Recuperarán un edificio tan histórico como olvidado
Se trata del conjunto edilicio que alojara una de las primeras usinas eléctricas de la ciudad, encargada de generar la electricidad necesaria para el funcionamiento del puerto de White.
“Es el mejor edificio en su tipo de la ciudad, una obra a la que históricamente se le ha negado atención", señaló el arquitecto José María Zingoni.
Para el arquitecto José María Zingoni no hay dudas: "es el mejor edificio en su tipo en la ciudad".
No es una definición menor por parte de uno de los profesionales más conocedores del patrimonio industrial de la ciudad.
La referencia es a uno de los edificios más ignorados y escondidos de la zona portuaria, el que durante casi 20 años generó la electricidad que permitió el movimiento de la terminal portuaria y donde se reparaban y fabricaban desde las cajas fuertes de las estaciones de trenes hasta las grúas para levantar locomotoras.
Desocupado y desguazado hace 25 años, ahora comenzará su recuperación.
El escondido
A veces sucede que ciertos edificios permanecen ignorados por la historia, como si se hubieran extinguido, apagado. Incluso a contramarcha de su valor artístico y cultural o del potencial uso que podría tener.
Es el caso del conjunto edilicio que alojara una de las primeras usinas eléctricas de la ciudad, encargada --nada menos-- de generar la electricidad necesaria para el funcionamiento del puerto de Ingeniero White.
Inmueble que alojó las modernas maquinarias capaces de generar ese "fluido mágico" que permitió disponer de la tecnología que a principios del siglo XX posicionó la terminal marítima local como una de las más importantes del planeta.
Hace 25 años, en 1993, el inmueble donde funcionaba "la usina inglesa", según se la mencionaba, dejó de tener función alguna. Había dejado de producir electricidad 70 años antes pero todavía albergaba varios talleres.
El lugar, habilitado en 1908, comenzaba su historia de ostracismo, cerrado por su maravillosa arquitectura ladrillera, su imponente figura recostada sobre la ría.
Cien años atrás se escuchaba todavía el andar de tres dínamos, capaces de generar 2500 kilowatts, la fuerza matriz suficiente para activar los elevadores de granos, guinches y aserraderos. También alimentar el alumbrado público de White.
El edificio se ubica vecino al muelle de los elevadores de chapa --en construcción en esa época--, a pocos metros del primero de los puentes del complejo La Niña. Se compone de dos edificios adosados, sumando 3 mil m2, y una majestuosa chimenea.
La nave principal albergaba compresores, máquinas y tableros, iluminada por unas pocas aberturas y una lucarna central. La chimenea, de 50 metros, marcaba el punto más alto del puerto y de la ciudad.
Desde que los ingleses la construyeron, entre 1904 y 1908, se convirtió en un monumento, un templo de la industria.
El uso
La usina inglesa generó energía hasta que entró en funcionamiento la General San Martín (El Castillo), en 1932, operada por la Italo Argentina, la concesionaria que reemplazó al Ferrocarril del Sud.
Quedó operativa la parte de taller, se lo conocía como Mecánica Muelle, donde se reparaban dragas, remolcadores, chatas barreras, guinches, cabrestantes y motores de los elevadores.
La parte de usina se reconvirtió en subestación, conectada con el castillo, recibiendo electricidad con una potencia de 6.600 volts que transformaba a 440 o 220 volts y a corriente continua de 500 volts.