Cómo nos afecta a la salud el malhumor que sufrimos en tiempos de crisis
Las dificultades económicas impactan en lo material, pero también en lo sensible. Dónde buscar calma.
¿Aumenta el malhumor cuando la plata no alcanza para llegar a fin de mes?
“Con mi mujer estamos casados hace 7 años. Casi no recuerdo discusiones. En los últimos dos meses nos cruzamos feo un par de veces. Ultimamente me enojo fácil”, dice Gerardo, empleado en una distribuidora.
Según cuenta, trata de no llevar la mala energía al trabajo, pero no puede evitar descargar con alguien. Ella.
“Creo haberme dado cuenta a tiempo de que el problema va por otro lado”, agrega.
En Argentina las crisis son recurrentes y se notan en el ánimo de la gente. El psicólogo Damián Dorado explica que los síntomas afectan a la mente y al cuerpo.
“En tiempos así aparecen la ansiedad, el insomnio y mayor irritabilidad. También la sensación de desamparo, creer que todo es catastrófico. Surgen problemas en las relaciones interpersonales, conyugales. Y somatizaciones, es decir, la manifestación en el cuerpo de estos síntomas”, comenta.
Trastornos típicos son insomnio, migraña, problemas gastrointestinales o dificultad en la alimentación, desde olvidarse de comer hasta hacerlo compulsivamente.
“Estos contextos generan incertidumbre, inseguridad, miedo, pensamientos negativos sobre el presente y el futuro, de que todo está mal y va a ir peor”, dice Dorado.
Gerardo se dio cuenta a tiempo y no recurrió a ayuda profesional ni de ninguna otra clase. Pero no todos son capaces de la autocrítica.
“Lo primero que necesita una persona es tomar conciencia de que estos sentimientos son propios de las etapas de crisis. Y que estos conflictos surgen tanto para uno como para el entorno, sea familiar, laboral o en el tránsito en la calle. El nivel de discusiones empieza a ser exagerado ante algún episodio común”, dice Dorado.
¿Cuáles son algunas sugerencias para evitar actitudes que pueden ser irreparables? Lo primero, no tomar deci- siones drásticas. En paralelo, buscar estímulos positivos.
“Hay que vincularse con personas que nos hagan bien y dedicarle tiempo a las actividades que nos generan sa- tisfacción. También, evitar las miradas catastróficas, no dar todo por perdido, tolerar la situación, porque en algún momento todo va a mejorar”, agrega el profesional.
“Lo primero que necesita una persona es tomar conciencia de que estos sentimientos son propios de las etapas de crisis”, dice el psicólogo Damián Dorado.