Bajo la lupa.
Hay escritores que despiertan pasiones encontradas: se los ama o se los odia. Quizás ese sea el caso del brasileño Paulo Coelho, uno de los novelistas más leídos del mundo ( t raducido a 81 lenguas, vendió más de 200 millones de libros en más de 150 países). De pequeño ya demostró interés por la literatura, adentrándose en las obras de Marx, Hegel, Engels, Henry Miller y Jorge Luis Borges. “Escribir es tan necesario como
amar”, es una de sus frases de cabecera, casi una declaración de principios. Lejos del estereotipo del intelectual, y como buen brasileño, le gusta el fútbol. De hecho, hace una analogía entre el deporte rey y la vida: “El fútbol y la vida consisten en resistir el primer golpe. Si pierdes un partido, luego vendrá otro. Es necesario tener disciplina, inspiración, y saber jugar en equipo. Hay días buenos y días malos, pero si persigues la victoria, vas a ganar”. Más allá de la pelota, su gran pasión, claro, es la escritura. Por eso, por estos días está más que contento con la presentación de Hippie, su más reciente
libro, que relata una muy extensa travesía en autobús entre Ámsterdam y Estambul, allá por la déca
da del 70. “Estoy en cada uno de mis libros, aunque en este último, más visible. También soy un pastor en Andalucía y un peregrino en Santiago. En definitiva, soy todos mis personajes”, concluye.