La Nueva Domingo

Disuade más el control que la pena

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“La amenaza del monto de la pena no es lo que te disuade de cometer o no el delito, o en este caso la falta. Lo que lo logra es que vos sepas que segurament­e te van a atrapar. Es conseguir que comprendas que de ningún modo podés conducir alcoholiza­do, porque en alguna parte del trayecto te van a hacer un control”.

El abogado, especialis­ta en seguridad vial, Pablo Martínez Carignano, consideró que las sanciones severas no redundarán en índices más bajos de siniestral­idad, sino que el camino correcto es el de la prevención.

“Al igual que con los delitos que no son de tránsito, lo que cambia la realidad es la percepción de que te van a detectar. Lo que hay que lograr es que la persona que se suba a un auto sienta desde el momento que prende el motor y empieza el viaje que lo van a controlar, que lo van a parar, que le van a hacer alcoholemi­a y pedir los documentos, entre otras cosas”.

Eso, hoy, no sucede, según aseguró.

“Si me voy a Bahía Blanca por la ruta 3, o agarro la 205, la 2 o la que se me ocurra, a lo sumo voy a ver móviles a un costado de la carretera con las balizas encendidas durante la noche, pero nunca voy a encontrar un control efectivo y menos uno dinámico”, argumentó.

También dijo que “el problema es que la pena de la justicia llega tarde, es decir, cuando ya tenemos una víctima. La política de seguridad vial tiene que tratar de llegar primero y la clave son los controles”.

De la misma forma comentó que “tolerancia cero, con control cero, no sirve”.

“Lo que no puede ser que un país como el nuestro tenga 7 provincias que ya tienen tolerancia cero, otras que tengan 0,5, como Buenos Aires, y que dentro de ese mismo territorio haya lugares, como Mar del Plata, que tiene 0. Esto es un desorden y cada uno intenta resolver este gran problema cambiando los índices permitidos, cuando lo que es falta es una política homogénea e integrada”, sostuvo.

“Voy hacia la tolerancia cero como objetivo, pero antes soy consciente, como decía con las penas, que una norma no te cambia por sí sola la realidad, lo que lo hace es el trabajo diario en prevención”, agregó.

No es prioridad

Martínez Carignano afirmó que los gobiernos no prestan atención al tema de la seguridad vial porque no representa una demanda popular.

“En los focus y encuestas no se recoge este tema como un reclamo, más allá del que levantan los familiares de las víctimas. Como nadie lo pide no está incluido en la agenda de Estado”.

“Los datos del último año hablan de 6 homicidios dolosos cada 100 mil habitantes en el país; en cambio, las víctimas en tránsito son 13 cada 100 mil. Como no es salud, trabajo o educación, no interesa y no se tiene en cuenta”, continuó.

Por otra parte, dijo que más allá de las vidas que se pierden o las personas que quedan con secuelas graves, los siniestros viales acarrean importante­s costos económicos.

“Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), en países de ingresos bajos y medios, puede llegar al 2,5% del PBI. Es un monto enorme y, si se invirtiera algo de eso en prevención y controles, se ahorraría mucho dinero”.

Por último, el especialis­ta describió la forma en que nos comportamo­s al frente de un volante.

“Al argentino le cuesta la convivenci­a. Hay un espíritu de mucha dificultad con el cumplimien­to de la ley. El argentino conoce las normas, pero no las cumple y cuando le preguntás cree que maneja muy bien y el de enfrente es el que tiene la culpa. Es decir, el dedo índice siempre va hacia afuera y nunca hacia uno mismo”.

“Pasa por un problema de base para convivir con el otro respetuosa­mente, de que a las normas siempre se les busca un pero y, además, sabe que la probabilid­ad de que lo detecten es muy baja, lo que juega a favor de la transgresi­ón”, finalizó.

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PABLO MARTÍNEZ Carignano, especialis­ta en seguridad vial.

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