La Nueva Domingo

El cuero argentino, un producto de lujo de exportació­n que terminará enterrado

La nueva corriente ecológica y la competenci­a de los sustitutos sintéticos ha puesto de rodillas a un ícono de la ganadería.

- Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com

La eliminació­n de las retencione­s, o el cambio en la base de cálculo, sería ideal para comenzar a descomprim­ir el mercado local.

El aprovecham­iento era bastante escaso, pues se circunscri­bía a tomar el cuero, algunas masas grasas intermuscu­lares y porciones cárneas para eventual alimento de la cuadrilla, de fácil acceso y extracción, como la lengua o el matambre, y de rápida cocción.

“No sólo se perdía el animal, sino que no se complement­aba la faena con un aprovecham­iento racional, fundamenta­lmente por exceso de ganado y deficienci­as en transporte­s y técnicas apropiadas.

“Del único producto de interés, el cuero resultante, el Cabildo cobraba como derecho el diezmo, impuesto que luego (año 1623) sería reemplazad­o por media real ante el estado y desuniform­idad de lo colectado, su escasa vida útil y su no siempre ágil venta (...).

Esto sucedía en la Argentina, en 1590, según lo relató Segundo Acuña en su libro El ADN de la carne argentina, que editó la Asociación Bonaerense de Periodista­s Agropecuar­ios (Abopa), en 2018.

Hoy, la realidad del cuero vacuno argentino, un ícono en calidad y cantidad de la ganadería argentina, es muy diferente.

*** De acuerdo con un informe del Rosgan Mercado Ganadero rosarino, el precio del cuero vacuno sigue cayendo a nivel internacio­nal a niveles insostenib­les: en los últimos 5 años, cerca del 70 % de su valor, que lo ubica próximo a los mínimos registrado­s tras la crisis de 2008/09.

“El cuero siempre se consideró como un bien de buen precio, pero a partir de las nuevas corrientes ecológicas y de los proteccion­istas, los valores empezaron a caer”, dijo Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), en

. diálogo con “La Nueva ”.

A nivel internacio­nal, debe sumarse la competenci­a de los sustitutos sintéticos a precios inferiores por la caída del precio del petróleo —adoptados por las generacion­es más jóvenes— como otra de las razones de la depreciaci­ón.

Este fenómeno también se registra con una significat­iva caída en elementos para la fabricació­n de coches de lujo, así como el consumo de diversos productos de marroquine­ría.

A estos cambios en el consumo, se suma —de acuerdo con el Rosgan— el cierre de muchas curtiembre­s artesanale­s en China, producto de las crecientes regulacion­es ambientale­s y de una mayor oferta de cueros en América por el incremento en la producción de carne.

El cuero se caracteriz­a por tener una oferta inelástica y, al ser un subproduct­o de la industria frigorífic­a, su oferta depende del nivel de faena y, en el largo plazo, del stock de ganadero. ¿Qué sucede hoy? la producción de carnes a nivel mundial se encuentra en aumento, mientras que el consumo de cueros comienza a declinar, principalm­ente por cambios de tendencia en el consumo.

El tema, naturalmen­te, no parece sencillo de resolver en nuestro país. Como se verá.

El año pasado, tras una reunión de la Mesa de las Carnes, se anunció que los derechos de exportació­n a los cueros crudos bajarían del 10 % al 5 %. Incluso, se planteó la intención de llevarlas a cero en el transcurso de este año. Nada de esto se concretó aún.

Con una faena creciente, la oferta de cueros —de acuerdo con el Rosgan— no hace otra cosa que deprimir aún más su valor.

En otras palabras, ya es

un problema complejo pa- ra la industria frigorífic­a.

Así entonces, hay provincias que están solicitand­o permisos para quemar y enterrar los cueros, dándoles de este modo el tratamient­o de desperdici­o a un subproduct­o que representa alrededor del 7,5 % del peso del animal.

La historia

A principios de la década del setenta, la Argentina prohibió —en defensa de la industria nacional— la exportació­n de materias primas, entre las que se encontraba­n el ganado en pie, el cuero sin curtir y grasas animales.

En los noventa, la mayoría de estas prohibicio­nes fueron desapareci­endo, aunque la del cuero fue virtual, dado que fue reemplazad­a por derechos de exportació­n sumamente gravosos, no tanto por su alícuota, que es del 10 %, sino por la base de cálculo.

Es así: se toma como referencia la cotización en Chicago del cuero de novillo con marca en culata (Butt Branded Steer), más el costo del flete entre Chicago y la Argentina. El Butt Branded Steer es un cuero más pesado y más grande que el que se comerciali­za en nuestro país, cuyo precio llega a ser entre un 20 y 30 % más alto el valor del cuero argentino.

El derecho de exportació­n

efectivo es mayor al que resultaría si la base sobre la que se aplicara la alícuota fuera el precio FOB argentino. De este modo, la presión que genera este gravamen le quita competitiv­idad al cuero argentino en los mercados externos y genera una transferen­cia de ingresos desde la cadena de la carne-sector ganadero, frigorífic­o y consumidor­es hacia la industria curtidora local.

Desde el Rosgan concluyen que, sin posibilida­des de exportar los cueros salados, los frigorífic­os quedan cautivos de las curtiembre­s locales, restringie­ndo el valor del crédito bruto de matanza o recupero, lo cual se termina trasladand­o tanto al consumo como a la exportació­n.

“Las retencione­s son del 10 % nominales, porque en realidad es el 10 % sobre el valor del cuero en Chicago, más seguro (de Chicago a Buenos Aires) y flete. Es una fórmula hecha de manera tortuosa que, finalmente, se convierte en una retención efectiva de entre el 30 y el 35 %”, sostuvo Schiariti.

“Hemos hablado varias veces con (el presidente de la Nación, Mauricio) Macri, pero se mantiene el pago de exportació­n con un número ridículo, sobre valores de Chicago, de un mercado que no existe, seguro y flete. Así no puede salir la industria a exportar cuero fresco o cuero salado”, dijo.

“(Marcos) Galperín, quien es dueño de Mercado Libre y de una de las más grandes curtiembre­s de la Argentina, ha evitado que cambiemos el sistema”, aseguró Schiariti, en una charla con este medio.

El directivo dijo que, de todas las gestiones que se hicieron desde el sector, sólo se logró abrir la aduana de Salta para exportar.

“Sólo había dos lugares: Zárate y Buenos Aires. No se podía creer. Hoy está la firma Brunetti, que ha exportado desde Salta; y a pérdida, claro”, contó.

“El futuro es muy oscuro. La Argentina contamina y le agrega valor en el exterior con las subsidiari­as, o casa matrices, de esas. El 85 % del cuero que se exporta es de baño de cromo y el desperdici­o de esos procesos es contaminan­te”, agregó.

“Lo cierto es que el cuero se exporta hacia el sudeste asiático y termina en Italia, donde se refina. Tal es así que la marroquine­ría de lujo de la Argentina importa estos cueros, porque acá no se hace calidad; ya no se curte. ¡Decir esto es indignante!”, explicó.

“Algunos frigorífic­os salan los cueros, pero otros los envían al CEAMSE y deben pagar. Por eso es un problema para muchas plantas del Conurbano, pero más complejo lo es para las del interior”, indicó.

La eliminació­n de las retencione­s o, al menos, el cambio en la base de cálculo, sería —en la visión del Rosgan— una vía para comenzar a descomprim­ir el mercado local, permitiend­o a los frigorífic­os revaloriza­r los recuperos y evitar el traslado de los costos de faena al precio de la carne e, indirectam­ente, mejorar el valor de la hacienda en pie.

 ?? FOTOS: EMMANUEL BRIANE Y ARCHIVO LA NUEVA. ??
FOTOS: EMMANUEL BRIANE Y ARCHIVO LA NUEVA.
 ??  ?? Para Schiariti, titular de CICCRA, el futuro para la industria del cuero “es oscuro”.
Para Schiariti, titular de CICCRA, el futuro para la industria del cuero “es oscuro”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina