La Nueva Domingo

Juan Curuchet, a 10 años de ganar el oro: “Los sueños se pueden cumplir”

“Salí campeón del mundo tomando gaseosa light y gané la medalla olímpica tomando agua”, su mensaje.

- Gustavo Carlos Astolfi gastolfi@lanueva.com

Los sueños se pueden cumplir, pero hay que dejar muchas cosas de lado”. A 10 años de conseguir la medalla de oro en la prueba madison de ciclismo de los Juegos Olímpicos de Beijing junto a Walter Pérez, Juan Esteban Curuchet continúa dejando su mensaje y haciendo hincapié en el esfuerzo que debe hacer un deportista de alto rendimient­o para poder cumplir sus objetivos.

A los 53 años y alejado de las grandes ciudades, el marplatens­e mantiene los ideales que tuvo durante sus 26 años como deportista de alta competenci­a.

“Cuando empezás a ver que tu condición genética se adapta al alto rendimient­o, que la mente acompaña a esa genética y la pasión nunca se apaga, empezás a darte cuenta de que esos sueños son posibles de cumplir. También cuando vas creciendo deportivam­ente ves que esos sue- ños tienen un gran compromiso personal, una gran dedicación, pero sobre todas las cosas saber que hay muchas cosas que vas a tener que dejar de lado para poder cumplirlos”, mencionó.

“Valió la pena”, es la frase que Juan no se cansa de repetir. Corta y contundent­e. Así lo siente. Como si todavía estuviera arriba de la bici.

“Uno recuerda todas aquellas cosas en que se limitó y dejó de lado por cumplir un sueño. Pero sabe que es algo que tenemos los deportista­s de alto rendimient­o: el amor al himno, a la bandera y a la camiseta. Yo creo que esas cosas fortalecen lo que se resigna. Se dejan de lado, entre otras cosas, la familia y los hijos, con quienes no podés compartir momentos de la vida porque estás con una valija armada representa­ndo al país. Cuando terminás tu carrera deportiva y hacés el balance, que yo lo puedo hacer hoy, ahí ves que valió la pena”, sostuvo.

La hora del retiro llegó tras la conquista de la medalla dorada.

“Lo tomé muy bien. Me bajé de la bicicleta a los 44 años y con un gran esfuerzo en los últimos años, entre los Juegos Olímpicos de Atenas y Beijing. Acumulé más de 124.000 kilómetros en cuatro años. Voy a decir algo que espero que se entienda y a aquellos que hoy están detrás de un sueño les quiero dejar un mensaje. Yo salí campeón del mundo tomando Coca Cola Light, y gané la medalla olímpica tomando agua. Creo que ahí se entiende cuánto más hay entre un campeonato del mundo y un juego olímpico. Es un ejemplo claro de todos los detalles mínimos que se deben tener en cuenta para una Olimpíada. El mensaje es claro: lograr grandes cosas es una suma de pequeños detalles. La preparació­n la conocen todos. Hay que cuidarse, tener una buena alimentaci­ón, etc. Ahora los pequeños detalles hacer los grandes resultados”, resumió.

Actualment­e se encuentra disfrutand­o de un descanso lejos del ruido de la ciudad.

“Estoy alejado del centro de Mar del Plata. Vivo en el campo, en la zona de Estación Chapa, en Batán, junto con mis padres y mi hermano Gabriel. Estoy retirado y buscando tranquilid­ad. En los años como deportista de alto rendimient­o, los ocho años que estuve en el Comité Olímpico y los cuatro como senador provincial viví en una vorágine acelerada. Me tomé un año sabático después de tanta intensidad. Estoy en calma, no pensando en nada, tratando mi cuerpo y haciendo mucha gimnasia, pero por sobre todas las cosas poniendo mi mente en blanco. Lo necesitaba después de tantos años. Siempre fui una persona que tomaba objetivos a cuatro años y sentí la carga, por eso necesitaba un descanso”, concluyó.

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Pérez y Curuchet, durante la histórica vuelta triunfal.

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