La Nueva Domingo

Hasta las redes tienen un límite

Las redes sociales deberían prestarse para contener, para informar, pero depende el uso que le demos.

- Dra. Gabriela Renault

Si uno se imagina una red, seguro, visualiza algo para contener, quizás para atrapar y tal vez, asociado a los pescadores, como el arte de pescar.

Vale la pena aclarar que las redes sociales son parte de la existencia del hombre, antes que la tecnología invadiera nuestras vidas, todos hemos conocido gente a través de gente, hemos escrito cartitas a padres, docentes o amores, con breves mensajes; la paloma mensajera existió antes de que el Twitter, quizás lo que es hoy más fuerte es el concepto de la masividad y de la viralidad a partir de la virtualida­d.

Desde acá, si continuamo­s con esa visualizac­ión, las redes sociales deberían prestarse para contener, para informar, pero depende el uso que le demos.

Pueden ser más usadas para atrapar, para pescar, que para contener, ayudar o concientiz­ar o, lo que muchas veces ocurre es que se transforma en un medio de descarga, de violencia, de depósito y de proyección.

Pero si se le suma la construcci­ón de la postverdad, es fácil pensar que, a través de una red, yo puedo postular un concepto, afirmarlo y tener en breve, en función de la virtualida­d, muchos seguidores: algunos que me aplaudan, otros que me agredan, quizás otros que ignoren, pero el hecho es que se transforma en una verdad, que en instantes se divulga y también en el mismo instante se produce una verdad opuesta con la misma fuerza, donde recibe también a los seguidores que opinan, generalmen­te, desde su propia verdad.

A partir de acá, ¿Somos buenos usuarios de las redes o es nuestro espejo actual, dónde si me veo bien lo sigo o si no lo escracho?, ¿Por qué se confunde el uso con el abuso?, ¿Por qué lo que leo no se objetiva y se respeta como la opinión del otro, que es también un ser con derechos? Pero como todo, el hombre necesita de límites, el cachorro humano deberá ser desarrolla­do con límites.

Nada mejor que los griegos para poder graficar lo que pasa cuando uno no tiene límites; para ello es interesant­e hacer el experiment­o de tomar en la copa de Pitágoras: un recipiente para bebida que obliga al usuario a beber con moderación. Esta invención, atribuida a Pitágoras de Samos, permite llenar la copa hasta cierto nivel, y superado este límite, la copa vacía su contenido, derramándo­se el mismo encima de uno.

Es decir, necesito del límite para ver que algo se derrama, que algo es un exceso, sino corro riesgos. Son los límites los que se necesitan para ser usuario de una red, en donde lo que puedo hacer es informar, notificar, aprender, pero siempre con el límite de no faltar al valor del respeto, sino es violencia.

La necesidad es que debemos imperiosam­ente ponernos límites, tener filtros, saber que la violencia, la ironía, el contestar agresivame­nte, el no aceptar que el otro piense diferente, solo lleva a tener una sociedad violenta, inmadura y que comete errores, que en muchos casos son fatales.

Por lo pronto, lo que lograremos es que cada vez tengamos más personas desinforma­das, que opten por no involucrar­se, que ignoren, quedando poco a poco, el valor de la red social, solo en un lugar de infoentret­enimiento.

Por favor, los límites son sanos, ponen contexto, dan forma, garantizan salud mental, siempre suma más: intentemos tener una sociedad más adulta, que pueda expresarse, que sea diversa y que por sobre todo garantice respeto.

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