Una escapada a Lago Epecuén, el mayor spa natural de todo el país
Las propiedades terapéuticas de sus aguas producen efectos milagrosos en quienes las usan. Pero, además, hay mucho por conocer y contemplar.
A sólo dos horas de viaje desde Bahía Blanca, por la Ruta Nacional 33, la naturaleza regala un destino mágico: el Lago Epecuén en la ciudad de Carhué, partido de Adolfo Alsina.
Esta gran salina húmeda de miles de hectáreas de superficie que baña las costas de Carhué, ha sido reconocida mundialmente por sus propiedades curativas.
Las aguas de Epecuén tienen una concentración de entre 180 y 200 gramos de sal por cada litro, más de cuatro veces de la que se encuentra en el mar, y esto convierte al Lago en un flotario natural, y hace que sus aguas sean sólo comparables con las del mar muerto en Medio Oriente.
El milagro de las aguas de Epecuén es la intensa relajación muscular que producen por la combinación de la presión hidrostática y la alta carga mineral, que actúa de manera sedativa, e induce eficazmente el sueño generando un descanso reparador y un placentero despertar.
El azufre presente en el agua del lago la rotula como sulfurada o sulfurosa. Este elemento químico tiene efectos queratoplásticos y queratolíticos (recambian y regeneran la piel), aplicables en distintas dermatosis como psoriasis.
El agua de Epecuén produce una intensa relajación muscular debido a la combinación de la presión hidrostática y la alta carga mineral, así se atenúan las contracturas y los espasmos musculares dolorosos.
Esta fuente mineromedicinal, además, reúne los elementos químicos más propicios para tratamientos reumatológicos, razón por la cual es posible afirmar que es agua clorurada sódica hipertónicas, cálcida (bicarbonatada y sulfatada) y sulfurara o sulfúrea (rica en azufre). Remanso desde 1920
Desde el año 1920 varias generaciones de argentinos ya han conocido y disfrutado de las aguas y el maravilloso entorno del Lago Epecuén, y nuevas generaciones hoy descubren el destino.
A sólo 520 kilómetros de la Capital Federal, en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, es posible encontrar tranquilidad, rélax y placer.
La magia del lago Epecuén hace que en primavera y en verano sea el spa natural al aire libre más grande del país.
Es por ello, que en verano una innumerable cantidad de turistas y residentes, se acercan a sus playas para disfrutar del beneficio de sus aguas y pasar momentos únicos: tomando sol, flotando o practicando deportes en sus aguas. El fango, un atractivo
El fango puede ser aplicado a orillas del lago o en los modernos spa de la ciudad. La técnica de aplicación denominada fangoterapia logra proporcionarle a la piel de quien se lo aplique elementos hidratantes y nutritivos que compensan la pérdida de minerales y oligoelementos a causa de fallas en la alimentación y el estrés de la intensa rutina laboral.
En cuanto a sus principales beneficios figura el efecto analgésico, sedante, antinflamatorio, reuma crónico, artrosis, mialgias, neuralgias y ofrece también buenos resultados óseos y articulares. Además, es un buen elemento para tratar luxaciones y gota crónica.
Los atardeceres sobre el Lago Epecuén son una postal que sorprende cada día a locales y turistas.
Allí vive la tercera colonia más grande de flamencos de América que junto a otras aves playeras completan el escenario ideal para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.
Además, el destino ofrece la imperdible visita a las ruinas de ex Villa Epecuén, ícono del turismo desde inicio del siglo XX, que hace 30 anos debido al exceso de lluvias y a una deficiente planificación hidráulica quedó bajo agua.