“La gente ayuda, pero no tiene plata”
Mario, pringlense de 39 años, vive hace seis en Bahía y, luego de una breve experiencia en un empleo formal apenas arribó, se dedicó de lleno a la venta ambulante de golosinas y artículos de librería.
“Trabajo más que nada en el centro, camino mucho, no me quedo quieto. Está re complicado, la verdad que es el peor momento que recuerde”.
“La gente ayuda, es solidaria y me compraron de todas las clases sociales, pero ahora no hay plata. Cuando hay plata, la gente compra, compra y compra, yo antes vendía diez cajas de alfajores por día, ahora vendo una, imaginate”.
“De por sí, las ventas venían cayendo en lo que iba del año, pero después de las elecciones aumentaron los precios y ahí las ventas bajaron drásticamente. Al no tener familia a cargo y vivir solo, por ahora logro llegar a fin de mes, con techo y comida. Por ahora”.
“Tengo la intención de conseguir un trabajo en blanco, de hecho tiro currículums por todos lados, la otra vez fui en colectivo hasta la Coca-Cola, pero actualmente estoy en tratamiento psicológico y psiquiátrico, y este rubro me permite trabajar y seguir adelante con ambos, así que no sé. El día de mañana, si logro el alta, veré qué hago”.
“Mis tratamientos son por una adicción que tuve, por eso estoy medicado. La mayoría de los que vendemos en el centro somos adictos en rehabilitación, el trabajó me ayudó totalmente a poder salir”, celebró el hombre.