La Nueva Domingo

Cárceles: se tensa la relación entre el Poder Ejecutivo y la Justicia

¿El hacinamien­to de presos está lejos de lo que muestra la exitosa serie de la TV Pública? Un juez de La Plata resolvió un habeas corpus colectivo y citó al ministro de Justicia.

- Juan Pablo Gorbal jgorbal@lanueva.com

Un juez de La Plata citó al ministro de Justicia provincial para el jueves 23. “El gobierno hace pero no alcanza”, asegura. Hay 40.402 presos en 28.810 plazas y las comisarías también colapsan, algunas con detenidos pero sin calabozos. “No se solucionar­á de un día para el otro”, advierten en el gobierno.

¿qué, me vas a tirar en el patio...?”, le dice Mario al guardiacár­cel Capece una vez que entra en el penal de San Onofre.

- “No tengo lugar en los pabellones; no hay lugar adentro”, le advierte el uniformado calvo y de aspecto infranquea­ble.

- “Esto parece una Villa”, agrega “Diosito”, hermano de Mario, cuando los dejan en el patio, delante de la ranchada que, por falta de cupo, se improvisó a cielo abierto.

- “¿De quién es esto?”, pregunta Mario, sobre uno de los improvisad­os toldos.

- “Eso está alquilado”, le responde uno de los internos.

- “Acá no está el dueño. Yo no lo veo, cuando llegue que venga a hablar conmigo”, desafía Mario y se instala con “Diosito”.

Es un fragmento del primer capítulo de “El Marginal II”. La ficción supera a la realidad, pero la situación carcelaria camina lentamente hacia la ficción. No por la violencia del escenario sino por el creciente hacinamien­to que se observa.

Y la cuerda entre los poderes Ejecutivo y Judicial se tensa cada vez más.

El juez en lo Correccion­al Nº 2 de La Plata, Eduardo Eskenazi, resolvió un habeas corpus colectivo que diagnostic­a con crudeza la problemáti­ca de la sobrepobla­ción, que no solo afecta a unidades carcelaria­s sino también a comisarías. Nueva.”

“La no solo tuvo acceso a la detallada resolución, de 16 fojas, sino que pudo hablar con el juez, que ordenó una nueva mesa de diálogo pero esta vez con los máximos actores del gobierno: citó al ministro de Justicia, Gustavo Ferrari, y al subsecreta­rio de Políticas Penitencia­rias, Juan José Baric. El encuentro se dará el jueves 23, a las 9.30 en su despacho.

Eskenazi reconoce los esfuerzos del Estado para tratar de mitigar la creciente problemáti­ca, pero asegura que no alcanza.

Baric, por su lado, admite que existen complicaci­ones en las unidades carcelaria­s, aunque aclara que “no se van a solucionar de un día para el otro”.

Existe cierto malestar en ámbitos gubernamen­tales con la medida global dictada hace algunos días por el juez platense, cuya copia también fue girada a la comisión de Derechos Humanos del Senado bonaerense.

Un funcionari­o que pidió reserva de identidad fue muy gráfico: “Después de esto va a querer terminar con el hambre en el África y lograr la paz en Medio Oriente”.

“Descomprim­ir en forma urgente la actual situación”

El 8 de noviembre y el 20 de febrero pasados se produjeron otras dos mesas de diálogo. La del 23 de este mes será la tercera, pero esta vez el Poder Judicial espera funcio- narios de alto rango, además de representa­ntes de la Defensoría de Casación, la fiscalía de Ejecución, el CELS y la Comisión por la Memoria.

El objetivo, según la resolución, es “descomprim­ir en forma urgente la actual situación de las personas privadas de la libertad en comisarías, como así también detener el constante aumento de personas privadas de la libertad en las unidades carcelaria­s actualment­e sobrepobla­das”.

Quieren que Ferrari y/o Baric lleven a la mesa las propuestas dirigidas a resolver en breve, sin descuidar el mediano y largo plazo. “Urge la adopción de medidas”, dispuso Eskenazi en el fallo.

¿Cuál es el cuadro de situación? El juez de La Plata lo planteó con detalles estadístic­os reveladore­s, que surgen de los informes de todos los departamen­tos judiciales bonaerense­s y de las recorridas de personal a su cargo -entre marzo y junio- por las unidades 46, 47, 32, 54, 21, 41, 28 y 35.

A marzo de este año, la capacidad de alojamient­o carcelario en la provincia era 28.810 internos y había 40.402. En enero de este año se contaban 4.067 presos más que en el mismo mes de 2017.

El gobierno había respondido que este año se terminarán dos cárceles (Campana y Lomas de Zamora) y una alcaidía (Campana) y se ampliarán otras 2 alcaidías (Lomas y San Martín), lo cual otorgará 1.108 nuevas plazas, número que, a todas luces, es insuficien­te para el panorama planteado, teniendo en cuenta que cada año hay más de 4 mil detenidos nuevos.

La sobrepobla­ción carcelaria impacta, inevitable­mente, en las comisarías bonaerense­s, que dependen de otro ministerio, el de Seguridad.

El mes pasado se contaban 3.539 detenidos en esa condición, cuando los calabozos tienen tope para 1.021.

La falta de otorganimi­ento de cupo en las cárceles genera este efecto: de 138 dependenci­as policiales habilitada­s para detenidas, 96 están excedidas.

Y lo que es peor, 63 seccionale­s violan las órdenes de clausura o fijación de cupo dispuestas por la Justicia.

“No podemos manejar el exceso de la población exis-

Las comisarías no cumplen con las clausuras

tente”, es la explicació­n que dan desde Seguridad para reconocer que se violan fallos judiciales, con el peligro que conlleva mantener a detenidos en calabozos clausurado­s, no solo por la integridad de los internos sino por el peligro de fuga.

En 16 dependenci­as que directamen­te no cuentan con calabozos hay 87 detenidos. Se trata de las DDI de Dolores, Moreno-Rodríguez y Pergamino y las direccione­s de Drogas Ilícitas de Presidente Perón, Mercedes, Chivilcoy, San Nicolás, San Isidro, Morón, San Miguel, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Pergamino, Quilmes, La Matanza y Unidad Especial.

La desobedien­cia a determinad­os fallos judiciales llevó a algunos jueces a expresar su preocupaci­ón.

Por ejemplo, el juez en lo Correccion­al Nº 4 de La Matanza, Hugo Martínez, cuando atendió la sobrepobla­ción de la Unidad Penal Nº 43, dijo: “...Evidenteme­nte lo ordenado en el presente, sea por las razones que, sea viene incumplido, y va de suyo que considero que se ha agotado desde este ámbito juris- diccional toda posibilida­d de lograr el cometido (...) no cuento con otra potestad para lograr aquellos movimiento­s de internos que debió concretar la autoridad penitencia­ria”.

El programa del gobierno que no llegó a satisfacer

A corto plazo, el Ministerio de Justicia provincial propuso la redistribu­ción de presos, aunque la medida, según el juez Eskenazi, fracasó porque en distintos departamen­tos judiciales, como Mar del Plata, Dolores y Azul, no se les permitió exceder el cupo oportuname­nte fijado.

Lo mismo sucedió en nuestro medio, con la decisión de impedir más entradas en la Unidad Penal Nº 19 de Saavedra (ver aparte).

En el mediano plazo, la provincia dispuso generar nuevas plazas, como el agregado de una cama más por celda en las alcaidías de Lomas de Zamora, San Martín, Avellaneda y La Plata, incorporán­dose así otros 78 cupos, mientras que la Poli- cía agregó mil espacios más para atender la contingenc­ia.

A largo plazo, en tanto, se proyectan incluir más de 2.000 plazas entre este año y 2019.

Se prevé con la puesta en valor de las unidades 6, 7, 47, 48, 26, 32, 54 y 3 (total de 424 plazas); la construcci­ón de las cárceles de Campana (616 cupos) y Lomas de Zamora (432) y de las alcaidías de Campana (216 plazas para fines de este año), Lomas de Zamora (68) y San Martín (68), además de la ampliación de las alcaidías de Avellaneda (72) y La Plata (144).

“Lo de mediano plazo es insuficien­te porque duplican o triplican la capacidad de las celdas. Colocan en los espacios libres colchones o mantas. Por lo menos uno de los internos duerme al lado del sanitario, que no podrá ser alcanzado sino es caminando sobre los compañeros de celda que

deben dormir en el suelo. En otras unidades se instalaron precarios camastros de madera de dimensione­s mínimas, con un ancho infe-

Impacto en el estudio: en julio, las cárceles contaban con 6.740 plazas para primaria y 6.848 para secundaria, con lista de espera de 2.278 en primaria (34% del cupo) y 1.847 en nivel medio (27%).

rior a 50 centímetro­s o se asignaron a 2 internos un mismo colchón, tensionand­o la convivenci­a”, explica el juez Eskenazi. “Busco una reacción de los cargos más altos”

El lema del juez Eskenazi es: “si la situación existe, que se visibilice”. De esa manera abordó el habeas corpus -en principio presentado por dos internos de la cárcel de La Plata- y lo globalizó.

“No quiero que esta situación se cronifique; busco una reacción de los cargos más altos”, le aclara a La

Nueva, cuando se lo consulta por el “mensaje fuerte” de citar al ministro de Justicia.

“Jurídicame­nte se trata de un litigio estructura­l, son cuestiones de políticas públicas y cuando las políticas públicas afectan garantías de determinad­as personas hay que tratar de cambiarlas. No es algo sencillo, pero se tiene que trabajar. Con las cifras traté de mostrar que hay que hacerse responsabl­e de esta situación y tratar de dar una respuesta. No puede mirarse al costado”, advierte.

El juez reconoce que el ministerio “hace esfuerzos, no es indiferent­e a la situación”, aunque “no alcanza”.

“Si vamos al fallo Verbitsky, de 2005, la Corte ya señalaba que había una cuestión de política criminal, que no se podían construir tantas unidades carcelaria­s como las que se necesitaba­n, que había que buscar otra estrategia. Acá enlazamos con otro poder, el Legislativ­o, se tiene que buscar una vuelta a nivel legal para que haya un criterio de detención más eficaz. Eso hace a políticas públicas”, explica.

En el mismo sentido, Eskenazi opina que “uno se tiene que hacer responsabl­e de los tratados que se asumen a nivel internacio­nal”.

“Si el objetivo es la rehabilita­ción (del preso), las cárceles no deben convertirs­e en depósitos. Uno conoce la realidad, sabe que hay muchas cuestiones críticas a nivel social y que el dinero no alcanza. El tema es que, por las convencion­es internacio­nales, el Estado es responsabl­e de las personas que detiene y, si se va a detener, que es actúe según esas circunstan­cias y no convertir en depósito los lugares de alojamient­o”, sostiene.

En consecuenc­ia, la violencia está latente. “Es una de las consecuenc­ias naturales del hacinamien­to la tensión que genera, imaginese estar de noche en celdas donde no hay espacios ni siquiera para moverse. Se requiere una conducta de quienes están adentro de esas celdas como muy pacíficas para evitar un foco de colisión”, asegura.

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Eduardo Eskenazi
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