El proyecto Provincia Nueva mantiene vigentes las ideas de Enrique Julio
Dos referentes locales plantean los argumentos que reafirman, y actualizan, la propuesta de Enrique Julio.
“Creo que es más fácil de lo que se cree. No hablo solo de la viabilidad, sino de la composición, porque no es un problema de diagramación territorial sino de inserción de una serie de variables. Tenemos una región bastante homogénea y eso permite una posibilidad grande de incluir a todos los que podrían considerarse parte de esa provincia”.
El doctor Hernán Silva habla del proyecto Provincia Nueva, un tema tan ligado a la creación de este medio por Enrique Julio, el 1 de agosto de 1898, donde bregaba por la conformación de una nueva región.
“La gente tiene que ser parte, para lo bueno y para lo malo. Porque no es sólo decidir y aquí está uno de nuestros problemas”, agregó.
“Nos hemos acostumbrado a ser un país con una es- tructura donde el Estado era algo ajeno a nosotros y de alguna manera un proveedor. No es así, el Estado y los proveedores somos nosotros. Y también somos los que vamos a recibir, en la medida de que seamos adecuados proveedores. Por eso es importante esa homogeneidad a la hora de evaluar, con criterio pasado, presente y futuro, cuáles son las potencialidades para determinar cuál es la zona que hace viable a una provincia”, sostuvo Silva.
“La ilusión de una nueva provincia no puede despegarse de una transformación de la unidad que nos integra, que es la Nación. Sin ilusión no vamos a avanzar”, agregó el doctor Roberto Bustos Cara.
“Imagino un lugar de pertenencia y de reconocimiento porque la identidad siempre tiene dos partes, sin las cuales no existe. Yo me siento perteneciente, pero debe haber un reconocimiento del resto”, comentó.
“De allí la necesidad de hacer una estrategia para alimentarse hacia adentro como sociedad construyendo esa idea y, al mismo tiempo, buscar hacia afuera otra estrategia que lleve a un reconocimiento con integración”, afirmó.
Bustos Cara dijo que se trata de un lugar de pertenencia que sea capaz de proyectarse y de construir viviendo en un lugar donde lo cultural, que se distribuye en toda la región, nos represente y que las políticas, educativas y demás, sean elaboradas en función de un interés local.
Tras un relanzamiento a principios de este siglo, que con el paso del tiempo fue perdiendo fuerza, la propuesta Provincia Nueva ha vuelto a ganar espacios en los últimos meses.
“El proyecto ha sido una cuestión permanente de Bahía Blanca por su ubicación geográfica, por su tradición histórica y por su relación política en cuanto a toda la estructura de lo que ha sido, sucesivamente, la organización nacional. Todo eso influyó, para bien y para mal, en el desenvolvimiento de nuestra ciudad”, afirmó Silva.
“Para bien porque, de alguna manera, es la Bahía Blanca que heredamos hoy,
y para mal porque ha tenido muchas frustraciones a lo largo del desarrollo histórico, especialmente por una situación híbrida en la que se ha encontrado. Es la puerta de la Patagonia, pero no es la Patagonia; es provincia de Buenos Aires, pero vive al margen de lo que es la provincia de Buenos Aires; se pensó en ella no como capital de la provincia, pero los destinos políticos hicieron que se inventara La Plata cerca de Buenos Aires para seguir manejando, desde Buenos Aires, capital de la Nación luego del 80 (NdR: 1880), la provincia de Buenos Aires”, dijo.
Silva recordó que, a fines de siglo XIX, La Plata fue llamada la Necrópolis de vivos. “¿Quienes eran los vivos? Los políticos que iban el lunes o el martes a La Plata y volvían el jueves y los fines de semana la ciudad estaba muerta. Fue una creación artificial. Lo cierto es que Bahía Blanca no tiene demasiado que ver con La Plata”, contó.
“Somos una ciudad que ha crecido mucho y que tiene una base electoral importante si la comparamos con otras provincias, pero dentro de la nuestra, donde hay partidos que se limitan únicamente por calles que tienen como 3 millones de habitantes, evidentemente ninguna de las dos grandes ciudades bonaerenses, como Mar del Plata o Bahía Blanca, tienen importancia desde ese punto de vista; es decir, el electoral”, aclaró.
“Ahí se juegan muchos temas. Uno, que siempre estu- vo presente: el de las potencialidades de Bahía Blanca, desde la Liverpool del sur, como se la llamaba y la ciudad de los puertos, donde los principales referentes de la época, como (Estanislao) Zeballos, hablaron así de ella, incluso en el exterior. Y la Bahía Blanca actual, con todas sus idas y vueltas en ese vínculo que incluso la hace muy particular, muy propia y muy autosuficiente, pero también tributaria. Es decir, no tiene la necesaria autonomía como para planificar su desarrollo y tener aspiraciones, pero su desenvolvimiento viene en función de políticas extrañas a la ciudad y a la zona”, describió el doctor Silva.
“Vale aquí destacar dos aspectos”, expresó Bustos Cara.
“Uno está ligado a la identidad y a la necesidad de saberse perteneciente a un lugar. Y esa es una construcción cultural que lleva tiempo, que es necesario alimentar e imaginar, porque es la base de un territorio.
"El hombre es un ser territorial, construye y abre sus espacios donde, con un cierto grado de autonomía, se debe definir cuál será ese es- pacio”, agregó.
“Aquí no se ha trabajado en la construcción de una identidad territorial, sea regional o provincial. A veces mezclo el término regional con la idea de una nueva provincia, porque una región puede significar un cierto grado de autonomía. Muchos de los ensayos se refieren, justamente, al intento de regionalizar la provincia de Buenos Aires”, aseveró.
“No se puede hablar de Provincia Nueva, de proyecto de región o de la ley de Desarrollo del Sudoeste Bonaerense sin considerar un componente que es cultural, viendo a la cultura como algo que nos conforma y le da forma a nuestras relaciones particulares en un lugar y en un tiempo específico. Hemos hecho poco en este sentido”, explicó.
Bustos Cara sostuvo que la ley del SOB se refiere sólo a lo productivo y a la redistribución de fondos de subsidios, pero no contiene un trabajo en un sentido cultural.
“No digo que no sea importante el aspecto económico que da sustento a una vida colectiva, sino que si no existe un componente cultural no se avanza”, aclaró.