Los hábitos saludables pueden evitar el riesgo de la demencia.
“Uno puede ser capaz de reducir sustancialmente el riesgo de demencia individual al llevar un estilo de vida saludable”, dicen los especialistas.
Tener antecedentes familiares de enfermedades neurodegenerativas es un factor de riesgo para el desarrollo de las demencias asociadas a la edad.
Pero la ciencia todavía intenta descifrar hasta qué punto pesan esos antecedentes sobre la posibilidad de que una persona desarrolle efectivamente alguna forma de demencia. Para ello se pregunta si es posible que ciertos hábitos de vida saludables contrarresten
el riesgo potencial que supone nuestra carga genética.
Un reciente estudio responde que sí, que hábitos como llevar una vida físicamente activa, no fumar, observar una dieta saludable y equilibrada o beber alcohol -solo en forma moderada- pueden reducen el riesgo de que una persona con antecedentes de enfermedades neurodegenerativas desarrolle demencia.
“Nuestros hallazgos son emocionantes porque muestran que podemos tomar acciones para tratar de desactivar nuestro riesgo genético de demencia”, comentó la doctora Elzbieta Kuzma, investigadora de la Escuela de Medicina de la Universidad Exeter, de Inglaterra.
“Llevar un estilo de vida saludable se asoció con una reducción del riesgo de demencia independientemente del riesgo genético de desarrollarla”, agregó la prtofesional.
“La enfermedad de Alzheimer es en la actualidad la forma más común de demencia y la edad avanzada es el principal factor de riesgo, mientras que el segundo es el factor genético”, comentó la doctora Verónica Somale, médica neuróloga y jefa del Servicio de Neurociencias Cognitivas de INEBA.
“Por lo general, los casos esporádicos se presentan en forma tardía por el paso de los años y se dan en personas mayores de 60 años, mientras que los casos de inicio temprano (en menores de 60) suelen estar asociados a antecedentes familiares”, agregó la especialista de nuestro país.
Visión menos fatalista
Junto a su colega David Llewellyn, la doctora Kuzma analizó los registros de más de 196.000 personas mayores de 60 años de edad, de las que se contaba con información sobre las enfermedades de sus antepasados, y que al momento de comenzar el estudio no tenían diagnóstico de demencia.
El estudio llamado U.K. Biobank enroló a voluntarios entre 2006–2010, y los siguió clínicamente hasta 2016–2017.
Los investigadores calcularon el llamado “score de riesgo poligenético” de cada uno de los voluntarios, el que, en sus palabras, “mide la carga individual de variantes genéticas comunes asociadas con la enfermedad de Alzheimer y el riesgo de demencia”.
Una de ellas, por ejemplo, es a variante E4 del gen que codifica la apoliproteina E, que se sabe que aumenta tres veces el riesgo de demencia si una persona hereda una copia, y hasta 15 veces si hereda dos copias de ese mismo gen.
Asimismo, Llewellyn y Kuzma calcularon un “score de estilo de vida saludable”, que se basaba en si la persona fumaba, hacía ejercicio, llevaba una alimentación saludable y si bebía en forma moderada.
Los hallazgos que arroja el estudio fueron presentados en la Conferencia Anual de la Asociación del Alzheimer en Los Ángeles, Estados Unidos y se publicarán en el “Journal of the American Medical Association”.