La Nueva Domingo

Desocupaci­ón: estamos peor que en otras ciudades del interior

La crisis económica afectó al comercio, que es el principal empleador bahiense, lo que explica la peor performanc­e frente a aglomerado­s de importanci­a similar.

- Francisco Rinaldi frinaldi@lanueva.com

Con el principal empleador local muy afectado por la crisis económica y una menor importanci­a del sector público como dador de trabajo, que las cifras de desempleo bahienses arrojen peores resultados frente a aglomerado­s como San Luis, San Juan o Neuquén no es una sorpresa.

Así, mientras en el aglo- merado Bahía Blanca-General Cerri (BBC) el desempleo -definido como la gente que busca sin éxito un trabajo- fue del 9,5 por ciento, San Luis, San Juan y Neuquén, exhibieron tasas de desempleo que son la envidia de más de un bahiense: 5,4% para la ciudad patagónica, 3,3% para la puntana y 2,3% para la fundada, allá por el 1.562, por Juan Jufré.

¿Por qué Bahía Blanca tiene, a simple vista, un peor cuadro laboral frente a ciudades de una importanci­a relativa similar?

La primer respuesta a este interrogan­te es casi obvia: como Bahía no es cabecera de provincia, la presencia de empleados públicos es menor frente a los aglomerado­s objeto de esta comparació­n.

De esta forma, mientras en Bahía Blanca el 25% de los trabajador­es asalariado­s se desempeña en entidades o empresas del sector público, en Neuquén lo hace un 33% y en San Juan un 32%.

Ni que hablar en el caso de San Luis, donde el 55% de los puntanos se desempeña en la actividad pública, de acuerdo con cifras del INDEC para el primer trimestre de este año.

Y el hecho de que gocen de mayor estabilida­d laboral frente a los trabajador­es del sector privado -la inmensa mayoría en la ciudadexpl­ica en parte las diferencia­s en la tasa de desocupado­s, favorables a las otras ciudades.

Pero no es lo único. En nuestra ciudad, la crisis económica, caída del poder adquisitiv­o del salario y del consumo interno mediante, afectó duramente a su principal empleador, el comercio, responsabl­e de entre el 18 y el 20% del empleo privado local, de acuerdo con cifras oficiales.

En Neuquén, el sector petrolero genera el 17% del empleo directo privado registrado, y posee, incluso, un importante “derrame” hacia otros sectores de la economía de esa ciudad, llegando, incluso, hasta sus vecinas de otras provincias.

“El sector petrolero motoriza otros sectores proveedore­s tanto dentro de la cuenca neuquina como fuera de ella. Se han expandido y han ingresado al mercado empresas de servicios para abastecer a las operadoras, con un efecto movilizado­r importante”.

“Inclusive, las empresas del sector pujan en el sector laboral por los mismos recursos, aumentando la remuneraci­ón promedio de la provincia y, por lo tanto, afectando la competitiv­idad de otros sectores de la cuenca neuquina (el caso más evidente es el frutihortí­cola, aunque el turismo y otros sectores más chicos también sufren consecuenc­ias)”, señala el economista bahiense Pablo Besmedrisn­ik.

Y agrega: “en la provincia de Neuquén los salarios de los empleados petroleros más que duplican al promedio del provincial privado registrado”.

“Si se incluyera el empleo público y el no registrado la brecha es enorme. Los altos salarios del sector petrolero se terminan transmitie­ndo al resto de la economía provincial, tanto es así que el promedio salarial de los empleados privados registrado­s de la provincia de Neuquén es casi un 60% superior al de la provincia de Buenos Aires”.

La alta demanda, la escasez de oferta de personal calificado en forma suficiente, y el alto costo de los recursos humanos genera dos impactos inmediatos: por un lado, la migración

En Neuquén, el sector petrolero genera el 17% del empleo directo privado registrado, y posee, incluso, un importante “derrame”

de profesiona­les a la región y, por el otro, la externaliz­ación de servicios y provisione­s en otras locaciones.

“Por ejemplo, la fabricació­n de maquinaria­s, la asesoría en el terreno de la ingeniería, servicios logísticos e incluso administra­tivos desde otras localidade­s suele ser una alternativ­a competitiv­a para las empresas con centro de gravedad en Neuquén”, dijo el analista.

Más participac­ión

Hay otro rasgo distintivo de la economía bahiense, sobre todo, en comparació­n con la de San Juan y la de San Luis: la tasa de actividad, calculada como la proporción de la Población Económicam­ente Activa (PEA) respecto a la población total, alcanzó al 48,4%, una participac­ión por encima de la media nacional y sustancial­mente más alta que la de aglomerado­s como San Juan y San Luis.

Esta brecha de participac­ión no ha sido una excepción de este trimestre, sino un hecho manifiesto de que en nuestra localidad, hay mayor proporción de la población dentro del mercado de trabajo (ocupada o buscando un empleo).

“Dada la mayor participac­ión no debería sorprender que la tasa de desempleo en Bahía Blanca– Cerri, de acuerdo a lo relevado por INDEC, se sitúe por encima de los aglomerado­s de comparació­n. Por su parte, la tasa de desocupaci­ón se encuentra por debajo del desempleo para el total de aglomerado­s urbanos del país (10,6% de la PEA)”, explicó a La Nueva el economista cordobés Gerardo García Oro, del Instituto para el Estudio de la Realidad Argentina y Latinoamer­icana (IERAL), con sede en la capital mediterrán­ea.

Por otra parte, dentro del bloque de ocupados, y concentran­do el foco sobre la población asalariada, otro indicador de relevancia (en cuanto a la calidad del empleo generado en cada localidad) es la tasa de informalid­ad laboral, que es el porcentaje de asalariado­s a los que no se le realizan los respectivo­s aportes al sistema jubilatori­o.

Para el caso de Bahía Blanca – Cerri, la tasa de informalid­ad nuevamente se encuentra por debajo de la media nacional (30% versus el último 34,5% informado relativo al segundo trimestre de 2019) y sustancial­mente por debajo de San Luis y San Juan (en ambos casos, por encima del 40%).

Pero no pasa lo mismo cuando se incluye en la comparació­n a Neuquén, donde la tasa de actividad resulta similar a la bahiense (48,3%) y la de empleo no registrado mucho menor (26,9%).

“Este diagnóstic­o permite concluir que, si bien la situación ocupaciona­l en la localidad no transita por su mejor momento (se enfrenta a una tasa de desocupaci­ón más alta y mayor informalid­ad laboral entre asalariado­s), los resultados aún conservan brechas de desarrollo del mercado laboral relativa en comparació­n con otras localidade­s del país”, advierte García Oro.

Ante este cuadro de menores oportunida­des laborales, el cuentaprop­ismo surge como una alternativ­a para muchos bahienses.

Y tal parece que es ese el caso, donde cada vez más trabajador­es inician actividade­s independie­ntes, la mayoría de las veces, por necesidad. Las cifras lo reflejan: según el último Boletín de Estadístic­as Laborales de la UNS, el cuentaprop­ismo ya explica más del 20% del total ocupado en la ciudad a 2018, frente a un 18% en 2014.

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FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
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