La Nueva Domingo

Estados alterados en Casa Rosada

- Por Eugenio Paillet info@lanueva.com

Mauricio Macri lo dejó muy claro en su encendido discurso del jueves durante la reunión ampliada del gabinete nacional en el CCK. El presidente dijo que estaba "caliente" por los candidatos de la oposición que siempre prometen "el atajo mágico".

Y todas las miradas, por si hacía falta, se posaron en el exministro de Economía, Roberto Lavagna. Pero dijo también, por si a algún desavisado se le pasó por alto, que los funcionari­os de su gobierno "tienen que salir a remarla" y que no quiere verlos "llorar" frente a la coyuntura y los pronóstico­s en algunos casos hasta catastrófi­cos de análisis y proyeccion­es sobre el futuro de su gestión, y la suerte o desgracia de Cambiemos en las elecciones presidenci­ales.

Es decir, el presidente retomó aquella imagen tribunera y exaltada que había mostrado en el discurso ante la Asamblea Legislativ­a, cuando se dijo que de ese modo le daba el puntapié inicial a la campaña electoral. Lo mismo hizo en el CCK, con el llamativo dato de que esta vez también hubo arenga, y bastante más que eso, un reto liso y llano, para los integrante­s de su gobierno. Y por ahí un enojo que bien podría ser extendido a sus socios de la coalición.

A Elisa Carrió, que persiste en minar su autoridad al tratar de "imbécil" y "poste" al ministro de Justicia, Germán Garavano. O a los radicales, que se preparan para la Convención Nacional del mes que viene en Corrientes con la cara pintada y un rosario de críticas a la gestión, al desmanejo de la política económica, y tal vez con un remozado reclamo de una interna presidenci­al o del segundo lugar en la fórmula. Ni hablar de los que como Ricardo Alfonsín, Federico Storani y Juan Manuel Casella planean armar un frente con peronistas alternativ­os y las corrientes socialista y progresist­a que encabezan Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer.

No es solo aquel enojo de Macri el que podría estar marcando que los estados de ánimo en el Gobierno y sus alrededore­s se han alterado. Es por un lado el nerviosism­o que provocan en general las malas noticias, persistent­es, sobre la marcha de la economía. Ya hay miradas críticas que se posan sobre Nicolás Dujovne, y el titular del Banco Central, Guido Sandleris.

El ministro de Hacienda insistió esta semana en presentar la imagen de un país que solo él parece ver, mientras a su alrededor llueven críticas de los empresario­s por altísimas tasas de interés que obturan cualquier proyecto de inversión, el dólar que volvió a saltar al ritmo de encuestas que advierten sobre lo que puede ocurrir en octubre y noviembre. Y la inflación de marzo, con su inevitable carga de aumento del malhumor social, ya se anuncia cercana al 4 %. El propio FMI acaba de pegarle un mazazo al gobierno al elevar al 31,5 su pronóstico de 23 % de inflación para 2019.

Son un secreto a voces los cruces entre miembros del equipo económico mientras Dujovne pareciera estar hablando de Dinamarca y no de la Argentina. Y de esos funcionari­os con la Jefatura de Gabinete. También habría sido tensa la reunión que a mitad de semana, con su "calentura" a cuestas y creciendo, mantuvo Macri con el titular del Palacio de Hacienda.

Dante Sica, el ministro de la Producción, de creciente influencia, habría sido uno de los quejosos delante del presidente por lo que él y otros consideran una errada política la que llevan adelante Dujovne y Sandleris. "Es evidente que no dan pie con bola", corroboran esos estados de ánimos fuentes confiables del primer piso de Balcarce 50.

La prevista novedad que trajo el informe oficial del INDEC sobre el aumento del desempleo y la pérdida de casi 400.000 puestos de trabajo durante el último año fue otra mala nueva que cayó como un balde de agua hela- da. No porque el presidente no tuviese ese dato desde varios días antes, lo mismo que el grueso de los analistas del sector, sino porque llegó en medio de las otras pálidas como el incremento de la inflación, la marcha con amenaza de paro detrás de la CGT y otros movimiento­s obreros para el 4 de abril, o el dólar que no atiende alquimias del dúo Dujovne-Sandleris y el viernes saltó los $ 43. Lo que reafirmó otro mal pronóstico que sostiene que podría sobrepasar los 50 cuando lleguen las PASO de agosto.

La incertidum­bre que campea en el oficialism­o, que se traduce en preocupaci­ón frente a lo que empezaría a visualizar­se, que es un Gobierno que ignora tozudament­e la realidad y se aferra al optimismo zen del presidente y de sus laderos, tiene su origen además del fracaso de la economía en el plano político. Más precisamen­te en el escenario electoral y las chances cada vez más comprometi­das del presidente de conseguir su segundo mandato.

Esa y no otra es la razón por la que Macri, Marcos Peña y Dujovne, a coro, decidieron olvidarse de Cristina Fernández y subir al ring de la pelea electoral a Lavagna. No han sido casuales esos ataques contra el economista, en la medida en que se afianza como una alternativ­a cierta para pelear las elecciones de octubre y la segunda vuelta de noviembre con la camiseta del PJ alternativ­o y eventuales aliados. Le corre de la escena a Macri, de hecho, la estrategia de polarizar con Cristina para mantener viva la grieta.

La siguiente: dos encuestas que encargó el Gobierno y que leyó Macri lo ubican tercero en octubre, detrás de Lavagna y Cristina, en ese orden. Corroborar­ían una sensación creciente: la gente ya no querría saber más nada con ella, pero tampoco con él...

Dos encuestas que encargó el Gobierno y que leyó el propio Macri lo ubican tercero en octubre, detrás de Roberto Lavagna y Cristina Kirchner, en ese orden.

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ARCHIVO LA NUEVA. El jefe de Estado arengó, y por momentos retó, a los integrante­s de su Gobierno en el CCK.
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