“El vendedor de drogas de la periferia se cuida menos que antes”
Entre el 1 de marzo y el pasado 31 de octubre pasados se iniciaron 1.156 causas por drogas en la fiscalía bahiense, lo que significa un considerable aumento respecto de todo el año anterior, cuando se pusieron en marcha 838.
El doctor Mauricio Del Cero, titular de la fiscalía especializada en estupefacientes, comentó que en los barrios, llamativamente, ya se advierten a simple vista los movimientos compatibles con la venta de narcóticos.
“Hay una sensación de mayor impunidad en el narcovendedor de la periferia, se cuida menos. En cambio, en el sector más céntrico el microvendedor toma recaudos en lo que habla y en sus movimientos”.
Para Ailén Yunge, auxiliar de la UFIJ Nº 19, “también ha cambiado la situación de exposición de la gente que vende droga frente a los menores con los que conviven. En varias oportunidades hemos allanado y encontramos sustancia fraccionada sobre la mesa o muebles, por ejemplo”.
En ese sentido, Del Cero aclaró que el narcotráfico es “una problemática que atraviesa a toda la comunidad”, sin distinción de clase social o sector de la ciudad.
De todas maneras ratificó que vienen advirtiendo que la cocaína secuestrada durante procedimientos realizados en la zona de boliches y el microcentro tiene más pureza que la encontrada en los sectores más alejados.
“Cuando nos vamos alejando del centro advertimos que comienza a ser cortada con almidón, paracetamol, bicarbonato, clonazepam y creatina, entre otras cosas”, dijo. Conductas influenciadas
Del Cero describió que el consumo de sustancias tiene consecuencias directas en las vinculaciones de las personas y sus conductas.
Sobre el caso de Mili, señaló que “tuvo que llegarse a una guarda judicial, que no es muy común. Se manifestó una situación de desamparo y desprotección que motivó eso”.
“Si bien es real que estoy en La calidad de la droga decae desde el centro hacia los barrios, donde la cortan con almidón, paracetamol, bicarbonato, clonazepam y creatina, entre otras. la UFIJ Nº 19 desde febrero y es la primera causa en la que vemos una situación de este tipo, cuando estuve en las fiscalías de homicidios y delitos sexuales pude ver cómo influye el consumo, particularmente de cocaína, en la conducta de las personas”, comentó.
Un caso testigo es el del expolicía Juan Manuel Despós, condenado a 30 años de cárcel tras ser encontrado culpable -en un juicio por jurados- de matar de varios disparos a su amigo Germán Olivera y de atentar contra la vida de Octavio Dubosq.
“Básicamente se trata de una noche de locura y consumo, en la que mata a un amigo y casi hace lo mismo con el otro. Quedó claro durante el juicio que en varios momentos de esa noche hubo consumo de alcohol combinado con cocaína”, explicó el fiscal.
Otra muestra es la de otro policía, aquel que en Médanos fue acusado de abusar de su hija.
“La chica contó en la Cámara Gesell que en un momento advirtió que su padre tenía los orificios de la nariz blancos, y que cuando pasaba esto se ponía más irascible y violento. Entonces buscó por Internet y descubrió que se drogaba. Nunca lo vio hacerlo, pero así llegaba desde otro lugar”.
Del Cero comentó también que “el consumo progresivo y crónico de cocaína barre de a poco todos los frenos inhibitorios en una persona”.