La Nueva Domingo

El adiós a “Buddy”, el perro canillita

Mimado por el barrio Pacífico, el Golden Retriever del quiosco de Castelli y Charlone se hizo famoso por repartir diarios y comprarse su comida.

- Laura Gregoriett­i lgregoriet­ti@lanueva.com

“Un día se me apareció una señora mayor, que venía en taxi desde Aldea Romana. Me dijo que estaba esperando a cobrar porque quería ver a ‘Buddy’ y acariciarl­o”.

El barrio Pacífico está de luto. "Buddy", el perro canillita, el que repartía los ejemplares de "La Nueva Provincia" a los vecinos y compraba su alimento solito en el forraje cercano "se quedó dormido "el viernes, un día después de cumplir 14 años.

En abril de 2013, un video del Golden Retriever de por entonces 7 años se hizo viral. Se publicó en todos los medios del país e incluso, lo reprodujer­on en diarios de Europa. Allí se lo veía al "gordo" en el quiosco de su dueño, Alberto Gamboa, en Castelli y Charlone, yendo al forraje con una bolsita con dinero para comprarse su ración de alimento.

"Buddy" era conocido y mimado por todo el barrio. Abría y cerraba puertas, repartía el diario a los vecinos y cruzaba la calle sólo cuando su dueño lo autorizaba.

"Por más que lo empujaras para cruzar, no lo hacía si yo no le daba la orden. Era súper inteligent­e. El día que fuimos hasta el forraje de la esquina a comprar su comida y le dejé dicho a la chica que "Buddy" de ahora en adelante iba a ir solito con su bolsita y el dinero me miró raro", recuerda entre risas.

Por entonces ya los autos se amontonaba­n para verlo en acción. La gente se paraba a mirarlo y mimarlo.

"Un día se me apareció una señora mayor, que venía en taxi desde Aldea Romana. Me dijo que estaba esperando a cobrar porque quería verlo a "Buddy" y acariciarl­o. Y a una vecina que estuvo de paseo en Francia le mostraron el video en un restaurant donde estaba comiendo con amigos. La gente me sorprendía todos los días".

Alberto recuerda que solían decirle que "Buddy" era tan inteligent­e porque pasó mucho tiempo con su mamá.

"En realidad nunca estuvo en mis planes comprar un perro. Pero mi hija mayor, por entonces de 10 años, había visto una película que se llamaba "Buddy" y quería ese mismo animal. Yo le explicaba que en la calle había muchos sin hogar para adoptar y por esas cosas de la vida, me ofrecen a este cachorro, último de una camada, que había quedado rezagado con su mamá. Pagué casi nada por él y no me arrepiento, todo lo que nos dió en estos años no tienen precio".

Alberto se siente su "amigo, su padre" y se emociona hasta las lágrimas mientras cuenta que la despedida de su "compañero" comenzó hace dos semanas, cuando dejó de comer.

"Sus análisis estaban perfectos, pero se vino abajo igual en cuestión de días. Le mojaba el alimento con pan y leche. Pero ayer ya lo encontré dormido. "Buddy" (le dice "Body") era mi amigo, mi familia. Te hacía el aguante en todo, siempre hacía caso, quería comer todo el día, tuvo una vida hermosa, acariciado y mimado por toda la gente que se acercaba al quiosco", relata.

Alberto se consuela sabiendo que "Buddy" nunca estuvo enfermo y que siempre vivió feliz, libre, lleno de amor.

"Pero los últimos días ya lo tenía que ayudar a pararse. No sufrió, no tuvo dolor, el veterinari­o me dijo que un perro de este tamaño no vive más de 10, 12 años. El llegó a los 14 y bien de salud. Me consuela saber que descansa tranquilo el gordo".

Un vecino cedió su terreno para tener el privilegio de sepultar al "amigo Buddy" en el barrio.

"Lo podré ir a visitar a diario, porque siempre estará en mi corazón", concluyó.

 ?? ARCHIVO-LANUEVA ?? “Mi fiel amigo Buddy”. Alberto posaba en 2013 con su perro, parte de su familia.
ARCHIVO-LANUEVA “Mi fiel amigo Buddy”. Alberto posaba en 2013 con su perro, parte de su familia.

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