Otro malo de la película apareció en los campos del sur del sudoeste bonaerense
Por el alto consumo de pasto y las (peligrosas y extensas) cuevas, los productores de Villarino pretenden precisar los daños que provoca la vizcacha. ¿Otra plaga?
La impactante sequía de 2009 y 2010 en el sur del sudoeste bonaerense provocó no pocos desastres y consecuencias que, aún, se mantienen. Más allá del retorno a los promedios normales de lluvias, la despoblación rural se ha incrementado en forma significativa respecto de otros sitios productivos.
Esta es una de las explicaciones del repoblamiento de vizcachas en el sur del SOB, la zona árida más castigada por las inclemencias climáticas.
Frente a los reclamos presentados desde la Dirección de Agroindustria del municipio de Villarino a la Dirección de Flora y Fauna bonaerense, este organismo le pidió precisiones a los productores para determinar si corresponde autorizar la caza en carácter de plaguicida o de especie dañina o perjudicial.
“No solo son perjudiciales por lo que comen, sino por el daño que le provocan al suelo. Hacen muchas cuevas y hay veces en que, si el terreno es muy blando, hasta puede caerse un tractor queriendo romper las madrigueras”, dijo Fabián Vissani, productor agropecuario de Villarino.
“Claramente se ven ahora más que en otros años. Y entiendo dos razones para que suceda”, agregó.
“Una es porque hay cada vez menos gente estable en los campos, que son quienes las van combatiendo para comer. Y la otra es que antes usábamos un producto que andaba muy bien para eliminarlas (NdR: Racumin), pero fue prohibido. Los de ahora no son tan efectivos. Es decir, los dos controles son cada vez más limitados”, sostuvo Vissani, quien tiene su campo a 15 kilómetros al sur de Algarrobo.
Respecto de los perjuicios, Vissani dijo que afecta principalmente a las pasturas naturales.
En cuanto a la caza deportiva, el productor dijo que, si es como en el caso de la liebre, existe mucha reticencia de los dueños de los campos para dejar entrar a los cazadores.
Vissani extendió el daño que existe en los campos, en semejanza con la vizcacha aunque en menor volumen, a los producidos por la liebre europea y el peludo.
“Los dos hacen cuevas muy parecidas a las de las vizcachas. Es algo que nos debería ocupar también”, afirmó.
“La vizcacha es una especie nativa que, cíclicamente, tiene aumentos poblacionales que generan
problemas para la agricultura. Está claro que ha estallado un repoblamiento”, dijo Miguel Angel Cantamutto, director del INTA Hilario Ascasubi.
“Hay un importante despoblamiento rural. El consumo de la vizcacha como fuente de alimento está instalado en el ámbito rural. Pero si no hay gente que la cace, disminuye el factor de control y aumenta la densidad poblacional”, definió.
“Por ahí en un campo hay algún control, pero migrarán y seguirán generando problemas. ¿Cuáles? cuevas, consumo de pasto y dificultades para el movimiento de hacienda”, expresó. Cantamutto —en diálogo
Nueva.”— con “La también explicó que en los alrededores de las vizcacheras existen una o dos hectáreas en las que no crece el pasto, ya que lo van consumiendo y hacen caer su producción.
Respecto de los métodos de control, el titular del INTA dijo que los productores lo hacen con pastillas de fosfuro de aluminio en las cuevas.
“Es frecuente, pero conlleva algún peligro. La caza es más efectiva y prudente, ya que la vizcacha se caza fácilmente de noche con reflectores; incluso, de modo más sencillo que la liebre. En algunos lados también se ponen trampas”, explicó.