brillante emma
Fue como una ráfaga. Así, a toda velocidad, apareció en el mundo del cine. La duda era si se mantendría con el correr de los meses o sería simplemente una chica bonita que f ilmaría solo un par de películas. Pero no. A aquella velocidad, Emma Stone le sumó talento, trabajo y constancia. Hoy es admirada por sus colegas y respetada por la crítica. Nacida en Arizona con el nombre de Emily Jean Stone, se inició en el teatro y su primera gran aparición en cine fue con Historias
cruzadas. Luego trabajó en dos filmes de El
Hombre Araña, que representaron su lanzamiento a nivel mundial, e impactó en Birdman. La consagración llegó de la mano de La La Land: ganó la Copa Volpi, un Oscar, un premio BAFTA y un Globo de Oro, todos como mejor actriz. A pesar de sus logros, los f lashes no la encandilan y prioriza otras cuestiones. “Creo que la amistad es casi todo. Me he dado cuenta a punto de cumplir 30: los amigos son la familia que elegís.
Ellos te van a acompañar en cada paso de la vida”, sostiene. A punto de convertirse en una treintañera, hacer un balance re
sulta inevitable: “Mi etapa adolescente fue genial – recuerda–. Después, en mis veinte, perdí el hilo. Todo cambió mucho y sentí que la capa protectora que me cubría se había roto en pedazos”. Stone estrenará en breve
Maniac, un thriller psicológico, en Net f lix. Pero eso no es todo: también se pondrá en la piel de Cruella DeVille, la archifamosa villana de 101 Dálmatas.