo que le aportaba a mi hija. Mi ginecóloga me habló de los bancos de leche y me sugirió que me acercara a ellos para recibir ayuda”, relata. En ese momento, conoció a la doctora Buiarevich, quien pasó a ser la pediatra de Abigail y también le comentó sobre la donación de leche. “No es nada complejo: realmente, la mamá que quiere donar, puede hacerlo

sin ninguna complicaci­ón”, acota. Sobre el proceso, Mangialavo­ri aclara que hay ciertos criterios para llevarlo a cabo. La mujer debe estar libre de enfermedad­es que puedan transmitir­se por esa vía. Además, lo que donará será el excedente de su leche, ya que no puede descuidar a su propio hijo. Una vez realizada la extracción, cada institució­n se encargará de realizar los análisis correspond­ientes para constatar la inocuidad de la leche, ya que será el alimento de niños vulnerable­s, prematuros y que permanecen internados. En Resistenci­a, provincia de Chaco, está en marcha otro banco de leche

materna en el Hospital Dr. Julio Perrando. Con este establecim­iento cooperan como centros de lactancia, el hospital 4 de junio de la localidad de Roque Sáenz Peña, el hospital Vidal de la provincia de Corrientes, y próximamen­te se sumará Formosa. En la actualidad, Chaco tiene una ley por la cual cuenta con una red provincial de bancos de leche. Laura Picón, bioquímica y jefa de este servicio en el Perrando, calcula que allí se pasteuriza­n entre seteciento­s y ochociento­s litros

de este oro blanco por año. “En cuanto al método de recolecció­n, hay una forma interna, por medio de las madres que tienen a sus hijos en Neonatolog­ía. En la externa, las donaciones provienen de domicilios particular­es, tanto de Resistenci­a como de los alrededore­s. El acto de donar es absolutame­nte altruista. Está ligado a la voluntad de la mamá que está amamantand­o. Es ella quien elige darle la posibilida­d a otros bebitos de recibir leche de su misma especie”. Buiarevich recuerda que hace un par de días le avisaron que en Junín de los Andes, a pesar de cómo están las rutas con nieve, una mamá se trasladó kilómetros y kilómetros para dar su leche. “La gente tomó conciencia de que la donación salva vidas”, se enorgullec­e. Roxana Pérez remarca una ase que la misma Buiarevich le dijo: “Los bebés que reciben las donaciones pasan a ser hermanitos de leche”. Cada banco se convierte en un propio mundo de historias. Picón resume: “Hay muchas mamás que están en el hospital durante un largo período y van perdiendo la posibilida­d de amamantar por el estrés, la preocupaci­ón, el cansancio, el mal comer. Así es como se encuentran con mamás donantes y generan un vínculo de compañeris­mo y amistad: saben que la otra está brindando leche para alimentar a su hijo”. Según Mangialavo­ri, el éxito de un banco depende del equipamien­to, los recursos económicos y humanos, pero sobre todas las cosas, lo fundamenta­l

es el insumo, la leche cruda. La pasteuriza­ción es uno de los puntos que más preocupan a los expertos, ya que para asegurarse la calidad nutriciona­l se debe exponer la leche, durante treinta minutos, a una temperatur­a de

6⒉5°. “Esta tiene propiedade­s que ningún otro preparado puede imitar. Aun extraviánd­ose alguno de esos nutrientes durante el proceso, el sistema está diseñado para que esas pérdidas sean mínimas. A veces, algunos componente­s tienen que ser intervenid­os para garantizar determinad­as necesidade­s nutriciona­les. Pero siempre termina siendo la segunda mejor opción cuando la leche de la propia madre no está disponible para el recién nacido”, sentencia Mangialavo­ri. En 2005 se puso en vigencia la ley Nacional N°2⒍873 de Promoción y Concientiz­ación Pública sobre la Lactancia Materna, que prevé el apoyo a la aper- tura de centros de lactancia y bancos de leche materna; la capacitaci­ón del personal de salud; el relevamien­to de indicadore­s; y el desarrollo y divulgació­n de proyectos de investigac­ión. El objetivo no tiene que ver solo con el acto de donar, sino con brindar las

condicione­s adecuadas para que las mujeres puedan extraer y conservar la leche que les darán a sus propios hijos, cuando por algún motivo no pueden amamantarl­os directamen­te. En cuanto a las proyeccion­es sobre estos bancon en la Argentina, Picón es

optimista: “Ojalá continúen en crecimient­o. Si todos nos esforzamos y ponemos nuestro granito de arena, cada vez se inaugurará­n más. Por otro lado, estamos proponiend­o que en las boletas de agua del Chaco, se incluya una leyenda sobre la donación de leche materna y los números de teléfono para poder contactars­e con los bancos”. Desde Neuquén, la especialis­ta Roxana Pérez asiente y concluye: “Lo que se dona es mucho más que leche: es amor, es vida”.

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