Eutanasia animal: dejarlos ir, pero rodeados de amor
Se confirmó que ellos buscan la mirada y caricias de sus dueños al ser sacrificados por una patología irreversible.
Nos brindaron los mejores momentos de sus vidas, nos acompañaron en cada juego, en cada risa y fuimos testigos de sus travesuras y alegrías. Y a pesar de todo, cuando llega el momento de dejarlos partir, los humanos evitan acompañarlos en esa triste despedida, ignorando el daño que les hacen.
“Tener que sacrificar a un animal es una de las partes más difíciles de nuestra profesión. Por eso es siempre aconsejable que el proceso, que no es rápido ni sencillo, se realice en presencia de alguno de sus dueños. Las drogas que se usan hoy permiten que el animal entre en un sueño profundo en el cual se produce un paro cardiorrespiratorio sin que uno lo perciba. Sólo se constata por medio de la auscultación”, explicó Alberto Pedro Tellarini, médico veterinario.
Por esa razón es muy importante que el dueño esté a su lado, que le hable y más que nada, que lo acaricie, para que el animal sepa que está ahí, acompañándolo.
“Aunque parezca dormido, el animal está consciente, con frecuencia cardíaca y respiratoria normal, está atento. Si su familia está presente, se sentirán más seguros y menos ansiosos”.
Tellarini cita como otra circunstancia llamativa a los animales que esperan la llegada de sus dueños para morir.
“Llega la tardecita y si tenemos algún animal internado en muy grave estado, basta con que llegue su familia y a los minutos, fallece. Es notable como el perro espera al dueño para morir”.
La eutanasia —remarca— es una decisión libre de egoísmos, humanitaria y que no se tiene que tomar de manera apurada.
“Es mucho más que “dormir” a un animal, es un proceso que combina compasión y conocimiento científico. Es tratar de darle al animal que nos acompañó de manera única y fiel una muerte sin estrés, dolor o sufrimiento, con la aplicación de un fármaco aprobado para tal fin y por la vía que corresponde, estando convencidos de que es la única y más humana solución para cortar con un padecimiento que no tiene arreglo”. Por último, Tellarini dejó bien en claro que la eutanasia “es para animales que se encuentran en un estado terminal y no para ser usado como método de control poblacional”.
La hora más difícil
Según el portal upsocl. com el 90 % de los dueños no soporta estar en la habitación cuando sus animales son inyectados. Pero justo en esos últimos momentos las mascotas, buscan frenéticamente a sus dueños.
Posterior a conocerse esta respuesta, muchos veterinarios respaldaron este postulado e incluso algunos dijeron sentirse cansados y descompuestos al ver tanta tristeza en un animal. Además, aprovecharon para hacer el llamado a que sus amos les hagan compañía hasta el último momento de sus vidas en la que sin duda es la hora más difícil.
“Traten de ponerse en su lugar, a nadie le gusta morir en una habitación llena de extraños”.
Eutanasia: ¿cuándo?
Cuando tiene una enfermedad terminal y la medicina tradicional ya no puede hacer nada por él.
Cuando un accidente severo atenta contra su calidad de vida.
Cuando hay más dolor que placer en su organismo. Porque vivir con dignidad es un derecho y morir con dignidad, también.
Los niños y la muerte
“Es importante ser sincero cuando se le dice al niño que se ha muerto su animal, para no crearles ansiedad o confusión o desconfianza. Evitar el ‘lo dormimos’ porque eso le dará miedo cuando él se vaya a descansar o cuando lo manden a dormir”.
Cumplir con los “Ritos funerarios” que el niño le quiera brindar a su compañero fallecido es fundamental. No que nos vean tirando su pecesito al inodoro o el canario a la basura, por ejemplo, aclaró Tellarini.
“El 90 % de los dueños no soporta estar en la habitación cuando sus animales son inyectados. Traten de ponerse en su lugar, a nadie le gusta morir rodeado de extraños”.