La Nueva Domingo

Una Bugatti de 1926, la joya más preciada de la colección de Julio Yáñez

Su amor por los autos de colección lo llevó a crear, desde cero, un auto deportivo francés de 1926. Pero para llegar a su obra maestra, primero hay que pasar por los dos Volvo PV-444 de 1956 con los que se inició.

- Federico Moreno fmoreno@lanueva.com

Desde chico aprendió el oficio de tapicero, viendo a su padre. Pero a medida que fue creciendo, Julio Yáñez (68) fue cambiando por muebles por los autos.

“Siempre reconstruí­a autos antiguos para los demás, pero a medida que me hice grande me empecé a dedicar de lleno a los míos, y ni hablar cuando me jubilé”, explica el dueño de la réplica de un Bugatti T37 de 1926.

Para llegar a su obra maestra, primero hay que pasar por los dos Volvo PV-444 de 1956 con los que se inició.

“Hace 12 años hablando con un amigo en un asado le dije que cuando era joven mi papá había tapizado un Volvo PV-444 y que me gustaría conseguir uno. No son para nada comunes, menos en Bahía y en estos días, pero de casualidad mi amigo había visto en el barrio Espora”, recuerda Yáñez.

El auto estaba parado hacía años, lo que colaboró para que con apenas $1.000 se pudiera quedar con él.

“Ese fue el primero de mi colección, lo desarmé todo, yo me encargué de toda la tapicería y los accesorios, un chapista de lo suyo y mi amigo Raúl Cerioni de la mecánica. Después de eso un día pasó un chico por la tapicería, vio el auto y me dijo que en Carhué había uno igual. Un domingo nos fuimos para allá y lo encontramo­s, pero no pude hacer negocios. Tuve que esperar un año”.

Una vez con los dos autos iguales en su poder, su idea era usar todos los accesorios del segundo para completar y abastecer al primero, el bordó. Pero cuando otro amigo el trajo de Europa una revista de los Volvos antiguos y vio que existía la versión descapotab­le y que solo se habían hecho 40 unidades, tomó la decisión.

“Me daba lástima tirar el casco del segundo, así que decidí hacerlo convertibl­e. Lo corté yo, con herramient­as que tenía de cuando hacía carrozados a utilitaria­s. La cola la tuve que hacer toda nueva porque es distinta, le tuve que hacer un chasis abajo porque como son compactos, al sacarle el techo se me torcía. Este quedó menos original que el bordó, de hecho era gris y lo pinté de un verde inglés, sacado de un Lotus, pero es el que más uso. Viajé a Córdoba, a San Luis, en Bahía lo saco seguido y hasta me fui a Bariloche, a ver la carrera de las 1.000 millas de regularida­d”.

Y fue allí que conoció a su musa inspirador­a. Justo un bahiense que hacía años vivía en Buenos Aires apareció en este festival de autos de colección con una coupé Bugatti.

“Me enamoré, le saqué 150 fotos desde todos los planos, pieza por pieza. Me vine con eso desde Bariloche y una vez en Bahía me bajé un plano del auto por internet. Temí que me quedara grande el proyecto...”.

La coupé Bugatti T37 de 1926 en Bahía Blanca no la tiene nadie y en Argentina son contadas con los dedos de la mano. Original puede costar entre 150 y 160 mil euros.

“Lo primero que tuve que hacer fue buscar un chasis del cual partir. Encontré una camioneta Ruby de la misma época en un desarmader­o, parecía que me estaba esperando. Me interesó por la punta del chasis que era muy parecida. Después fue un trabajo de 9 o 10 horas por día, durante 18 meses”.

Desde las chapas, pasando por la palanca de cambios, los espejos retrovisor­es y hasta los relojes, son réplica.

“Por un reloj viejo, que ni funcionaba, me pedían 2.500 dólares, por las 4 llantas 25.000 dólares. Yo, gracias a todas las mañas que me doy y a la ayuda de mi amigo Raúl que me hizo la mecánica, debo haber gastado como máximo 100 mil pesos”, aclaró Yáñez.

Cuando la gente lo encuentra en la calle, lo primero que no puede creer es que sea una réplica.

“Cuando les cuento eso todos me dicen ‘bueno, pero partiste de un chasis viejo de una Bugatti igual’, y cuando les digo que empecé con una camioneta Ruby no lo pueden creer. Me la han querido comprar muchas veces, pero estas cosas no tienen precio”.

Me gustaría que el día de mañana los tres autos les quedaran a mis hijos, que sea cosa de la familia. Eso sí, no los presto. Si andan es conmigo en el asiento del acompañant­e”.

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 ?? PABLO PRESTI-LA NUEVA. ?? Julio Yáñez, con sus joyas. Una historia imperdible, llena de pasión por los autos antiguos.
PABLO PRESTI-LA NUEVA. Julio Yáñez, con sus joyas. Una historia imperdible, llena de pasión por los autos antiguos.

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