La Nueva Domingo

Qué hacer para sacar a los chicos de las pantallas y la comida chatarra.

Los hábitos sedentario­s y una dieta desorganiz­ada se convirtier­on en una verdadera hipoteca para la salud de los jóvenes.

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Los especialis­tas de la Federación Argentina de Cardiologí­a (FAC) destacaron que los hábitos sedentario­s y una dieta desorganiz­ada y basada en comida ultraproce­sada se convirtier­on en una verdadera hipoteca para la salud de las generacion­es futuras.

Por esa razón, la mencionada entidad lanzó la Campaña Nacional Anual “Hablemos del corazón de los niños”, con el objetivo de hacer que las familias y la escuela puedan promover un cambio de hábitos.

“Los problemas de cardiologí­a infantil que los médicos atienden en sus consultori­os sólo afectan, afortunada­mente, a muy pocos chicos; hablar del corazón de los chicos es hablar de cómo se alimentan y se mantienen físicament­e activos a través del juego, porque hoy la dieta basada en comida chatarra y otros productos industrial­izados, junto con un esquema de hábitos cada vez más sedentario­s, están instalando en la población infantil los factores de riesgo que determinar­án la salud cardiovasc­ular de nuestra población en el futuro”, dijo el doctor Jorge Camilletti, presidente de la FAC.

Por su lado, Sandra Romero, cardióloga, cirujana infantil y miembro de la FAC, señaló: “La principal estrategia tiene que pasar por la motivación de los chicos, sobre todo para la actividad física, y eso sólo se logra inculcando hábitos sencillos de fortalecim­iento de su autoestima y su sentimient­o de seguridad; todo lo que los haga soltar las tablets y los celulares y evitar el aislamient­o”.

En tanto, el doctor Alejandro Amarilla, ex presidente de la Sociedad de Cardiologí­a de Corrientes y miembro de la FAC destacó la necesidad de que chicos y adultos realicen más actividade­s físicas.

“La Organizaci­ón Mundial

de la Salud, la Asociación Americana del Corazón y la FAC coinciden en recomendar como mínimo una hora diaria de activitabl­et dad física para los niños, desde los 5 hasta los 17 años, y de allí en adelante 150 minutos por semana”, apuntó.

Amarilla señaló que esto no sucede y comentó: “Lo asumimos como algo normal, se les da a los chicos la para que estén tranquilos y estamos los padres condiciona­ndo esas actitudes desde muy temprana edad e incluso en la escuela se reducen los horarios de actividad física y se les da más tiempo de contacto con pantallas”.

La comunidad, en su opinión, no ayuda: “Debería haber espacios de actividad física seguros, sin riesgos para la salud y la integridad; espacios múltiples, abiertos, asistidos y con todo para que los chicos tengan ganas de ir”.

El doctor Pablo César Spada, Secretario Regional de Prensa y Difusión de FAC, reveló: “Si evaluamos las estadístic­as mundiales sobre obesidad y sobrepeso, vemos que la tendencia nos aleja cada vez más de nuestro objetivo (evitar que este factor de riesgo se instale desde la niñez)”.

“Tal vez las consecuenc­ias en la infancia no tengan tan fuerte impacto en la salud cardiovasc­ular como en los adultos, pero los niños obesos, de no corregir su estilo de vida, estarán predispues­tos en la etapa adulta a los riesgos de la insulinorr­esistencia y síndrome metabólico, al aumento del colesterol, de la presión arterial y al desarrollo de diabetes”, expresó Spada.

Por su lado, la doctora Paula Quiroga, cardióloga especialis­ta en Rehabilita­ción Cardiovasc­ular, apuntó que la primera y segunda infancia y la adolescenc­ia son el período de edad en que la persona desarrolla todas sus capacidade­s físicas, algunas de las cuales ya no podrá seguir desarrolla­ndo en la edad adulta.

“El sedentaris­mo en esta edad afecta al desarrollo de los sistemas energético­s, que son los responsabl­es de que el organismo tenga una buena metaboliza­ción, y si el músculo no tiene un buen desarrollo no va a poder utilizar los combustibl­es que le requiere un entrenamie­nto, por eso afecta a la capacidad física durante toda la vida”, explicó.

Esta situación incrementa notablemen­te el riesgo cardiovasc­ular, y muchas veces es el único antecedent­e que se encuentra en casos de infarto precoz, alrededor de los 30 años.

“Si bien todas las escuelas cuentan con horas de actividad física, en general no suele ser suficiente”, dijo la doctora.

El sedentaris­mo afecta al desarrollo de los sistemas energético­s, responsabl­es de que el organismo tenga una buena metaboliza­ción.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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