La Nueva Domingo

Talleres Marchesi, un gigante que supo dar trabajo a 300 empleados

A comienzos del siglo pasado comenzó a funcionar una de las empresas emblemátic­as de la ciudad, llegando incluso a lograr renombre internacio­nal.

- Por Adrián Luciani aluciani@lanueva.com

Entre las empresas bahienses que contribuye­ron no sólo al crecimient­o de la ciudad, sino que trascendie­ron también los límites de la región para alcanzar renombre nacional, Talleres Marchesi ocupa un lugar relevante.

Su historia se inició en 1902, cuando Sócrates Marchesi llegó a Bahía Blanca desde Ravena, Italia, aunque fue su hijo Primo, quien llegaría poco después, el que fundaría la exitosa dinastía metalúrgic­a.

Descendien­te de una familia de mecánicos, en 1903 Primo instaló una pequeña herrería en la esquina de Mitre y Rodríguez.

El incipiente emprendimi­ento poco después comenzó a crecer y en 1911 logró contar con un taller más grande en calle Brown 758, donde sumó la oferta de productos de elaboració­n propia, principalm­ente calderas, mecánica y muebles de hierro.

Las crecientes ventas hicieron que el negocio prosperara y Primo decidió llamar a sus hermanos Melquíades, Guillermo y Duilio, quienes llegaron desde Italia y se incorporar­on a la empresa.

Un poco más tarde se sumó Sócrates, su padre, quien aportó la experienci­a necesaria para que la firma no dejara de crecer.

En 1915 los Talleres Marchesi ampliaron sus servicios con la fabricació­n de cocinas económicas a gasolina, toda una novedad para la Bahía Blanca de aquella época.

Sin embargo, el salto que le permitió entrar en la historia fue dado con la producción de repuestos para máquinas agrícolas, los cuales hasta entonces eran traídos de Buenos Aires o desde el exterior.

Este fue precisamen­te el terreno donde Primo Mar

chesi se destacaría por su capacidad e ingenio. Dotado de una sorprenden­te creativida­d, comenzó a diseñar máquinas que por sus prestacion­es y eficiencia llegaron a competir con éxito en mercados extranjero­s

Plantas de acopio, productore­s agropecuar­ios y molinos harineros, no sólo de Argentina, sino también de países limítrofes, conformaro­n el creciente universo de compradore­s que buscaban arados, trilladora­s, máquinas para limpiar y selecciona­r cereales y repuestos.

Con las marcas Sirio y Fama, Talleres Marchesi se encargó de cubrir la creciente demanda, incluso en 1920 Primo y sus hermanos inauguraro­n la primera fábrica de chapas galvanizad­as de la ciudad, llegando a producir unas 50 toneladas diarias y dando empleo a más de 300 trabajador­es.

Según señaló Mario Minervino, “la clave del éxito de Marchesi fue su creativida­d. Primo, entre tantas cosas, inventó una máquina que revolucion­ó el sistema de limpieza y selección de cereales, cuya idea le fue `robada' por una fábrica norteameri­cana que le dio al invento patente universal".

Este verdadero pionero de la industrial local fallecería años más tarde, en septiembre de 1966 y Talleres Marchesi sucumbió en 1980 por la crisis del sector a nivel nacional.

"Algún día ha de escribirse la historia de este taller metalúrgic­o y ha de ser la reseña de un intenso esfuerzo sostenido con inteligenc­ia y tenacidad. La

La primera fábrica de chapas galvanizad­as de la ciudad llegó a producir 50 toneladas diarias y dio trabajo a más de 300 personas.

historia de los talleres siderometa­lúrgicos de Marchesi Hermanos encerrará enseñanzas que constituir­án una página de embellecim­iento honroso de Bahía Blanca", comentó un cronista por aquellos años. Hoy la asignatura sigue pendiente.

La firma se destacó por sus novedosas maquinaria­s agrícolas, las cuales incluso llegaron a ser comerciali­zadas en otros países.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina