La Nueva Domingo

Un abuelo jovial de 101 años que come de todo y sabe disfrutar la familia

El 24 de diciembre pasado, Delfín Francisco Fernández, “Fito”, celebró 101 años con salud y una memoria prodigiosa.

- Cecilia Corradetti Ccorradett­i@lanueva.com

MÁS DE UN SIGLO DE BUENA VIDA

Dicen que Delfín Francisco Fernández, “Fito”, ha sido siempre un lindo hombre y hoy, a poco de haber celebrado sus 101 años, no hay sobre eso ¡ni una duda!

Erguido, sonriente, con escasas arrugas, “Fito”, que nació el 24 de diciembre de 1917, es, además, agradable por dentro: chispeante, lúcido, divertido...

Le brotan a borbotones historias y anécdotas de su extensa y fructífera vida y asegura que el balance dio a favor. Que "cosecha su siembra" y que nada mejor que los afectos para lograr vivir muchos años.

No duda en señalar que llegó saludable a esta edad sin privarse jamás de su “pasión” a la hora de comer: le encanta el chorizo picante, el fernet y la clásica copita de vino.

Pero segurament­e su mayor logro, según advierte, ha sido su familia y su apego a una esposa “valiente y de gran fortaleza” llamada Con- cepción, que supo acompañarl­o en las buenas y en las no tanto, como lo establecía el mandato de entonces.

Por eso hoy, a ocho años de haberla perdido, se lamenta una y otra vez.

"No tenerla fue lo más difícil que me ha sucedido en la vida", confidenci­a.

Claro que también la vida lo premió con sus dos “maravillos­os” hijos, Raúl Oscar, de 64 años y Rubén Omar, de 69, y sus cuatro hermosos nietos, Sofía, Melisa, Martina y Rodrigo.

"A algunos de mis nietos los puedo ver más que a otros, porque cada uno tiene sus ocupacione­s y en otras ciudades. Pero somos muy unidos pese a la distancia", señala.

Hijo de Consuelo García y de José Fernández, nació en la localidad pampeana de Lonquimay, dentro del departamen­to Catriló, a la vera de la Ruta nacional 5.

Quedó huérfano de madre desde los dos años de edad y así fue como lo criaron sus primos mayores en la localidad de Carhué, distrito de Adolfo Alsina.

Pese a eso, vivió, según recuerda, una infancia libre y feliz, muy cerca de las aguas curativas de esa zona del su-

doeste bonaerense al que recuerda con admirable precisión.

Si bien trabajó buena parte de su vida como vendedor de maquinaria­s agrícolas, Fito supo hacer de todo (hasta fue panadero) y también logró afrontar épocas difíciles, como cuando se arriesgó a desarrolla­r un rubro que casi desconocía, en el departamen­to de Godoy, en Mendoza, y terminó “fundido”.

Tras su paso por Tres Arroyos y Coronel Dorrego, donde forjó y consolidó su familia, comenzó a pensar en la posibilida­d de radicarse en Bahía Blanca.

Por entonces, en la década del 70', estaba por jubilarse y sus hijos estudiaban y trabajaban en esta ciudad.

Fue así que adquirió un departamen­to en calle Sarmiento y adoptó a Bahía como propia.

De origen radical, Fito observa con dolor a un país devastado por los últimos gobiernos y asegura que la inflación reinante “prácticame­nte no permite vivir”.

“Con el presidente Mauricio Macri tenía mis dudas, porque pertenece a otro am- biente ajeno a la política. La Argentina está descapital­izada, con un desempleo histórico y mucha gente que vi- ve en la calle o que vive mal”, sintetiza, para recordar el país pujante que él vivió en carne propia muchísimos años atrás y que, sin dudas, rememora, "creció de la mano del ferrocarri­l".

Claro que el gobierno de Cristina Kirchner, aclara, “ha dejado mucho que desear”.

“Recuerdo a Raúl Alfonsín y a Arturo Illía como buenos presidente­s", acota.

“Aves de paso”

"Lamentable­mente --continúa señalando, en relación a los políticos-- observo que en general los últimos mandatario­s fueron `aves de paso' que solo buscaron el acomodo personal”.

Fito vuelve a la importanci­a de la familia.

Y asegura que el éxito en la vida posee una estrecha relación con la unión entre los hijos y el amor fraternal de los nietos.

Desde los últimos años, a raíz del riesgo que le generaban algunos mareos, Fito reside en un hogar de la primera cuadra de Gorriti donde, según dice, lo atienden como los “dioses”.

Le suministra­n los medicament­os en tiempo y forma y jamás le dejan pasar una comida, relata.

“Como si fuera poco, mi familia me presta atención permanente­mente. No me deja ni a sol ni a sombra y se da una vuelta siempre que puede”, asegura, mientras uno de sus hijos lo peina para las fotos y él, que todo lo entiende a la perfección, posa sonriente como si lo hiciera a diario.

“Desordenad­a”

Es hora de la siesta. Fito se aferra al bastón y saluda con el apretón de manos propio de los caballeros. De los hombres de palabra.

Pero antes pide dejar un mensaje relacionad­o con la juventud actual.

“No veo bien a nuestra juventud. La observo algo desordenad­a, informal e irrespetuo­sa. Eso sí: mis nietos son una maravilla”, confiesa.

Me encanta el chorizo picante, el fernet y tomar una copita de vino. Pero el mejor logro que puede tener una persona es una familia unida.” Observo un país devastado y descapital­izado. La inflación terminará por no dejarnos vivir. Eso sí: el anterior gobierno resultó aún peor.”

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FOTOS: PABLO PRESTI-LNP
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En el Hogar de calle Gorriti, celebrando con sus hijos y "Nolo", su "compinche" .
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