Adicciones: resultados de un estudio encienden alarmas en Bahía Blanca
DIAGNÓSTICO CON ENCUESTAS A CASI 700 PERSONAS DE CINCO SECTORES
La principal conclusión de un informe de 158 páginas que realizaron Salud Mental y Adicciones y Epidemiología y Calidad del municipio, sobre consumo, es que la ciudad está por encima de la media nacional en cuanto a las personas que ya probaron la marihuana y la cocaína. El relevamiento incluyó centros de salud y escuelas secundarias. Otros números preocupantes: la ingesta regular de alcohol y la casi nula búsqueda de auxilio. Para el licenciado Hugo Kern se impone cambiar el abordaje, con menos internaciones y tratamientos breves y grupales.
El estudio incluyó encuestas anónimas y voluntarias a casi 700 personas de 5 sectores distintos de nuestra ciudad.
El abuso de sustancias es un problema y una preocupación constante, más aún cuando se conocen datos como los que arrojó un estudio realizado en nuestra ciudad, que determina un porcentaje superior a la media nacional para el consumo de marihuana y cocaína.
“Nos preocupa y nos hacer pensar en cómo hay que estar preparados para trabajar y recibir esta demanda en las instituciones de salud y en todos los dispositivos, como una forma de ir preparándose para lo que viene”, dijo el licencia
do Hugo Kern, jefe del Departamento de Salud Mental y Adicciones de la Secretaría de Salud del municipio. .
“La Nueva ” tuvo acceso al estudio de 158 páginas que realizaron, para el periodo 2017/18, el área a su cargo y el Departamento de Epidemiología y Calidad.
Se tuvieron en cuenta casi 700 encuestas (anónimas y voluntarias) en 5 sectores de la ciudad, dirigidas a personas de entre 12 y 65 años.
Se trata, por un lado, de hombres y mujeres que concurrieron a Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS) y a la guardia del Hospital Municipal y, por otro, de estudiantes de 1º a 6º año de escuelas secundarias.
Esta “ventana epidemiológica”, como se la denomina, determinó que el 19,6% de los consultados en los CAPS admitió haber probado cannabis en algún momento de su vida y el 13,7% señaló que consumió cocaína.
Un estudio nacional, realizado en 2017 sobre la misma población -y publicado por la Sedronar- determinó un porcentaje de 17,4% en la experimentación con marihuana y 5,3% en la restante sustancia.
“En función de la magnitud de la problemática, hay que estar preparados con nuevas técnicas de abordaje, tratamientos más breves y grupales”, consideró.
También sostuvo que “las personas piensan muchas veces que la única alternativa es la internación, pero hay que pensar proyectos que sean más accesibles. Estamos hablando de sectores de la población que requieren una respuesta acorde a su vida y a la forma en que la encaran. Es decir, no romper los vínculos en los cuales se encuentran insertos”.
Los datos del relevamiento realizado sobre estudiantes secundarios bahienses determinó que el 31,2% probó marihuana alguna vez y que la edad de inicio se ubica en los 13 años.
En ese momento de la adolescencia también se ubicó el 11,7% que dijo haber probado cocaína.
Explicó Kern que este fenómeno no se circunscribe a un sector específico del territorio bahiense.
“Es un problema globalizado, que está relacionado con las condiciones de vida. Una primera lectura tiene que ver con lo que se llama estrategias de afrontamiento. Es decir, cuando una persona está viviendo una situación que no es satisfactoria, que resulta frustrante por distintas razones, sociales, económicas o familiares, hay formas de enfrentar el estrés que esto provoca. Algunas lo hacen a través del deporte o diferentes actividades, mientras que otras encuentran en el uso de sustancias una forma de enfrentarlas”, comparó.
Alcohol, el otro flagelo
El titular de Salud Men
tal y Adicciones de la comuna manifestó que “el principal problema se da con el alcohol”, donde los porcentajes son similares a los registrados a nivel nacional.
En las dependencias sanitarias relevadas, casi el 81% señaló haber consumido
alguna vez bebidas alcohólicas y el 33,2% dijo ser bebedor activo.
En las escuelas, el primer índice subió a 88,3% y el 55,5% admitió consumirlo de manera regular.
“Respecto del alcohol se debe hacer una diferencia
entre el usuario y quien tiene un uso problemático, que representa un porcentaje alto”, sostuvo el especialista.
A modo de ejemplo, detalló que cuando manejás un auto después de tomar estás generando un uso problemático “porque aumentas el riesgo y no tenés percepción del mismo”.
“Hay que trabajar en las campañas de reducción del daño o los problemas asociados. No incentivar tanto la abstinencia, sino la responsabilidad en el uso de las sustancias”, continuó Kern.
También dijo que el consumo de bebidas alcohólicas está preocupantemente naturalizado en la sociedad.
“La mayor parte de la población considera que el uso de cocaína es riesgoso, porque no está naturalizado. Esto no pasa eso con el alcohol”.
“Culturalmente lo tenemos como un elemento más de la vida recreativa, dándose un uso festivo de la sustancia. La característica principal es que el consumo resulta episódico y abusivo”, afirmó.
La ilusión de la solución
Más allá de los índices de utilización de sustancias, el estudio también abarcó consideraciones respecto a la forma en que perciben la problemática, los motivos
que llevan a una persona a utilizar drogas y la búsqueda de ayuda.
Un 85,2% de los encuestados en las unidades sanitarias refirió que en su barrio hay personas con problemas relacionados al consumo de sustancia.
El 76,8% sostuvo que a esta situación la consideran “muy grave o bastante grave” y que las causas que la desencadenan tienen que ver con problemas familiares, de inclusión social, educación, salud y seguridad, entre otros.
“El uso de la droga tiene aparejada la ilusión de solucionar algunos de los problemas que la vida nos plantea. Esto provoca una situación ilusoria de bienestar y una no modificación de las condiciones concretas de vida”, opinó el profesional.
Del mismo modo, la mayoría de los encuestados sostuvo que resulta fácil conseguir marihuana y cocaína en los sectores donde viven.
En el caso de los jóvenes, el 26,6% también cree que los problemas de índole personal son la puerta de entrada al consumo de sustancias. Un 19,5% asoció esta conducta con el placer y la diversión, mientras que un 16% indicó que quienes lo hacen están informados, pero no les im- porta el efecto que pueda tener esa conducta.
Consultados acerca de la forma en que actuarían frente al ofrecimiento de una sustancia, la mayor parte dijo que no aceptaría ninguna de ellas, a excepción del alcohol: la mitad aseguró que lo probaría por curiosidad.
Negación, temor y vergüenza
Un dato no menor que arrojó el estudio resulta el hecho de que “el 90,3% de los jóvenes que presentaron algún consumo refirió nunca haber buscado ayuda”.
Algunos tomaron esa postura “por no querer” auxilio y otros, en menor medida, “por miedo o vergüenza”.
“La persona que tiene problemática con la droga muchas veces es fuertemente discriminada o asociada con paradigmas de la delincuencia. Esto se da con todas las sustancias, pero está potenciado con las ilegales”, afirmó Kern.
“Muchas veces se demora la consulta, el fenómeno aparece oculto y retrasa la llegada de la persona a los dispositivos de ayuda y tratamiento, que es lo importante. En cambio, se incentivan los dispositivos persecutorios. Vivimos con un esquema de pensamiento como sociedad con un fuerte carácter punitivo”, opinó.
Necesidad de comunicar
Un amplio porcentaje de los estudiantes evaluados refirió no contar con una persona o ámbito dentro de la institución educativa al que pudiera recurrir frente a esta problemática.
En el mismo sentido respondieron cuando se les pidió señalar un lugar de referencia en su barrio.
Una situación similar se registró en los CAPS, donde casi un 70% mencionó desconocer espacios que trabajen esta temática dentro del sector.
“Hay que trabajar mucho más en la difusión. Pareciera que la información alcanza, por eso es muy importante comunicar y difundir. Falta mucho para hacer en este aspecto. El sistema público muchas veces esta sobrecargado, pero fundamentalmente lo que necesita es que llegue a quienes lo necesitan”, admitió Kern.
En este sentido, el licenciado sostuvo que “Bahía Blanca tiene un sistema de atención primaria de la salud muy extendido, de hecho, parte de las encuestas se hicieron en estos lugares, donde circulan unas 100 mil personas al año”.
“Se piensa que en esos lugares se va solamente a hacer los controles pediátricos y ginecológicos, y la consulta de salud mental es muy reducida”.
Finalmente, Kern destacó la necesidad de “readecuar las instituciones de salud a los problemas de la comunidad”.
Entre los estudiantes consultados, el 31,2% admitió haber probado alguna vez la marihuana. La edad de inicio: 13 años.
Nueve de cada 10 jóvenes que consumieron sustancias aseguraron en la encuesta que nunca buscaron ayuda.
La mayoría de los que nunca buscó ayuda lo hizo "por no querer". Otros, en menor medida, "por miedo o vergüenza".