Punto a punto
LOS MAXITEJIDOS SE TRANSFORMARON EN UN VERDADERO FUROR. LUJÁN CAMBARIERE, PERIODISTA ESPECIALIZADA EN DISEÑO, BRINDA LAS CLAVES PARA ADENTRARSE EN EL UNIVERSO DE LAS AGUJAS GIGANTES.
Los primeros registros de piezas tejidas datan de los egipcios y los romanos. A lo largo de la historia, se utilizaron agujas de cobre, de madera, de carey y hasta de marfil. Antaño realizados por los hombres (ya que las mujeres eran las encargadas de hilar), los tejidos atravesaron todas las generaciones sin perder vigencia. Hoy se resignifican con una nueva idea: cuanto más grandes sean, mejor. “El tejido a dos agujas se encuentra entre las técnicas más ancestrales. Está relacionado con lo sagrado y con la supervivencia misma de la vida, ya que da cobijo. Es protección, calor, una segunda piel
con infinidad de significados y significan
tes, según las épocas y las culturas”, describe la periodista Luján Cambariere en su libro Mastercraft, en el que propone animarse a ahondar en el mundo de los trabajos manuales. En la actualidad, esta disciplina tiene una y mil técnicas para llevarla a cabo con distintos resultados; una de ellas plantea el desafío de trabajar la lana “a lo grande”, experimentando con agujas que superan el metro de largo. “Hoy el tejido vuelve a tener su auge entre las actividades cra , pero con algunos cambios. En este caso, de escala. Será el vértigo de los tiempos que corren, o las nuevas funciones que les exigimos, pero
ahora los tejidos nos gustan en tamaño extragrande. Requieren de originales maxiagujas y una actitud de juego y experimentación”, desliza la autora. Las claves A la hora de poner manos a la obra, esta amante de las labores artesanales propone dar el primer paso consiguiendo un lindo vellón de lana. “ Es la fibra animal por excelencia, requerida por ser natural y ecológica. Se vende por kilo y lo ideal es desarmar la madeja y ovillarla, para que no se enrede a medida que se va avanzando con el tejido”,
recomienda. A la vez, explica que al trabajar con maxiagujas es muy importante que los puntos se mantengan flojos para que no se dificulte la tarea: “Mientras se va avanzando en las vueltas, es importante seguir controlando la tensión para que el tejido sea prolijo y parejo. Vale aclarar que la tensión varía dependiendo de cada tejedor; así es como dos personas tejiendo con las mismas agujas y el mismo hilado pueden obtener un resultado diferente”. Elegir con qué punto trabajar es otra de las dudas que pueden surgir. Cambariere aconseja el santa clara y el jersey, dos clásicos que todo tejedor co- noce, que resultan prácticos en estas escalas y que suelen llevarse más de un aplauso en su versión gigante. Para saber cómo escoger las agujas, habrá que elegir primero la lana. De acuerdo con su espesor, deberá encontrarse la aguja ideal: sus diámetros oscilan entre los dos y los veinticuatro centímetros aproximadamente. El último gran interrogante será cómo calcular la cantidad de vellón. La periodista acerca una referencia:
“Para hacer un pie de cama de 1,50 x 1,50 metros se usan aproximadamente 4 kilos de vellón de lana, mientras que para una manta de cama doble se emplean entre 10 y 12 kilos”.
¿Un dato más? Si la meta es tejer una manta grande, se debe empezar poniendo cuarenta puntos en una maxiaguja de 1,20 metros. Quien se anime, que ponga manos a la obra.
Luján Cambariere es periodista y hace años se especializa en decoración, diseño y trabajos craft. En su último libro, recopila diferentes técnicas para aprender a crear con las propias manos.