El extraño encanto del autoritarismo
Resulta difícil encontrar una explicación a este fenómeno donde se encuentra un relevante porcentaje de argentinos que simpatizan y votan estas expresiones políticas que tanto daño han generado por décadas al país.
Especialistas en el tema hablan de hechizos, fascinación, encantamiento y otras explicaciones para definir esta curiosa empatía con el autoritarismo.
Pero su persistencia en el tiempo, a pesar de los evidentes fracasos de estos sistemas, no parece guardar relación alguna con la racionalidad.
Reflexionando sobre esta realidad, lo encuentro en el encantamiento con los mitos y la admiración con el relato y la ficción, la razón de creer en las falacias que se venden como verdades incontrastables.
El pensamiento y la evaluación sobre los cambios económicos, sociales y culturales, así como los tecnológicos, no parecen hacer mella en su adhesión a sistemas caducos y decadentes y formas de supervivencia basadas en un pasado utópico. Sus expresiones mas concretas y reales se basan en la manipulación de importantes sectores de la población. Allí sus manifestaciones de acosos por quienes no comparten esas formas de pensar, se traducen en diversas formas de intolerancia a veces acompañados con violencia y
otras con exhibiciones faltas de respeto por su rechazo a la diversidad y al pluralismo.
La persistencia de sistemas basados en formas abusivas de poder, son exteriorizadas en formas de gobierno con poder hereditario, en el dominio casi absoluto del poder, en reelecciones indefinidas.
Mi gran preocupación pasa por la delgada línea flexible entre el autoritarismo y el totalitarismo.
Así vimos una real expresión en el famoso “vamos por todo”. ¿Todo por qué y para qué? El pasado reciente nos muestra un recordatorio variado sobre lo que hicieron los que tenían el poder y como lo utilizaron para su beneficio personal.
Observo con preocupación como algunos lo olvidan por memoria selectiva, algunos por ciertas dosis de amnesia, y otros por cinismo y son los que se inscriben como los hipócritas de siempre faltos de principios y con una moral relativa,
Otros fueron beneficiados con ese sistema discrecional y aspiran a seguir usufructuando del Estado para su provecho como representantes de corporaciones poderosas.
Los vemos integrando listas conformadas casi siempre en la oscuridad y con la elección caprichosa de una o pocas personas. Se sirven del servilismo de sus incondicionales aliados, amigos del escrache y otros tantos hechos oprobiosos para descalificar a sus adversarios con el tilde de “enemigos” por su forma de pensar compatible con los principios mas elementales de la filosofía liberal. Para ellos, los defensores del autoritarismo, las instituciones significan un estorbo insalvable
De allí que sus defensores pretenden la reforma constitucional, la reforma judicial y la Conadep del Periodismo, que parecen por ahora aspiraciones truncas. Pero subyacen esas amenazas, mas aún si detentaren el poder.
Por ello, en estas horas cruciales para la historia de nuestro país, nuestra gran responsabilidad es defender nuestra independencia, nuestras instituciones y sus principios y valores, y sobre todo la libertad, sin dejarse arrastrar por los sistemas autoritarios, que amenazan a las sociedades democráticas y modernas
En estas horas cruciales para nuestro país, nuestra gran responsabilidad es defender nuestra independencia e instituciones.