Ideas bahienses para el muelle de los elevadores
Rescatar la memoria y generar enlaces con sitios emblemáticos de Ingeniero White fue el objetivo.
El estudio de los arquitectos Federico y Victoria Martinolich es el único de nuestra ciudad que obtuvo un reconocimiento en el reciente concurso nacional de ideas para la refuncionalización del ex muelle de los elevadores, en Ingeniero White.
Su trabajo obtuvo el segundo premio, con una pro- puesta que rescata la memoria del lugar, genera enlaces con otros sitios emblemáticos de la localidad portuaria y crea áreas de encuentro.
Convencidos de su responsabilidad como profesionales del urbanismo y la arquitectura de generar propuestas favorables para la ciudad, reconocen a la puesta en valor del muelle con una oportunidad para acercar al bahiense al mar.
Federico y Victoria son hermanos. Egresados de la Universidad de La Plata se especializaron en temas de Urbanismo, Planificación del Paisaje y Diseño Sustentable en distintas universidades.
Actualmente llevan adelante emprendimientos edilicios en Buenos Aires, Monte Hermoso y nuestra ciudad. --¿Qué los animó a participar de este concurso? Federico: Apenas nos enteramos de la posibilidad de recuperar el muelle nos pareció interesante. Somos urbanistas y sentimos una res- ponsabilidad con la ciudad. Vimos que a partir de esta obra se va a lograr la apertura de la ciudad al mar, a través de un sitio con mucha histo-
ria. La ciudad se tiene que abrir a la costa y conjugar la actividad portuaria e industrial con la social. --¿En qué consistió el trabajo que presentaron?
Victoria: Buscamos generar algo estructural, un escenario para espectáculos, sitios para comer, salas de exposiciones. Proponer todas las actividades que puede tener un parque y que se genere un lugar de encuentro para la comunidad, en contacto con el agua y el paisaje. Todo lo que hoy le falta a la ciudad.
--En su propuesta hay una recreación de los elevadores que ocuparon el muelle. Victoria: Buscamos recuperar esa imagen histórica. Por un lado, con un escenario con gradas y un paseo verde. Por otro, representamos las tolvas de los elevadores y unas pérgolas para establecer la escala humana. --¿Qué les parece haber recibido este premio? Federico: Sabemos que la decisión final del jurado fue muy cerrada y pareja. Estamos muy conformes, con el premio y con las críticas recibidas, muy positivas. --¿Qué impresión tuvieron del resto de los trabajos?
Federico: Notamos diferentes propuestas. Quizás entre los seis premiados (son los que se exhibieron) el nuestro es el que más se centra en la realidad de los bahienses, precisamente por tener una mirada local. De todas maneras, vemos que con el trabajo que recibió el primer premio tenemos los mismos principios: rescatar el patrimonio, el área natural, el contacto con el mar.
--¿La viabilidad económica de su propuesta puede haber conspirado para no recibir el primer premio? Victoria: No. Es cierto que nuestra idea incluía varias obras, pero es muy viable. No requiere grandes inversiones. Tal vez el primer premio es un poco más austero, pero no hay una gran diferencia.
“Nuestra ciudad se tiene que abrir a la costa y conjugar la actividad portuaria e industrial con lo social”, dice el arquitecto Federico Martinolich.