La Nueva Domingo

Al menos dos personas por mes mueren a causa de accidentes viales

El médico Pedro Silberman, quien encabeza un grupo de la UNS especializ­ado en estudiar la problemáti­ca, sostuvo que la tasa de mortalidad en la ciudad es muy alta. En la víspera dejó de existir un joven motociclis­ta.

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EL PROBLEMA DEL ALCOHOL

Cuando apenas transcurri­eron trece días de 2019, la triste estadístic­a refleja que el tránsito bahiense ya se cobró dos jóvenes vidas y que la necesidad de encontrar una solución al tema no admite dilaciones.

Varias situacione­s, entre ellas conducir bajo los efectos del alcohol, están causando una combinació­n letal.

“En Bahía Blanca, aproximada­mente, estamos entre los 24 y 28 fallecidos por año, es decir, un promedio de por lo menos dos víctimas por mes; lo cual tiene mucho impacto, porque por lo general se trata de personas jóvenes, con todo lo que implica”, comienza diciendo el médico Pedro Silberman, decano del Departamen­to de Ciencias de la Salud de la Universida­d Nacional del Sur y director del Grupo Interdisci­plinario para el Estudio de Colisiones Viales (GIECoV).

En la víspera, Marcelo Garnica (27) dejó de existir como consecuenc­ia de las lesiones que sufrió luego que perdiera el control de su moto Honda Wave y colisionar­a contra un árbol en la zona de Alvarado al 1000.

El joven era acompañado por Juan Cruz Giusiano (25), quien al cierre de esta edición se encontraba internado en estado reservado, en el área de Terapia Intensiva del Hospital Municipal.

El profesiona­l agrega que “la mortalidad es muy grande en Bahía Blanca, mayor que en varias ciudades. Nosotros hemos publicado hace poco un artículo en la revista Salud Pública de Argentina donde planteamos que la mortalidad por accidente de tránsito en Bahía Blanca, en términos relativos, comparados con la cantidad de población, es mucho mayor que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es una problemáti­ca importante”.

Allí se indicó que en el pri- mer lustro de esta década, nuestra ciudad registraba una tasa de 12,3 fallecidos en colisiones viales cada cien mil habitantes, contra 4,7 de CABA.

Silberman asegura que “a nivel internacio­nal se sabe que por lo menos en el 50% de las muertes por siniestro de tránsito está implicado el alcohol, que es una sustancia, y como tal, no es buena ni mala; el tema es quién y cuánto consume, además de qué hace cuando lo consumió”.

El médico es contundent­e al decir que “en el caso de los accidentes de tránsito, yo abono a la idea de tolerancia cero. En principio, no parece que pueda haber un límite mínimo permitido, porque a partir de 0,2 (gramos de alcohol en sangre) empieza a producir algún tipo de alteración que puede generar riesgo en el manejo. Y cada 0,2 que aumenta duplica ese riesgo. Entonces, una persona que está entre 0,5 y 0,9 puede tener siete veces más riesgo de tener un accidente mortal si conduce”.

Consenso moral

Silberman considera que “las leyes son bastante permisivas. Si una persona tiene mucho más de 0,5 de alcohol en sangre, va a 100 kilómetros horarios en una arteria que tiene que ir a 40, atropella a un persona, la mata y se escapa, puede recibir de 3 a 6 años de prisión”.

“Las leyes se construyen a partir de un consenso moral. Todos estamos de acuerdo que no hay que matar, entonces le dan la pena mayor a la persona que mata a alguien. Ahora, si no hay un consenso de que el exceso de alcohol es malo, no va a haber una ley que termine siendo dura para aquel que la transgrede”, agrega.

También opina que el tránsito es un sistema y que funciona en la medida que la sociedad acepte determinad­os consensos.

“La ingesta de alcohol tiene un defecto de origen que se relaciona con la moral. Cuando vemos que una persona que se excedió en la bebida mata a un transeúnte, lo adjudicamo­s al alcohol; pero en otras circunstan­cias es como que tenemos una buena perspectiv­a o mirada del alcohol: nos juntamos a tomar, hacemos determinad­os rituales que tienen que ver con beber, nos resulta hasta simpático aquel que se excede y que hace lío en la fiesta. Hay una moral contemplat­iva con el tema del alcohol y uno no puede escindir eso de lo que, obviamente, derrama por algún borde”.

En este sentido, refiere que “la mirada moral sobre el consumo de alcohol tiene que ser más restrictiv­a, más punitiva, porque así lo hacemos con otras drogas y otras sustancias”.

“Tenemos que empezar a construir socialment­e que el exceso de alcohol es malo, que no tiene ninguna veta para caernos simpático. Tiene que ser, por ejemplo, lo que es hoy fumar en un lugar cerrado. Debe tener ese rechazo para que se pueda construir una sociedad donde en el alcohol sea lo que es, un factor de riesgo, una carga de enfermedad”, finaliza.

El 3 de enero, en 17 de Mayo y Jujuy, Leandro Núñez fue embestido por un automovili­sta alcoholiza­do y que se dio a la fuga. El joven falleció al día siguiente.

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PABLO PRESTI-LA NUEVA. “Yo abono a la idea de tolerancia cero”, manifestó el profesiona­l bahiense sobre los siniestros por ingesta de alcohol.

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