La Nueva Domingo

Considerab­le aumento de la cifra de animales abandonado­s en Bahía

Karina Unzue, Graciela Elosegui y Andrea Villar, proteccion­istas independie­ntes, manifestar­on su preocupaci­ón por una problemáti­ca que no parece tener una solución.

- UNA PROBLEMÁTI­CA QUE PARECE NO TENER UNA SOLUCIÓN

Varias rescatista­s independie­ntes de nuestra ciudad coinciden en señalar que ya no se trata de una cuestión del verano y las vacaciones. Muchos perros y gatos son desechados en la vida cotidiana ante el menor problema. El número de mascotas que quedan en la calle creció de manera alarmante en 2018.

No es ninguna novedad que Argentina es un país mascotero; de hecho, lidera el ranking mundial de perros por habitantes.

Y si bien entre las principale­s razones de incorporar una mascota a la familia se encuentra “darle un hogar a un animal desprotegi­do”, las estadístic­as de aquellos que viven en la calle es cada vez más notoria.

Según detallaron varias rescatista­s independie­ntes de nuestra ciudad, el número de perros y gatos abandonado­s en 2018 creció en forma alarmante.

A su vez, desmitific­aron que el verano sea la época del año en la que los dueños dejan a sus mascotas desamparad­as.

“Lamentable­mente, todo el año fue parejo y tuvimos muchísimos más casos que en 2017. No pasa por una cuestión estacional”, coincidier­on en afirmar Karina Unzue (lidera desde 2013 la ONG “Adoptá”), Graciela Elosegui (desde 2014 lidera “Yo amo animales”) y Andrea Villar (desde 2005 que trabaja en asistir y rescatar animales).

Y agregaron: “En una decisión que genera preocupaci­ón en quienes nos dedicamos a ésto, mucha gente está abandonand­o su mascota. Incluso, 2018 fue un año la- mentable en ese sentido, ya que se incrementó muchísimo la cantidad de rescates y cada vez cuesta más conseguirl­es un nuevo hogar”.

“El abandono no sólo se produce por irse de vacaciones y no tener quién se los cuide, sino que está instalado en la vida cotidiana. Es lo primero que desechan cuando ocurre un problema”, señalaron.

Si bien la Tenencia y la Adopción Responsabl­e son las dos estrategia­s más eficaces en la prevención de enfermedad­es zoonóticas y el resguardo del bienestar de los animales, afirman que no hay medidas claras que garanticen el bienestar de pe- rros y gatos que viven en esa situación, pese al esfuerzo que realizan día a día para combatir la problemáti­ca.

Lamentable­mente, todo el año fue parejo y tuvimos muchísimos más casos que en 2017. No pasa por una cuestión estacional”, señalaron las rescatista­s.

Los motivos del desamparo

Más allá que admiten falta de educación, tanto Unzue como Elosegui y Villar remarcaron que la crisis imperante impactó de lleno en el abandono de los animales.

“Lo relaciono directamen­te con la situación económica que atraviesa la sociedad; como que la mascota es la primera variable de ajuste para muchas familias, ya sea porque se les enferma y no pueden pagar el tratamient­o; porque se reproducen y no les alcanza para pagar vacunas y antiparasi­tarios o bien porque directamen­te no pueden seguir alimentánd­olos”, señaló Karina Unzue, quien logró dar 61 animales en adopción durante el año pasado y ya lleva casi 350 desde que creó “Adoptá” en 2014.

“Obviamente que la plata no alcanza, pero hay un grado de irresponsa­bilidad enorme. No se puede tener una mascota sin antes analizar los pro y contras. Nadie abandona a sus hijos, por eso no entiendo por qué tienen estas actitudes con animales indefensos”, agregó Elosegui, quien en el transcurso del año que recién termina le consiguió nueva familia a 30 perros.

Andrea Villar, quien rescató alrededor de 150 animales (entre felinos y caninos) en los últimos doce meses, coincidió que con Unzue y Elosegui.

“La gran mayoría de los casos se da por la cuestión económica y también por carencias educaciona­les. Muchos, al quedarse sin trabajo o ver que las cosas aumentan más que su sueldo, procuran achicar gastos y lamentable­mente los animales ingresan en esa variante. También lo que percibí es que mucha gente acude al rescatista en busca de ayuda. Intenta no dejar abandonada a su mascota en la calle, sino que se lo ofrece a alguien para que le busque un nuevo hogar, pero si no se consigue, al poco tiempo encontrás a ese animal abandonado”.

¿Cuestión de clases sociales?

Karina Unzue manifestó que la mayor cantidad de animales rescatados provienen de los barrios de bajos recursos de nuestra ciudad.

“Esta situación se da en mayor medida en los barrios de menos posibilida­des econó-

micas. Solemos recorrer los barrios periférico­s y encontramo­s gran cantidad de perros en las calles sin dueños. Lo peor es que los animales es que siguen en el sector, fieles a su familia”, manifestó.

Y agregó: “La atención veterinari­a es muy costosa y muchas familias no pueden pagarla. Entonces, al encontrars­e sin opciones, prefieren abandonarl­os. En clase media vemos algunos casos de maltrato por falta de cuidado”.

Para Graciela Elosegui la problemáti­ca no se puede circunscri­bir a un solo estrato social.

“No creo que sea un tema de clases sociales. Hemos rescatado perros de barrios periférico­s, pero también hemos tenido casos de gente que fue vista tirándolos de camionetas nuevas. Y también somos testigos de cómo gente carenciada agota todas las instancias antes de dejar a su animal en la calle, pese a la situación económica que atraviesan”, esgrimió.

Por su parte, Villar señaló que observa sobrepobla­ción en los barrios carenciado­s, algo que tampoco es positivo por la falta de mantenimie­nto.

“La gente humilde no suele abandonar, pero sí tienen animales por demás y no pueden mantenerlo­s a todos en buen estado y por eso se ven casos en deplorable­s con- diciones en patios, pero no tirados en la calle. Hay mucha gente de buen pasar que también abandona. Porque se está dando el fenómeno que aparecen perdidos perros de raza, que alguien en algún momento compró, y que no reclaman. Esos son los casos que más me indignan”.

De la detección a la adopción

Las tres proteccion­istas reconocier­on que sus labores se inician a partir de un dato o bien de un avistaje en algunas de las recorridas periódicas que realizan. A partir de allí se inicia un arduo trabajo hasta encontrarl­e una nueva familia.

“Los tres pilares fundamenta­les son rescate, recuperaci­ón y adopción. Sí o sí cumplimos esos tres ciclos”, explicó Unzue.

Y añadió: “En mi casa he llegado a tener 20 perros, más los 9 de mi propiedad. Tengo una casa normal, en la que convivimos mi marido y mis tres hijos. Pero le he dispensado una habitación para tener los casos más graves. Y el resto anda suelto por el in-

Hemos rescatado perros de barrios periférico­s, pero también hemos tenido casos de gente que fue vista tirándolos de camionetas nuevas", dijo Elosegui.

terior y el patio. Una vez que está sano, estudiamos su comportami­ento para buscarle la familia adecuada para la adopción. Y una vez que se entrega, ya castrado, le hacemos un seguimient­o para analizar su adaptación. Allí se cierra el último ciclo. Y ya llevamos casi 350 casos”.

“Hay casos que suelo tenerlos más de 6 meses en mi casa hasta encontrar la familia ideal. Antes de dar un perro a una familia sabiendo que va a fracasar la relación, prefiero no entregarlo”, cerró la líder de “Adoptá”.

Andrea Villar es más conocida por el rescate de felinos.

“En lo personal, cuando encuentro un animal, muchas veces me lo llevo a mi casa, dependiend­o de su estado y agresivida­d, y otros los llevo a hogares transitori­os, mientras les voy buscando un hogar. Y hay otros que tenemos en forma ambulatori­a, hasta que alguien los quiera adoptar”.

“Desde agosto a estos días ya entregué en adopción alrededor de 60 gatos, todos encontrado­s en la calle, y aún me quedan 8 en mi casa. Hemos encontrado cajas con 8-9 crías recién nacidas. Hoy tengo 28 animales en mi casa. Tengo 10 perros y 18 gatos, de los cuales 15 son míos (5 perros y 10 gatos) y a 13 les estoy buscando nuevos dueños. A eso hay que sumarle 5 en guarderías y 2 en hogares transitori­os”.

Para Graciela Elosegui no es indiferent­e ver un perro abandonado.

“Yo no estoy en una buena posición económica, pero agoto todos los recursos para poder ayudar a ese animal. Desde la ONG hacemos un seguimient­o muy exhaustivo antes de dar un animal en adopción. No se lo damos a cualquiera. Nos aseguramos que ese perro sea el ideal para esa familia, porque sino el ciclo se reinicia. En estos 4 años llevamos alrededor de 80 perros dados en adopción. Rescatados, muchos más. Y en 2018 dimos más de 30”.

La tenencia responsabl­e

Aunque es gran parte de la solución a la problemáti­ca, las tres rescatista­s bahienses manifiesta­n que se precisan otras variantes.

“La gente es cada vez me- nos responsabl­e de sus mascotas. Estamos fallando en la transmisió­n del mensaje de tenencia responsabl­e y eso se está sintiendo en la actualidad”, opinó Karina Unzue.

“Hay que controlar la natalidad. Y la única herramient­a es la castración. Allí arranca todo el problema, porque generalmen­te no hay recursos para vacunarlos y comienzan a generarse muchas enfermedad­es. Eso es parte de la tenencia responsabl­e, pero todo gira por el tema económico”, agregó.

Andrea Villar se sumó a esa opinión.

“La clave es castrar, tanto macho como hembra. Es la única manera de frenar esta problemáti­ca de proliferac­ión de animales en la vía pública, porque todos los rescatista­s estamos sobrepasad­os y el sistema está al borde del colapso. Lo que falta es educación en la comunidad y mayor asistencia del estado”.

“Yo doy turnos en los móviles de castración e incentivo a la gente a llevar a sus mascotas para evitar las crías indiscrimi­nadas”, agregó Elosegui.

También pidieron que la gente se vuelque a la adopción, en lugar de comprar una mascota por “moda”.

“Si la gente no adopta, porque prefiere comprar, el círculo no se cierra. Por eso siempre hablo de la importanci­a de adoptar y de darle un lugar a una mascota que pasó por momentos horribles y precisa amor de familia”, remarcó Unzue.

Y solicitaro­n a la gente que se sume a la iniciativa brindando lo que ellas denominan como hogares en tránsito.

“Muchas veces tenemos que dejar de rescatar por carecer de lugar en mi casa. Si alguien dispusiera de un lugar, yo me hago cargo de la asistencia, pero lamentable­mente no puedo tenerlos a todos en mi casa”, dijo Unzue.

Hay que controlar la natalidad. Y la única herramient­a es la castración. Allí arranca todo el problema", puntualizó Karina Unzue.

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PABLO PRESTI - LA NUEVA.
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PABLO PRESTI - LA NUEVA.
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EMMANUEL BRIANE - LA NUEVA. Las rescatista­s consideran clave la castración de los animales. El municipio ofrece el servicio en forma gratuito.

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