Herramientas para afrontar el futuro luego de la cárcel
Los internos que asisten a los cursos que se brindan en el Centro de Formación Profesional de la U4 son capacitados para que al recuperar la libertad tengan un lugar en el mercado laboral.
Alrededor de 350 internos de la Unidad Penal Nº 4 completan cada año las capacitaciones en oficios que se dictan en el Centro Centro de Formación Profesional que funciona en la cárcel bahiense.
Uno de los principales objetivos es dotar a los alumnos de las herramientas necesarias para que luego de recuperar la libertad tengan la capacidad de llevar adelante un emprendimientopersonalen caso de no ser contratado por una empresa.
En los últimos días, el esta- blecimiento que funciona dentro de la unidad de Villa Floresta cumplió 30 años de vida.
Marcos Di Lorenzo, director de Promoción e Inclusión Sociolaboral del Servicio Penitenciario Bonaerense, explicó que se los capacita en actividades con demanda en el mercado laboral.
“Cualquiera se puede equipar un taller para trabajar de forma independiente, es decir, verse como actor y no depender tanto de que alguien les abra las puertas. Ellos también deben abrirse las puertas”, opinó.
Según consideró el funcionario del SPB, el impacto que genera el CFP de la unidad penal local en el resto de las cárceles provinciales es “muy significativo”.
“Desde el Servicio Penitenciario buscamos brindarles a los detenidos herramientas para que se puedan desempeñar en el medio social amplio como actores positivos”, expresó.
En este sentido, Di Lorenzo remarcó que “es importante que vengan personas del contexto social para transmitir lo que saben y con las pautas de conducta que la misma sociedad les impone, con el objetivo de que los internos aprendan y se manejen con esos lineamientos adentro de la cárcel”.
El desafío de la dirección a su cargo es “transformar” al preso y para lograrlo -afirmó- es fundamental la intervención del Centro de Formación.
“Nunca antes se habían considerado personas que pueden concretar sus proyectos y objetivos, por eso están en la cárcel. La educación transforma a la persona, no solo transmite conocimientos. Cuando recuperan la libertad sí se ven como una posibilidad, porque en el contexto de encierro se empiezan a moldear para eso”, enfatizó.
Consideró que los reclusos “son adultos que vienen con una historia personal o carga que hay que romper para que se puedan reinsertar”.
“La capacitación es constante y se trabaja mancomunadamente. Los internos están motivados con lo que están aprendiendo y, si bien los CFP funcionan en casi todas las unidades de la provincia, acá se observa que es algo esencial al establecimiento”, continuó diciendo Di Lorenzo.
Autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense, de entidades locales y funcionarios participaron de los actos por el 30º aniversario del CFP.