Las palomas: de símbolo de la paz a plaga en la provincia y la ciudad
Luego de 75 años de ser considerada clave para la defensa nacional, un reciente decreto de la gobernadora Vidal autorizó a eliminarla. En Bahía decenas de edificios están afectados por su presencia.
Los edificios de Bahía Blanca son, por antigüedad y diseño, un acantilado artificial óptimo para la nidificación de las palomas.
Por centenares se ubican en sus molduras, entrantes y salientes, protegidas del viento y atentas a toda posibilidad de tomar comida del suelo.
Viven tranquilas porque hasta ahora estaba prohibida su caza o eliminación, lo cual llevó a un crecimiento exponencial en la última década, con cerca de 80 mil palomas en la ciudad.
El panorama
Una enorme cantidad de construcciones alrededor de la plaza Rivadavia, y en parte del microcentro, sirve de lugar propicio y adecuado para la vida de este animal que ahora podrá ser combatido con medios destructivos, a partir de una ley provincial --aprobada en abril último-- que las considera parte de una plaga, capaces de ocasionar daños económicos y sanitarios, entre otros.
Desde Saneamiento Ambiental del municipio se mencionó que nunca se implementó política alguna para combatirlas, a pesar de conocer los efectos negativos que tienen sobre la salud humana.
Depende exclusivamente de los particulares establecer medidas restrictivas para que estas aves no ocupen sus inmuebles.
Ahora esa postura pública se podrá modificar, aunque para eso se necesita la consideración del tema por parte del Concejo Deliberante, a fin de establecer políticas y métodos sobre como afrontar la situación.
De material militar a portador de enfermedades
Desde hace 75 años tenía vigencia la ley por la cual correspondía al Ministerio de Guerra fiscalizar y supervisar toda actividad relacionada con el uso de las palomas en el país, ya que se trataba de un ave relacionada con la defensa nacional, al ser utilizada para las comunicaciones.
Entre las curiosidades de esa ley, dictada en 1943, las palomas fueron declaradas "de utilidad pública", pudiendo incluso expropiarse en manos de particulares. Establecía la prohibición de toda acción que atentara contra las mismas, con penas de hasta un año de prisión.
Esa protección ha permitido la reproducción incontrolada del animal.
En abril último, la gobernadora María Eugenia Vidal decidió modificar esa realidad y ahora la paloma es parte de una de las muchas plagas que afectan a los centros urbanos y que admite ser combatida para preservar la salud de las personas y los bienes.
Las palomas domésticas, torcazas, turcas y monteras son tan peligrosas para la población como lo son la rata negra, el ratón doméstico o el estornino.
Es capaz de transmitir enfermedades bacterianas, como la psitacosis, que puede derivar en una neumonía atípica; o el Escherichia coli, a través de la materia fecal, y afectar, por caso, los tanques de agua --defecan adentro-mientras un ácaro en su pluma da sarna y pueden contagiar piojos.
Las formas
Hasta ahora las intervenciones contra las palomas se limitan a colocar elementos que las ahuyenten. Entre los más divulgados se cuentan las púas de acero inoxidable y las redes de soga.
Consultadas empresas locales dedicadas a este rubro, reconocieron que en la ciudad "la demanda de estos elementos es poca", atribuyendo el hecho a que "no existe una conciencia sobre la importancia de establecer esa protección".
De allí que las palomas casi no encuentren obstáculos para anidar en edificios, ocupando molduras, cornisas, balaustradas y techos, inundando todo con su agresivo buano.
Desde el municipio, más específicamente en Saneamiento Ambiental, se reconoce que combatirlas no resultará una tarea simple ni rápida.
"Utilizar veneno en semillas puede afectar a otras aves y cazarlas con redes o capturar sus huevos puede resultar una tarea titánica", revelan.
Barcelona, un ejemplo
En España hace tiempo que las palomas son tratadas como plaga y el ayuntamiento desarrolla distintos métodos para su eliminación.
Sin embargo, por ley se estableció que los mismos debían ser "éticos", evitando acciones agresivas.
Hoy se ensaya el uso del "pienso anticonceptivo", un maíz recubierto de un inhibidor de la capacidad reproductora de las aves. Aún sigue en evaluación.
En la Escuela 2 no pueden mantener abierta sus ventanas debido al olor que dejan las palomas, que aprovecharon para anidar detrás del cerco perimetral.